El Joven Secreto romance Capítulo 19

Al comienzo no asimilo la información, no logro entender nada. Lo siguiente que mi mente se niega a hacer es aceptar que aquella noticia tiene relación alguna conmigo, más específicamente sobre el hecho de si el Samuel cuyo nombre resuena en mi cabeza es el mismo al que le decía "te amo" repetidas veces tan solo un par de días atrás. Cuando finalmente caigo en la realidad dura en la que me encuentro parada, noto que estoy muda y mis manos tiemblan de inseguridad.

- Tengo que ir al hospital.

Mía: Si, tranquila. Mañana vas, yo voy con vos, no te preocupes.

May: ¿Mañana? Vos estás loca, ya mismo (anuncio para luego ponerme de pie y correr hasta el placard).

Mía: Pará May, no te precipites. No podemos.

Ignorándola por completo, saco una campera negra poco abrigada y un gorrito de lana gris.

Mía: May.

May: ¿Qué?

Pregunto, mientras me acomodo el gorro, tratando evitar despeinarme.

Mía: Tu papá (me volteo y levanto las cejas). Está en casa, ¿te olvidás?

May: ¿Y?

Mía: Vamos mañana, hoy es imposible.

May: Yo decido que es imposible para mí y que no (me encamino a la puerta). Creeme que lo que menos me importa en este momento es el carácter insoportable de mi viejo.

Mía: Pero...

May (me doy la vuelta, interrumpiéndola): ¿Venís o no?

Mía (sonríe): No vas a cambiar nunca.

May: No tengo en mis planes eso por ahora.

Mía: Y no lo tengas nunca, vamos.

…

Al corroborar la falta de personas en la sala, elegimos la puerta trasera como única salida alternativa.

En el exterior no hace tanto frío como me esperaba, por lo que ni siquiera siento la necesidad de usar la campera que llevo en mano.

Mía: Estamos al horno.

May: ¿Por?

Mía: Mirá adelante.

Cambio la dirección de mi mirada, encontrándome con...

May (suspiro): Pero ¿qué hace este acá?

Mía: Es tu casa, yo que sé.

May: Siempre se va al portón delantero después de las diez.