El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 131

Edward en su oficina esa tarde tiene en sus manos los resultados de las biopsias de los dos espías que fallecieron en los pasillos de su empresa.

Aunque no aparece nada raro en su sistema, se pueden leer altas cantidades de sodio y azúcar, como si hubieran comido muchos dulces antes de ver a Edward en esa noche...

Lo cual le parecía increíblemente raro, pues eran hombres que debían mantener un físico impecable, por lo cual mantenían una dieta estricta, tanto como la que Edward mismo mantenía.

"Esto es muy raro..."

Piensa Edward mientras deja los papeles en su escritorio para después sentarse de nueva cuenta en su silla giratoria.

Contempla desde los amplios ventanales de su oficina la ciudad con su ajetreo habitual.

Aunque en ese día en particular, había menos personas y autos en las calles, lo cual era algo inaudito para ser día laboral.

Cerró los ojos un momento hasta que Sandra tocó levemente su puerta.

"Adelante"

Edward dijo mientras gira lentamente hacia la puerta para recibir a su secretaria.

"Señor Situ, necesita algo más?"

Casi es hora de que Sandra se retire, Ram el abogado de Lorelay la espera en el lobby de la empresa para llevarla a cenar y después a su departamento.

Sandra jamás imaginó que ese hombre que se veía tan obtuso y serio fuera tan buen amante en la cama.

Tal vez no hablaba mucho durante la cena o durante el viaje en su auto  blanco del año, pero si que era un amante excelso en la cama.

Siempre tenía trucos bajo la manga, la besaba como si fuera la última cosa que fuera a hacer en la vida, le robaba el aliento, la dejaba sin fuerzas.

Ese hombre le había secuestrado completamente el alma y el corazón.

Ahora no se imaginaba la vida sin él.

Solo imaginaba su vida siendo su novia, su amante, su mujer y esperaba ser su esposa algún día.

"Investigaste lo que te pedí?"

Edward le había pedido como favor especial que investigara los números de la empresa de diseño desde que Lorelay se la había quitado.

Sandra asintió antes de acercarse al lujoso y lustroso escritorio de madera fina de Edward para dejarle un sobre color amarillo claro frente a él.

"Si jefe."

"Esta información me la compartió Ram, quien no tuvo ningún problema en darme también el nuevo nombre, razón social y demás cosas de la empresa..."

"Jefe, lamento decirlo pero los números de la empresa de diseño no dejan de subir."

"El Señor James tiene en puerta compromisos para diseñar casas de celebridades, empresarios exitosos y alguno que otro millonario anónimo."

Comenta la chica con cierto tono de tristeza por Edward

"Pero en definitiva, la empresa de diseño tiene más clientes y contratos."

"Los cuales no se tuvieron en el pasado cuando usted tomó la dirección de la empresa."

Sandra no siempre es tan directa con su jefe, pero en esta ocasión no solo quiere darle perspectiva en ese asunto.

Ella también quiere, como partidaria de la abuela Situ, que Edward se de cuenta que no siempre tiene las mejores ideas.

Y que puede hacer alianzas para su bien.

"Tu y Ram siguen juntos?"

Edward cuestiona sorprendido al escuchar que Ram, el abogado que detesta y que forma parte del equipo legal de Lorelay le hubiera dado la información de tan buena gana.

"Si jefe, compartimos información solo de empresas cuando es estrictamente necesario."

"No mezclamos vidas personales con trabajo."

"Cuando salgo de aquí tanto él como yo solo somos Sandra y Ram."

Edward asintió ante su responsable y madura respuesta.

"Muy bien."

"Sandra no olvides llevarte las flores y enviárselas a mi abuela..."

En la mesa más alejada de la oficina de Edward un enorme ramo de flores con canasta elegante exudan frescura a la oficina con su delicado aroma.

Cuando se levantó esa mañana, Edward decidió atacar a Lorelay con toda la artillería pesada para poder conquistarla, del modo que fuera.

Había ordenado cafés especiales para ambos, un arreglo de frutas en forma de flores y ese enorme ramo de flores que habían llegado puntuales a su oficina a las diez de la mañana.

Pero por más que trató de comunicarse con Lorelay en ese día, su celular solo le daba la misma contestación...

"El número que usted marcó no se encuentra disponible o está fuera del área de servicio..."

Estaba harto de escuchar esa voz de mujer robotica que siempre le contestaba.

Se tomó los dos cafes con indignación, compartió el arreglo frutal con Sandra y una clienta que tuvo que atender personalmente

Las flores las había reservado hasta el final del día, resistiéndose a la idea de que Lorelay no iría a su oficina contigua ese día.

"Jefe, se las haré llegar lo antes posible."

