Xi Zhiheng se congeló. La palabra «abandonar» era como una daga afilada en su corazón; nunca pudo garantizar cuándo se quitaría esta daga, ni tampoco podía garantizar que nunca la abandonaría. El corazón de Xi Zhiheng le dolió repentinamente. Frunció el ceño y acarició la cabeza que estaba enterrada en su pecho.
Anoche, el mayordomo Liu había investigado los detalles de la pelea de Yan Anmo en la escuela y recuperó una copia de las imágenes de vigilancia. Fue entonces cuando Xi Zhiheng descubrió que Yan Anmo había crecido. La distinción entre hombre y mujer había aparecido en su mundo.
La chica estaba empezando a desarrollar otros sentimientos además del afecto familiar. Se sonrojó cuando vio aquel chico que se llamaba Su Ci y cuando incluso dejó que otro hombre, aparte de él, la abrazara. Esta era la principal razón por la que Xi Zhiheng estaba disgustado, pero no estaba dispuesto a admitirlo. Así que, en vez de eso, cambió su enfoque.
—Yan Anmo, cuando pelees en el futuro, recuerda ser despiadada —dijo de repente Xi Zhiheng.
Yan Anmo se quedó en blanco y levantó la cabeza con confusión.
—Cuando alguien te intimida, debes luchar. Pelea con todas tus fuerzas y no muestres ninguna piedad.
La mirada seria de Xi Zhiheng se reflejó en las pupilas de Yan Anmo. Sus ojos llorosos ya eran encantadores cuando era niña; ahora que había crecido, eran aún más. Una ligera chispa apareció en el corazón de Xi Zhiheng, casi produciendo una corriente eléctrica.
—Puedes intimidar a los demás, pero los demás no pueden intimidarte a ti, ¿entendido?
Las palabras cortas y simples viajaron a los oídos de Yan Anmo y ella dejó de llorar. Nunca esperó que Xi Zhiheng dijera algo así.
—Tío Siete, ¿no estás enfadado conmigo? —preguntó mientras lo miraba fijamente.
—Estoy enfadado porque mi Anmo fue intimidada.
«Mi Anmo fue intimidada». Estas cuatro palabras fueron grabadas a la fuerza en el corazón de Yan Anmo. El calor la hizo temblar, pero no quiso parar. Sin embargo, no tenía idea de lo ridículo que estas cuatro palabras sonarían muchos años después.
—Me iré al extranjero esta noche, recuerda llevar tu teléfono contigo todo el tiemp. — Xi Zhiheng debía volar la noche anterior, pero debido a su incidente, fue reprogramado para esa noche. Yan Anmo, por su parte, estaba acostumbrado a la apretada agenda de Xi Zhiheng. Pero, cada vez que se iba al extranjero, ella temía especialmente que hubiera una tormenta eléctrica.
—Bien, esperaré con paciencia a que vuelvas —le contenstó mientras enterraba su cabeza en el pecho de Xi Zhiheng y retorcía su cuerpo de forma coqueta.
El cuerpo de Xi Zhiheng reaccionó a eso y se puso rígido al instante. Aclaró su garganta, fingiendo que no había pasado nada, y empujó a Yan Anmo mientras pasaba junto a ella.
—Baja a comer.
En la escuela.
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