El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 17

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En el concurrido Aeropuerto de la ciudad una hermosa niña corría entre la multitud hacia las tres personas que la esperaban con impaciencia.

"Abuela, Hermano, Primo!"

Gritó Elizabeth lanzándose a los brazos de su abuela y Carl al mismo tiempo.

"Pero niña, ten cuidado en como abrazas a la Abuela."

Exigió Carl.

"La puedes lastimar."

Carl le reprochó a su prima mientras la abrazaba fuertemente haciendola girar en el aire.

"Carl, no!"

"vas a hacer que me mareé!"

Entre risas Elizabeth pidió a su primo Carl.

Elizabeth se aferró a su cuello mientras le besaba numerosas veces las mejillas.

Cuando sus pies tocaron el suelo, Elizabeth volteó a ver a su hermano.

Muy seria lo saludó con un casi inexistente beso en la mejilla.

"Vamos a casa, tengo algo más que hacer."

Demandó Edward.

"De acuerdo mocoso."

"Ven mi niña, deja que la abuela te consienta."

La abuela Situ extendió su mano hacía su adorada nieta.

Mientras caminaba hacía el auto la voz autoritaria de la abuela exclamó.

"Edward te esperamos está noche a festejar en mi villa."

"Tienes estrictamente prohibido faltar y ah, la señorita Shirley vendrá también."

Resoplando resignado Edward tomó la maleta de Elizabeth, la metió al maletero del auto con coraje.

Cuando todos estuvieron en sus asientos, Edward arrancó el auto hacia la villa de su abuela.

El viaje fue tortuoso para Edward, pues había prescindido de su chófer y ahora pagaba por ello...

Elizabeth hablaba hasta por lo codos de sus aventuras, sus maestros, amigas, viajes, intereses...

Cosas que a Edward no le interesaba para nada y lo peor del caso es que tanto su primo como su abuela le festejaban sus tonterías...

Y se reían con ella!

Edward en verdad odiaba las "reuniones familiares."

Ryan despertó pot la mañana con un terrible dolor de cabeza.

Se sentía increíblemente mareado, por lo que se levantó con mucha dificultad de su cama para ir a buscar una pastilla contra el dolor.

Busco ropa interior limpia para ponerse y una camiseta de algodón.

La luz del sol le molestaba demasiado y los pequeños ruidos parecían magnificados en sus oídos.

Tenía la boca seca y se sentía sumamente cansado, como si hubiera hecho ejercicio muy vigoroso.

O hubiera levantado pesas de forma intensa.

Cuando llegó al baño, Ryan se lavó la cara y los dientes.

Después de mirarse al espejo se preguntó que carajos le había pasado.

Ryan aún no recordaba con claridad como había llegado a su departamento, pero cuando se sentó en el sillón de su habitación la vío.

Sarah aún dormía desnuda en su cama.

Abriendo los ojos con asombro las imágenes algo borrosas pasaron por su mente.

Ryan se tomó la cabeza con sus dos manos.

"No..no..no...!"

Exclamó Ryan con miedo.

"Dios mío que hice?"

Susurró Ryan terriblemente conmocionado.

"Ryan?"

Sarah había despertado en el momento en el que escucho a Ryan hablar.

"Sarah...yo..."

Ryan no encontraba las palabras que quería o necesitaba en ese momento.

"Oh dios mío, lo siento tanto!"

"Yo estoy sumamente apenado por esto!"

"Perdoname por favor!"

Envolviendose con la sábana Sarah caminó hacía Ryan para tomar la hermosa cara del joven afligido con una de sus manos.

"Ryan, de hecho lo que pasó ayer fue muy hermoso."

Sarah sonrió recordando el placer que le había regalado Ryan durante toda la noche y parte de la madrugada.

"Ryan..."

Sarah bajó el tono de su voz...

"Tengo que confesarte algo."

Ryan se sintió más nervioso aún!

"Yo...aaamm..."

Tartamudeo la chica desnuda frente a Ryan.

"Tu fuiste...el...primero..."

Declaró tímida Sarah.

"Que?"

No solo se había aprovechado de ella, sino que también le había robado su virginidad!

Había hecho casi lo mismo que ese bastardo le había hecho a Emily!

Debido al alcohol, Ryan había hecho un acto reprobable y bajo!

"Sarah tu..."

Tartamudeo también Ryan.

"Entonces, tú...eras...eras..."

Ryan no lo podía creer!

"Si, era virgen."

"Puedes verlo tu mismo en la otra sábana."

