El Idiota De Mi Jefe (COMPLETA) romance Capítulo 11

Cada día que pasa me lleno de preguntas y sin ninguna respuesta, no se porque la idea de querer mucha a una persona que no sea tu madre te aterra, yo tenía miedo a esto que siento pero... Ahora que me han dicho por qué de estos sentimientos una pequeña felicidad me invade.

Por que no estoy enferma y no me moriré, algo loco que llegue a pensar al experimentar estos cambios.

Pero... ¿Porqué Luke? De Miles del hombres tenía que ser este, sus cambios de ánimos me asusta, me asusta vivir en persona algo igual de lo que paso en su oficina.

Mi padre era alcohólico y siempre cada que llegaba a la casa bien borracho le pegaba a mi madre a mi hermano y a mi, yo me atormentó ver a mi padre pegando a mi madre de una forma que es inexplicable de decir para mi madre en el hospital o mi hermano más que nos defendía.

Cuando llegue a una cierta edad, un día me puse en medio de mi madre y mi hermano ya estaba artá de que mi padre sea a si siempre llegue a pensar que si le ayudamos podría dejar el alcohol pero no, recibí golpes, puñetazos, gritos pero lo que más me dolió fue que yo le pegaba a mi padre eso es lo que más me dolía en el alma, pero no tenía de otra por proteger a mi madre y mi hermano haría lo que sea.

Hasta que se enfermó y murió lo queríamos a pesar de todo lo queríamos pero el eligió vivir a si, y lo echo, echo está.

Aún sigo teniendo pesadillas reviviendo esos feo recuerdos que llegue a pensar que se habían esfumado pero no, aún siguen ahí vivos y atormentando me.

Miraba la chimenea, el fuego quemando a la madera y rechinando, hace unas horas que la lluvia apareció y para ir a mi casa no se podía, Luke le avía llamado Miles de veces a Carl pero no respondió.

Tenía un baso con chocolate bien caliente por el frío, Luke estaba a mi lado cada quien en su mundo, le avía llamado a mi madre para saber cómo está y que llegaría tarde a casa por el clima, ella al saber que estaba con Luke me dijo que no avía ningún problema que tardará lo que quisiera que se sentía muy bien, y por la voz lo creo pero aún a si le hable a la vecina por cualquier cosa.

Mi taza emanaba de lo caliente que estaba el chocolate daba tragitos chiquitos por qué la me avía quemado la boca más de dos veces.

Mire a Luke de reojo y note que estaba perdido en sus pensamientos me di la oportunidad de ver le bien, sus ojos negros cafés, sus grandes pestañas que envidio mucho su cabello todo alborotado y su barba esa barba que me hace experimentar muchas cosas, mire sus labios todos carnosos y poco rosados.

¿Cómo sería besarlo?

Amanda tiene mucha suerte por tener lo en su vida, apresar de ser un menso e idiota que se la pasa molestado es un chico fantástico divertido, siempre sonríe y tiene un gran corazón.

¿Porque se fijaría el en Amanda? Si es guapa y todo pero fuera de eso es una chica que ¡Dios! darías todo por enviarla a la luna o a Júpiter.

Siendo sincera la odio, desde el momento que la ví en el edificio y me echo patas a la calle un odio crecio en mi.

Resopló y me doy cuenta que Luke me está mirando.

—¿Que? -pregunta.

—Nada. -desvío la mirada y me concentro en mi café.

—Nada, eh... -lo miro- parece que estabas admirando a esta obra de arte.

—Si una obra de arte que llegaría a la basura.

Suelta una carcajada y otra vez me quedo admirando su hermosa sonrisa.

—Es divertido molestarte Lili.

—Si, lo eh notado -lo fulminó con la mirada.

—Jajaja, eres un caso.

Lo ignoro y sigo tomando mi chocolate, miro la ventana y noto que la lluvia se hizo más fuerte.

—No podrás ir a casa con este clima -dice- más cuando es un huracán.

Hago una mueca y saco mi celular para enviar le un mensaje a mi madre que no llegaré por la tormenta.

—No quiero molestarte -bajo la voz- pero...

—No te preocupes, la habitación para huéspedes es toda tuya, ya te avía dicho Lili que no eres una molestia para mi -sonrie.

—Gracias.

Terminamos nuestro chocolate caliente y subimos a las habitaciones.

Caminamos por un gran pasillo que en vez en cuando me paraba al ver los cuadros de pintura colgando.

—Aqui es -abre la puerta.

Me quedó mirando el cuarto es bien hermoso, tiene una gran ventana que da a un bosque y una cama matrimonial, un armario grande y una mesa de escritorio.

—Que lindo cuarto -entro y miró cada detalle.

—Que bueno que te guste, mi cuarto es el tercero cualquier cosa no dudes en ir a preguntar me, ahí ropa en el armario para que te sientas más cómoda.

—Gracias.

Asiente y sale de la habitación cerrando la puerta tras el, mequeda un rato parada en medio de la recamara y decido por cambiar me.

Abía una pillama que consistía en una blusa de tirantes y un pantalón.

Me cabio y me voy a la cama, pienso en mi madre en como estará si bien o mal.

Mi celular vibra y lo tomó rápido, era un mensaje de ella.

Está bien hija, no te preocupes, la señora Miele no para de venir a ver cómo estoy, pero tú no te preocupes estoy de maravilla mi niña, descansa y saludame a Luke.

Sueña lindo, mamá.

Sonrió y apagó mi celular para dejarlo en la mesita de noche, las sabanas estaban suaves y el colchón es bien cómodo, es casa de Luke después de todo.

Mirando la gran ventana me voy quedando bien dormida.

Todo estaba oscuro solo la luz de la luna iluminaba el lugar, la calle estaba de cierta.

Miraba las casa y podría notar que hace años que nadie vivía aquí, caminé tranquila mirando el lugar era como un pueblo fantasma, el olor a algo muerto me invadió y un miedo se hizo presente.

Hacía frío y sentía que alguien me estaba mirando, un ruido de un vidrio romperse se escucha no muy lejos camino a donde Provino ese sonido y veo una casa de dos pisos un carro viejo con los vidrios de la ventana rotas y sin llantas estaba en el estacionamiento.

Mi piel se puso de gallina al recordar la casa, era la casa donde vivía con mi madre y mi padre.

Un grito desgarrador se escucha a dentro y corri a la puerta la habro lentamente, y un sillón maltrato y una televisión rota en la entrada.

Pasos en el segundo piso se escuchan y subo lentamente, cada paso que daba el miedo se apoderaba en mi.

Entró a la primera habitación y grito.

—¡No! ¡No, mamá!

Estaba tirada en el suelo con un gran charco de sangre, me pongo de rodillas alado de ella y la tomo en mis brazos.

—¡Mamá habré los ojos!

Una risa me pone los pelos de gallina y miró a mi lado, más lágrimas y gritos hago al ver el cuerpo de mi hermano ahi tirado.

—¡No!, ¡No, por favor!.

Veo de reojo como algo se mueve en la esquina de la habitación.

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