"De hecho tal vez pase a dárselas yo misma, no se preocupe por eso."

Sandra tomó la canasta pesada de flores y hojas verdes, el aroma la embargó tanto que no pudo evitar soltar un suspiro cuando las tuvo por completo en sus manos.

Ram no era muy detallista con ella y tal vez podría usar este arreglo de flores para poder mostrarle que es lo que quería de vez en cuando.

Esa idea la hizo sonreír.

Edward observó como un destello mortal se asomó en los ojos de Sandra y reconoció esa sonrisa malvada.

Pero no dijo nada, no era de su incumbencia la vida privada de su secretaria.

Su secretaria es muy buena en su trabajo.

Reservada, suspicaz y amable, siempre dispuesta a ayudarlo en todo, por lo que lo apreciaba bastante.

"Pase buenas noches Señor Situ."

Sandra sale de la oficina sonriendo de oreja a oreja mientras sus tacones resonaban en el pasillo vacío, pues hacia mas de treinta minutos que los empleados incluso de vicepresidencia se habían retirado por el día.

Cuando el ascensor abrió sus puertas, Ram se encontró con su hermosa novia cargando un enorme ramo de flores exquisito.

El chico se dirige en su ayuda quitandole el pesado arreglo floral de las manos.

Sandra le agradece poniéndose de puntillas para besarlo delicadamente en la boca mientras observa la expresión seria y estoica de Ram.

"Nos vamos ya bebé?"

A Sandra le encanta decirle de esa forma a Ram, porque sabía que lo enloquecía un poco.

Pero a Ram también le gustaba que ella le dijera asi cuando estaba aprisionada entre el suave colchón y su duro cuerpo masculino.

"Explica esto."

Inquiere secamente Ram negándose a moverse hacia la entrada giratoria de la empresa.

"Cual es el problema?"

Sandra se muerde la lengua para contener la sonrisa que amenaza delatarla.

Su expresión se vuelve serena y hasta como de sorpresa ante las palabras de Ram.

"Explica esto."

Señala el chico el gigantesco ramo de flores.

"Quien te lo dió y porque?"

Sandra sabía que ha picado su anzuelo por lo debe ser cuidadosa de no jalarlo demasiado o se podría romper y no conseguiría su preciado premio.

"Eso no debería molestarte."

"Vamos tengo hambre, solo son flores."

Responde seria la chica tratando de tomarle la mano para encaminarlo a la salida.

Ram la jala hacia él dejando las flores en el mostrador cercano.

"Sabes que no son solo flores Sandra."

"Dime ahora quien te las dió, porque voy a romperle la cara por pretender a mi mujer."

Esa declaración hizo que Sandra arqueara la ceja izquierda de forma dramática por su posesividad de Ram.

"Ram, no te molestes."

"Son lindas, jamás he recibido un arreglo como este y..."

Sandra no pudo terminar de hablar porque Ram celosamente molesto la acorraló contra la pared de la entrada y puso ambas manos a los costados de Sandra.

Este movimiento sorprendió a la chica, pues jamás esperó una reacción tan violenta de parte de Ram, que siempre es más bien seco y cortante.

"Dime por las buenas, si no tendré que averiguarlo por mi mismo y entonces encontrará la muerte."

Amenaza el chico con fiereza.

"Que no te das cuenta que eres mía."

"Eres de mi exclusividad."

"Desde que entraste a mi departamento,

a mi cama,

a mi vida eres mía."

"Yo soy tuyo."

"Jamás he fallado en esa parte."

Sandra puede ver un fuego en los ojos del hombre frente a ella.

Sandra comprende que hay un amante apasionado debajo de toda esa muralla de frialdad que Ram siempre usa en su vida diaria.

Sin perder el tiempo ni responderle, Sandra acerca sus labios y sonríe antes de besarlo de forma ardiente.

Le encanta este arrebato de celos que tiene con ella.

Ram a su vez empuja todo su cuerpo contra ella, demostrándole que ella es suya y de nadie más.

Jadean ambos, gimen en sus labios que los queman a los dos, su pasión los consume, pero aún así, Ram debe saber.

Antes de que abra la boca de nuevo, Sandra pone uno de sus dedos en su boca para decirle suavemente.

"El señor Situ le compró este ramo de flores a tu jefa, pero ella nunca se presentó en la oficina."

"Por lo que ahora me encargo de llevarselas a su abuela."

Sandra contiene la risa cuando la expresión de Ram se relaja soltandolo despacio.

"Creí..."

Ram no tiene palabras para seguir hablando, pues se da cuenta de lo posesivo y celoso que se sintió hace apenas solo cinco segundos.