Ryan se levantó y pudo ver con claridad una mancha de sangre roja en medio de la sábana color crema de su cama.

"MALDICIÓN!"

Pensó el joven.

"Ryan...señor Ryan..."

Sarah intentó tranquilizar al joven quien se veía sumamente afectado.

"Por favor, no me despidas, no le diré a nadie."

"Tampoco pienses que soy oportunista."

Declaró Sarah.

"Ayer... tú...me pediste que me quedara y yo..."

"Bueno, no quería dejarte solo, te veías muy mal."

"Me preocupe por ti y..."

Sarah se sentó en el borde de la cama genuinamente preocupada.

Si Ryan la despedía, adiós a su jugoso ingreso extra.

"Tu estabas bebiendo mucho, podría haberte pasado algo malo."

Levantándose del sillón, Ryan se sentó al lado de la chica completamente abrumado.

Ryan le había reprochado duramente a Emily que hubiera aceptado tener sexo con Edward.

Ahora con que cara podría exigirle algo a ella cuando Él mismo había hecho lo mismo con Sarah, aunque bajo los efectos del alcohol, claro está.

"Claro que no te despediré Sarah."

Declaró suspirando Ryan.

"Espero no haberte lastimado."

Ryan observó como ella comenzaba a recuperar su ropa del suelo.

"Me diste mucho placer Ryan."

"Te agradezco porque disfruté mucho y..."

Sarah se enredo mas con la sábana cubriendose.

"Creí que tú también habías disfrutado Ryan."

Sarah le dió la espalda a Ryan pues estaba a punto de derramar lágrimas.

Con pequeños pasos, Sarah caminó para llegar al baño y poder vestirse.

Ella ya quería irse de ese departamento.

"Maldición!"

Ryan pronunció.

"El parecido con Emily es impresionante..."

"Porque la habré escogido así?"

Se reprochó Ryan fuertemente.

"Que estúpido soy!"

"Y ahora tengo que afrontar las consecuencias."

Ryan decidió no ser como cierto bastardo hijo de puta.

Pero estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que Sarah de había vestido por completo y salía de la habitación.

"Espera!"

"Sarah por favor Espera!"

Pidió Ryan cuando escuchó los pasos de ella en el pasillo.

"Déjame Ryan."

"No tienes porque fingir que solo fui un acostón una noche de borrachera."

"Se que no me amas, la amas a ella!"

Sarah retorció su mano para alejarse del agarre de Ryan.

"Sarah...no es así, lo lamento."

Ryan se acercó a la chica y noto lágrimas en sus ojos.

"No soy bueno en esto..."

"Pero me preguntaba si tú quisieras ser..."

La voz de Ryan le falló en ese momento.

"Que Ryan, quiero ser que?"

Cuestionó Sarah.

Ella imaginaba que Él le pediría que fuera su amante...

"Quieres estar conmigo?"

"Digo quieres ser mi novia Sarah?"

Mirándolo a los ojos, Sarah lloraba de alegría y tristeza a la vez.

"Lo dices solo porque te sientes culpable Ryan."

Sarah no le creía nada.

"Ya te dije que no diré nada a nadie."

"Solo te pido que no me despidas por favor."

"Mi madre cuenta conmigo, no tengo nadie que nos apoye."

"Y somos pobres las dos."

Sarah se mantenía lo más posible alejada de Ryan.

Ella ya no sabía si en verdad estaba actuando o...

Si estaba externando lo que en verdad sentía.

"No es culpa Sarah, soy totalmente sincero en mis palabras."

Declaró Ryan cerrando la distancia entre ellos dos.

"Quiero comenzar contigo una relación si tú estás dispuesta."

Ryan tomo el mentón dela chica para que lo mirase a los ojos, pues rehusaba su mirada.

"Ryan.. lo dices en serio?"

Cuestionó Sarah.

Ryan afirmó.

"Si...siiii!"

"Te amo!"

Lanzándose a sus brazos Sarah lo besó con amor.

Ella rodeó al guapo joven con sus brazos y se recostó su cabeza en su fuerte pecho.

"Emily, pensé que habías estado aquí ayer..."

"Y que los dos habíamos hecho el amor..."

Fue el último pensamiento de Ryan dejando escapar un suspiro.

Ahora, Ryan abrazaba a Sarah, su nueva novia.

Y secretaria.

Edward ajustaba la cantidad de líquido transparente en la jeringa.

Cuando estuvo en el nivel adecuado se acercó a Emily.

