En un instante, un vaso de agua caliente fue arrojado de repente, cayendo justo en el pecho de Isabel.
Saltó al ser quemada, y la bofetada que iba a darle a Nina no llegó a su destino.
"¿Quién fue? ¿¡Quién me echó agua caliente?!"
Isabel estaba furiosa, miró hacia abajo y vio a Ángel con el vaso vacío en la mano.
No pensó en nada más, se abalanzó sobre él agarrándole el cuello de la camisa, como si quisiera darle una bofetada.
Sin embargo, la mano que movió en el aire fue detenida por Alba y sintió un dolor agudo como si le estuvieran apretando los huesos.
"Cuando no estoy, te aprovechas de mis hijos, tantos años han pasado y sigues siendo tan irrespetuosa."
Alba la apartó bruscamente, se inclinó y abrazó a Ángel y a Nina.
Isabel se quedó furiosa, dando patadas.
Señaló a Nina y gritó: "¡Tu hija le ha dado una bofetada a mi hijo! O me dejas darle una bofetada a ella, o tú misma la golpeas".
Alba se giró y vio la marca de la bofetada en el rostro de Daniel.
Pero Nina nunca lastimaría a alguien por iniciativa propia.
"Mamá, no es culpa de mi hermanita", dijo Ángel, "Daniel la insultó primero, la llamó muda y hasta la escupió".
La voz de Ángel estaba llena de auto-reproche.
El abuelo lo había enviado a preguntar algo sobre un chip, se fue por menos de cinco minutos y cuando volvió, encontró a su hermana siendo molestada.
Todo era su culpa, otra vez había hecho que su mamá se preocupara...
Al escuchar las palabras de su hijo, Alba se llenó de furia.
Había dos cosas que no podía tolerar, que alguien llamara a sus hijos bastardos y que se burlaran de la enfermedad de Nina.
Y el comportamiento de Isabel había violado ambas cosas.
"¡Pum!"
El sonido claro de una bofetada resonó en la sala.
Isabel, con los ojos abiertos de par en par: "¡Tú, te atreviste a golpearme, te voy a matar!"
No le importó su imagen, corrió como una loca a estrangular a Alba.
Alba inmediatamente se apartó e Isabel cayó al suelo, golpeándose la cara.
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