La idea de otro hombre le regalara flores a ella, un gesto que él no había tenido con Sandra lo enfurecía.

Decidió, mientras tomaba de nuevo el ramo de flores ahora más tranquilo en una mano y en la otra a su novia, que es hora de llevar la relación más seria.

Si bien nunca le había pedido que fuera su novia formal ni nada, esa noche Ram esta dispuesto a reclamarla suya.

No solamente se lo demostraría en su cama.

Le abrió la puerta de su auto como todo un caballero y se dirigieron al restaurante que habían estado visitando en esas salidas juntos.

Edward desde lo alto pudo ver como el auto del abogado se alejaba.

Mientras él mete las manos en las bolsas de su pantalón sonriendo amargamente.

Hasta su secretaria parecía haber encontrado un buen amor mientras él aún no podía encontrar ni una pista de Emily.

Cerró los ojos y recordó cada bello segundo que había pasado con ella...

Sus besos,

sus abrazos,

sus manos,

su cabello,

sus ojos,

su cuerpo suave y cálido debajo de él...

Añoraba todo de ella.

Cuando más concentrado estaba recordando lo bueno, las imágenes de Emily llorando, sufriendo en sus manos, en esa última vez que la ultrajó hasta hacerle de verdad mucho daño...

Hasta hacerla sangrar....

Y aparecieron esas ideas en su cabeza como sus demonios personales listos para darle su propia dosis de tortura extrema.

Abriendo los ojos, Edward desbloqueó su celular.

La imágen de una joven alegre sonriendo alejó sus sombras malvadas logrando que la tormenta de sus pensamientos se calmaran por un momento.

"Emily..."

Edward acaricia cada una de las pocas imágenes que tenía en su celular.

Entonces, la imágen de Lorelay entra en su mente como una intrusa robándole protagonismo a su hermosa Emily.

Esa mujer lo enloquecía casi al limite.

Lo hacia enojar, lo hacía querer obligarla a ser menos mandona.

Le daba ordenes como si ella fuera la jefa y además de todo no le tenía miedo.

Le sostenía la mirada como si tuviera algún derecho especial y elegía no tener cuidado con sus palabras cuando hablaba con extrema franqueza con él.

Su belleza era inegable.

Su arreglo y vestimenta impecable, moderna, bastante sugerente, dejando apreciar sus curvas femeninas sin ser nada vulgar.

Que actitud debería de tener con ella para que dejara de ser tan fría y tratarlo tan altivamente?

Esa pregunta lo había mantenido despierto desde que habían hecho esa apuesta, pues no quería perder su empresa de ninguna manera.

Tomó el sobre que Sandra había colocado en su escritorio y revisó los detalles.

Sus números iban en aumento casi el doscientos porciento de su operación anual mientras Edward la administraba.

Realmente había sido una estrategia genial y devastadora haber invitado a las jóvenes promesas del diseño James y Aurora ese día.

Aurora acapara el mercado de ropa, joyería,

cosmética natural y belleza,

detalles únicos pinturas,

tarjetas virtuales y personalizadas entre otras muchísimas cosas más.

Mientras que James tiene esas pinturas geniales y esculturas que por si mismas se cotizan y valoran en cientos de miles de dólares.

Arrojando los documentos en su escritorio, Edward se quita el saco, se desabrocha las mangas de su camisa quitándose los gemelos de plata que lleva puestos arrojandolos en el escritorio antes de ir a su cantina.

Sirviendose un vaso de infusión relajante, Edward respira para controlarse.

Considera quedarse ese día a dormir en su empresa, pues no tiene nada de ganas de regresar a su casa donde la soledad lo golpea de manera más deprimente.

En su oficina al menos podía ver un poco de movimiento de las personas y autos.

Marcó un numero y comenzó a sonar del otro lado los tonos de llamada, solo dos antes de que sonara la voz cansada de su amigo.

"Dime Edward."

La voz de Paul parecía haber envejecido unos cinco años en esos días pocos días en el hospital junto con Carolina.

Eso le hizo preguntarse a Edward si de verdad Paul por fin podría haber encontrado a la mujer que lo pusiera de una vez por todas en su lugar.

"Como se encuentra Carolina?"

Un suspiro largo y extenuante cruzó la línea antes de que Paul pudiera hilvanar algunas palabras.

"Ayer estuvo muerta un par de minutos..."

"Pero pudo regresar de donde estaba.."

"Edward no sabes lo duro que fue verla morir frente a mis ojos..."

"Sentí que mi vida también acababa."

Ambos hombres guardaron silencio por unos minutos incapaces de decir nada mas.

Que podría decirle Edward para tratar de traerle algo de paz a su atormentada alma?