Ella aún estaba desnuda recostada sobre la cama de Edward, cubierta solo con una delgada sábana.

Edward la había sedado y el efecto acabaría aproximadamente en dos minutos.

Lo que traía en la jeringa era una especie de "suero de la verdad" que había perfeccionado junto con su amigo Paul.

Lo usaban para sacar información valiosa cuando las personas, a pesar de la tortura, se negaban a hablar.

Emily comenzó a moverse despacio en la cama.

Ella por fin abrió los ojos e intentó levantarse pero su cuerpo no le respondía.

Movió los ojos buscando algo, pero solo observó a Edward frente a ella.

Emily quiso hablar, preguntarle que estaba pasando pero ningún sonido salió de su boca.

"Buenas tardes dormilona, descansaste bien?"

Edward habló con voz divertida.

"Te preguntarás porque no puedes moverte, bien en un minuto más podrás hablar."

Edward se acomodo en sus silla para ver de cerca ala aterrada jovencita.

"Te inyecté ayer un sedante y hoy quiero que me digas la verdad."

Ordenó Edward con voz dura.

"Como no sé si podré creer lo que me dirás aquí traigo un cóctel para que me digas toda la verdad."

Incapaz de moverse Emily sintió la aguja en su brazo y como el líquido caliente la recorría.

"Mmm..aaayy!"

Por fin Emily pudo hablar muy bajito, sus labios temblaban.

"Ahora responderás mis preguntas."

Edward retiró la aguja del brazo de Emily.

"Si me convence lo que me dices te dejare ir."

"Edward...."

"Que....porque me haces esto?"

Cuestionó débilmente Emily.

"Ayer tu y yo..."

"Estábamos bien no?"

Emily no entendía que había pasado o había hecho ella para que Él fuera tan imbécil con ella!

"Ayer me recordaste porque no debo bajar la guardia contigo nunca."

"Recuérdalo Emily, tú eres mi amante."

"Solo mía, MI AMANTE!"

Exclamó con fuerza Edward.

"Tú cuerpo es mío."

Declaró posesivamente el enfadado Edward.

"Desde esa primera vez en la habitación privada del Club eres solo mía."

"Y tú me obedeces sin chistar."

"Respondeme ahora Emily."

Edward comenzó su interrogatorio.

"Te acostaste alguna vez con Ryan."

"No Edward."

"Tuviste sexo con tu ex- novio?"

"No Edward."

"Solo nos besábamos en la mejilla y nos tomábamos de la mano."

"Nunca me quiso el infeliz."

"Solo fui una apuesta con sus amigos para arrebatarme mi virginidad."

"Pero tu me la arrebataste primero y por ende hiciste que perdiera esa apuesta."

Edward se sintió muy orgullosa y feliz de escuchar eso de labios de Emily.

"De que hablaron Ryan y tú ayer?"

Siguió cuestionando Edward a la joven drogada.

"Me dijo que me amaba y que quería que fuera su novia."

"Yo amé a Ryan cuando era muy niña."

"Ahora ya no lo amo."

"Además siempre tengo mucho miedo de que tú le hagas daño o a su empresa."

Declaró Emily.

"Ryan me ha ayudado con mi padre."

"Maggie me dijo que el departamento donde vivo ahora Ryan, lo compro para nosotras."

"Ryan ha sido muy bueno conmigo."

Emily comentó, pero entonces su faz cambió.

"No como, tu, maldito bastardo guapo."

"Tú me corrompiste por completo Edward."

"Ahora estoy sucia."

"Y no lo merezco."

"No creo que nadie quiera estar conmigo nunca más."

"Tu me haz destruido por completo."

"Comprendes lo que digo maldito Edward?"

"Por ese motivo le dije a Ryan que solo podíamos ser amigos."

"Le confesé que acepté ser tu amante."

"Solo porque me chantajeas con mi padre, maldito sinvergüenza."

Edward se rió al escuchar las divertidas declaraciones de la enfadada Emily.

Se veía tan linda y adorable regañándolo!

"Algo más?"

Inquirió Edward ahogando sus risas.

"Si, que estoy intercambiando mi cuerpo a cambio de que pagues el transplante de mi padre."

"Le dije que me convertiste en tu puta personal."

"Le dije a Ryan que me había enamorado de ti y le rompí el corazón..."

"Nunca lo había visto furioso antes."

Sin poder contenerse Emily comenzó a llorar amargamente.

Edward se sentía feliz, pleno y victorioso de saber que su competidor había sido derrotado por ella misma.

