Hoy es el primer día en esta hermosa ciudad donde las calles están repletas de gente y mucho ruido, el clima frío y poco de calor.
No me quejo para nada con tan solo que el ruido no arruiné mi siesta todo está de maravilla.
Salí de mi cama y lo primero que hice fue ir a la habitación de mi madre, ahora que solo éramos dos tenía que estar más al tanto de ella.
Mi madre padece de cáncer, es difícil para ella y no mucho para mí salir adelante con esto, pero nunca me rindo sigo las instrucciones del doctor al pie de la letra algo sorpréndete la verdad ya que cuando me enfermo no hago lo que el doctor me indica.
Mi madre no es como la mayoría de la gente que al enterarse de que tienen cáncer caen en una depresión y no luchan, ella siempre está feliz y alegre siempre dice que vencerá esto y todo acabará siempre es así de positiva y eso... Eso me encanta de ella.
Toqué la puerta dos veces y no la abrí hasta que un "adelante" se escuchará del otro lado.
Abrí la puerta y ahí estaba sentada en la cama tapada con los cobertores y un libro en su regazo, sus ojos verdes me miraron y de ellos vi tranquilidad y alegría, una sonrisa apareció en su rostro y eso me contagió.
—Hola, mamá ¿Cómo amaneciste? -me acerco a ella para darle un beso en la frente.
—Bien, mi niña -su voz se escuchó un poco ronca.
—Ya te tomaste tu medicina, acuérdate que dentro de cuatro días tenemos cita con el doctor.
Una risa leve salió de sus labios y negó con la cabeza, su mirada paso de mi al libro que tenía en sus manos lo cerro y lo dejo a un lado.
—Lili, deberías salir y distraerte, no estar aquí cuidándome.
—Sí, saldré, pero a buscar un trabajo, mamá tú eres mi prioridad, sí.
—Hija…
Acomodo su almohada que tenía en la espalda y las sábanas igual. No es que no quiera ir a pasear y ver los alrededores, pero cada que salgo cada minuto que pasó lejos de ella me preocupo y mucho. Hay cosas más importantes que estar haya afuera perdiendo el tiempo valioso.
Salí de su cuarto y fui a la cocina a por un vaso de agua y su medicina, regresé a la habitación y se los di.
—Iré a una entrevista de trabajo, si algo pasa no dudes en llamarme, está claro.
—Pareces mi madre cada que dices eso -hace pucheros- está bien hija tu vete tranquila no te preocupes.
Asentí y le di un beso en la mejilla como despedida, salí de su habitación y fui a la mía, me tomé una ducha rápida -con agua fría para variar- al terminar no corrí a mi armario para ver que ropa usaría hoy ya que se encontraba colgando de un gancho en la puerta de mi armario la ropa que usare hoy, me alegra mucho tener la costumbre de preparar las cosas un día antes para así no estar a la ultima hora corriendo de un lado para otro buscando cualquier cosa que necesite.
Salí de nuestro departamento y fui al elevador, la entrevista era dentro de dos horas aún tenía tiempo, pero aquí en Nueva York nunca se sabe cómo estarán las calles.
Las puertas se abrieron y entre me vi en el espejo y me maquillé un poco. Mire mi celular más de una vez ya que mi hermano me había dicho que hoy vendría a vernos, él ya está casado y con una familia, me ayuda mucho con mamá, él quiere que viva con el pero mi madre se reúsa ya que según ella será una carga y ahí entró yo.
Suspiró y con ello se abren las puertas salgo y en el recibidor no hay nadie abro la puerta y la brisa choca con mi rostro, estaba haciendo frío, pero no tanto para traer cinco chamarras encima tuyo.
Mire por la calle a ver si pasaba un taxi, pero nada, pasó unos minutos y uno se aproximaba lo paro y subo a él le di la dirección donde sería la entrevista y tomamos rumbo. Nunca quite la vista a la calle había mucha gente y muchos carros, el cielo se encontraba nublado.
Al estar atontada perdida en mis pensamientos y viendo afuera no me di cuenta que ya habíamos llegado, le pagué y bajé del carro, un gran edificio se encontraba enfrente de mi era enorme que hasta me marreo al intentar ver hasta dónde acaba. Tomé camino a dentro y una chica alta con un vestido vino me atendió en el recibidor.
—Buenos días, en qué puedo ayudarle -su voz era suave y delicada.
—Buenos días, tengo una entrevista aquí para... -abrí un papelito y se lo di- secretaria.
Ella lee el papel y una sonrisa agradable apareció en su rostro.
—Sí, toma el elevador y en el piso 25 es donde tiene que ir.