Paul mismo no había tenido palabras para consolarlo después de que Emily salto de esas rocas ese dia fatídico.

Lo único que pudo hacer fue permanecer a su lado con su mano en su hombro, compartiendo su dolor con él.

"Pero ahora está despierta y tengo mas miedo que antes."

"Tengo miedo de su venganza, de su retribución, de todas las cosas horribles que me hará."

"Sabes algo?"

Paul de repente tosió al notar que su voz se quebraba un poco y bajó su tono, pues aún esta en la misma habitación que su amada.

Quien gracias a todos los santos en el cielo, se ha quedado dormida tan pacíficamente después de observarlo detenidamente con un brillo en los ojos y una sonrisa disimulada en sus labios.

"Lo que ella me haga cuando este recuperada lo asimilare, todo..."

"No haré nada para poder evitar mi castigo."

"Este será mi más grande karma."

"Aunque me mate, moriré feliz en sus manos."

Edward también pudo entender eso.

Si Emily regresara en ese momento y quisiera torturarlo de la misma manera que él lo había hecho, Edward moriría feliz en sus manos.

No la detendría y aceptaría todo sin reproche alguno.

Ambos hombres se lo merecían.

Los dos habían sido unos imbéciles insensibles y estúpidos por no haber valorado y confiado en las mujeres que tenían frente a sus ojos.

"Comprendo."

"Mantenme informado de alguna novedad."

"Debes saber que tenemos dos espías muertos, los envenenaron de una forma nueva."

"Envié los resultados a Daniel Black para que nos de una explicación del método que usaron."

"Cuando regresarán Tommy con Lía al bunker?"

Cuestiona Edward.

Paul no sabía ni en que día vivía desde que estaba en el hospital con Carolina pero parecía recordar algo de eso.

"Me parece que hoy por la noche o mañana por la noche..."

Responde Paul sin saber con certeza si son ciertas sus palabras.

"La verdad no sé Edward."

"Nada me importa ahora más que ella."

Paul habla observando a Carolina mientras duerme.

Su rostro aún esta muy hinchado y amoratado.

"De acuerdo, lo averiguaré y me encargaré de contratar otros espías."

Edward tenía intención de colgar pero Paul tenía la necesidad de decirle algo.

"Edward debes de saber algo pero es secreto..."

"Algo acerca de Lorelay."

Edward al oír el nombre de la chica puso toda su atención al celular para preguntarle.

"Que hay con ella?"

Cuestiona Edward a Paul.

Justo en ese momento un fuerte sonido de estallido y la onda expansiva golpea con calor el edificio de Edward y los edificios aledaños.

Edward fue tomado por sorpresa, pero ante el sonido corrió a refugiarse a su habitación privada para esperar a que pasara la conmoción.

"Edward?"

"Edward?"

que carajos pasó?"

"Edward, respóndeme!"

"Edward, que pasó?"

"Nosotros también sentimos esa explosión!"

"Edward háblame idiota!"

Paul esta comenzando a preocuparse de verdad porque esa explosión se había sentido demasiado cerca, demasiado fuerte, demasiado ruidosa.

Paul cubrió con su cuerpo a Carolina mientras el piso y el edificio retumbaba por el sonido y la onda expansiva.

"No se que pasó."

"Averiguaré y te diré que pasó."

Fue toda la respuesta que Edward le dio a Paul para después terminar la llamada.

Edward llamó a sus hombres mientras por el enorme ventanal observa un hermoso, tetrico y definido hongo de fuego a la lejanía.

Él no tiene idea de que pasó, pero una cosa es segura.

Esa explosión no es un accidente, tenia que ver con explosivos potentes.

Que conflicto se estaría gestando en la ciudad a esa hora que requería esa clase de explosión tan contundente?

Los vehículos de emergencia pasaron haciendo sonar sus temidas sirenas, algunas personas de otros edificios y en las azoteas también se asomaban.

Parecía que todo el mundo estaba interesado en lo que había ocurrido.

En YouTube no tardaron en aparecer videos de personas que habían captado el momento por accidente, ya sea haciendo videos o subían videos después de la explosión.

"Edward estás bien?"

Su abuela pregunta mientras que Edward observa en su pantalla de la oficina los videos.

Una imágen lo dejó frío.

Reconoce un auto que había estado viendo en esos últimos días...

"Si abuela y tu estás bien?"

Pregunta Edward mientras se pasa la mano por la cara tratando de reprimir el sentimiento de perdida que experimenta en ese momento.

En la imágen congelada un auto blanco ardía incontrolablemente junto a otro auto antiguo mientras los bomberos luchan por apagar los incendios!

***By Liliana Situ***

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