Le di las gracias y tomé camino, me arreglé un poco para estar bien presentable. Este no es el primer trabajo que tengo, pero hay que estar bien arreglados, aun así.
La puerta se abrió en el piso y empecé a camino, puede observar una mini sala, con una mini cafetería, al fondo una gran puerta se alzaba al techo acompañada por un escritorio a su lado, cuando avancé una chica rubia, con lentes y tés morena apareció y pude observar el parecido con la chica anterior.
—Ah... Disculpe -la chica alza la mirada- tengo una entrevista.
—¿Por el puesto de secretaria? -pregunta a lo que yo asentí- el señor Evans en unos momentos te atenderá, por lo mientras puede sentarse en aquel sofá –me sonríe- y bueno por si quedas me llamo Samantha.
—Encantada, soy Lili.
Samantha es una chica linda y buena, me contó un poco de qué es lo que hacen aquí y por lo que llevo escuchándola esta empresa tienen una revista donde publican variedad de cosas y una cantidad inmensa de hoteles muy importantes por todo el país y en otras partes del mundo.
Pasó unas largas horas hasta que el elevador abre sus puertas y sale un chico de unos 23 años de edad y con toda prisa, su mirada estaba fijos en unos papeles que traía en la mano y podía ver cómo balbuceaba en voz baja quien sabe qué.
—Señor Evans - lo detiene Samantha antes de que entrara a la oficina- ya está aquí la chica quien viene por el puesto de secretaria para el señor Luke.
—Que pase.
Y con eso se mete en la oficina, Samantha me hizo una señal para que entrara, le di las gracias y toque dos veces hasta que escuche un "adelante" abrí la puerta, puede ver que la oficina era enorme con una gran ventana donde se podía ver con toda claridad la ciudad –de seguro el atardecer se vería espectacular en esta oficina- cerré la puerta detrás de mí y caminé un poco, el señor Evan se encontraba sentado moviendo unos papeles de un lado a otro.
—Dios, lo siento mucho no fue mi intención. - me agaché y tomé con mis manos su brazo que estaba rojo- enserió lo siento mucho.
Estaba bien atenta viendo su brazo que no me di cuenta cuando el hombre tenía su mirada encima mío.
Me gire a verlo y casi me quedo sin oxígeno era un tipo muy atractivo, tenía barba y un cabello que Dios, sabe cómo lo hace para darle un aspecto de Dios griego, sus ojos negros no se despegaron de los míos sentía como mis mejillas tomaban un color carmesí.
Nerviosa, desvío la mirada parándome a laves, el hace lo mismo, llevaba un pantalón de mezclilla descolorido y una playera gris pegada dejando ver su cuerpo bien musculoso.
Tuve que tener una gran fuerza para dejar me mirarlo como tonta.
Mirando a un punto "x" Lili, solo hazlo –me repetía una y otra vez en la cabeza.
—Lo, siento mucho -mi voz se escuchó tan baja que dudo que me allá escuchado.
—No te preocupes, no fue muy fuerte el golpe.
Apenada doy unos pasos atrás y tomo el carrito saliendo de ahí lo más rápido posible por si cambia de parecer el tipo y decide montar una escena oh que se yo.
Seguí buscando las cosas y cuando ya tenía todo fui a cajas, había mucha gente formada así que busqué una donde haya pocas personas para llegar rápido a casa hasta que vi uno, ya formado y esperando mi turno miraba las cosas que llevaba y luego la lista comprobando que estuviera todo ya que no quiero sorpresas a la hora de que este guardando las cosas en casa y ver que me falto uno o dos cosas por comprar.
Pasó un rato que sentí como que alguien me estaba observando, mire a todos lados hasta que me topo con él, sus ojos negros como la noche, el solo movió su cabeza y yo hice lo mismo como un ¿Saludo? Bien quién sabe, pero solo moví mi cabeza.
Seguí en lo mío hasta que siento a alguien de tras de mí
Por favor que no sea el
Gire un poco mi cabeza y si, era el con su carrito y sus brazos cruzados en su pecho me gire rápido y estuve rezando un rosario para que la cajera se apurara y me atendiera.
Llegó mi turno y ponía atención que no se sobrepasarán pasando dos veces el mismo producto.
—Son $250.
pagué con tarjeta y firme tomé mis cosas y salgo rápido de ahí y tomo el primer taxi antes de que lo ganen.
Ya en casa acomodé las cosas y fui a ver cómo se encontraba mi madre, al ver que estaba bien fui a la cocina a preparar algo de comer y pasar el resto del día viendo películas.
Fue un día loco y el de mañana tengo el presentimiento que estará peor. Pero a ver qué nos tiene preparado el día de mañana.
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