En verdad Emily se había enamorado de Ryan cuando iban juntos a la escuela.

Pero después de que sucediera "eso" se desilusionó de Ryan y dejó de amarlo para siempre.

Al ser mayor que ella, Ryan le ayudaba en sus tareas a Emily.

Le explicaba con calma y paciencia los temas más difíciles.

Ryan le compraba dulces, comida, flores y siempre la acompañaba a casa cuando era la hora de la salida.

Toda la escuela veía a los dos y supusieron que ya eran novios.

Ryan era el chico más popular, admirado, ansiado y perseguido por un sinnúmero de celosas seguidoras que querían salir con Él.

Ellas no soportaban que esa niña tan fea, como les parecía que era Emily, les hubiera robado a Ryan, por eso idearon un plan.

Con engaños llevaron a Emily al patio principal y le dijeron que Ryan le tenía una sorpresa especial para ella.

Pero cuando ella estuvo ahí, las chicas la rodearon por completo y comenzaron a humillarla gritandole que era pobre.

Le tacharon de puta desvergonzada y le quitaron el vestido frente a todos los alumnos.

Los chicas le habían pagado a los matones de la escuela una buena cantidad de dinero para que llevaran a Ryan al salón con mejor vista hacia el patio.

Ahí, lo sujetaron para que no escapara y viera todo lo que le sucedía a la tonta de Emily.

Ryan no podría ayudar a la niña.

Al verse capturado, Ryan gritó y luchó por soltarse de sus captores pero ellos al ser muchos, pudieron controlarlo.

Fijaron la cara de Ryan en la ventana, donde pudo ver a la humillación de Emily.

Alguien corrió la voz de lo que ocurría y el director se llevó a todas las chicas.

Los chicos lo ataron a una silla y lo amenazaron con que si volvía a acercarse a Emily en lo que restaba del año escolar, la violarian en grupo y subirían el vídeo a la red.

También le dijeron que Él mismo le había hecho pasar esa humillación al haber hecho su novia a una chica de primer año tan fea.

Destrozado y furioso Ryan gritó y forcejeo contra sus ataduras con ferocidad.

Esa fue la primera vez que lloró de rabia.

Al siguiente día, Ryan pidió su baja en esa escuela.

Sin despedirse de Emily, ni disculparse con ella, ni darle explicación alguna, Ryan salió del país.

El chico no tenía ni la fuerza ni la valentía para enfrentarse a Emily en ese momento.

Ryan se juró a si mismoque le compensaría a Emily, algún día en el futuro, todo el daño que, indirectamente le había causado.

"Está bien, te creo."

Declaró Edward encantado.

"Me alegra que le hayas dicho por fin a ese tonto de Ryan que eres mi amante."

"Siento que fue un poco exagerado decirle que te enamoraste de mi."

"Yo solo te quiero por tu cuerpo y por tu magnífico té."

Emily fulminó con la mirada a Edward.

"Tu utilidad es simple Emily."

"Tu me sirves en mi cama y alivias mi dolor."

Edward acarició con rudeza la carita de la niña.

"Podría saber porque me haces esto Edward?"

Preguntó envalentonada por el efecto de la droga Emily a su despreciable captor.

"Ayer, en tus sueños me llamaste a Ryan."

"Este fue tu castigo por esa traición."

"En mi casa, en mi cama no puedes pronunciar el nombre de otro hombre."

Edward comenzó a desvestirse sin dejar de mirar a Emily de forma lujuriosa.

"Veo que aún no te puedes mover del todo..."

Edward deslizó la sabana fuera del cuerpo de Emily lentamente...

"Será interesante hacerte mía así."

Edward acorraló a Emily contra el colchón.

"Eres un bastardo Edward."

Edward disfrutó del cuerpo de Emily una vez más.

Como el efecto del suero en la sangre de la niña, ella gritaba fuerte y pedía más.

Le decía que lo amaba y que le daba mucho placer.

"Debería de patentar este suero como afrodisíaco y ganar dinero."

Pensó Edward mientras eyaculaba dentro de Emily.

Los labios de Edward la devoraban y ella le correspondía con igual pasión desenfrenada.

Edward la dejó dormida y se fue a duchar para poder prepararse para la tediosa cena con su abuela.

Emily por fin pudo recuperar sus fuerzas para vistirse a toda prisa.

"A partir de mañana vivirás aquí."

"No quiero que vivas más en el departamento de Ryan."

"Ni porque este tu amiga ahí contigo."

Ordenó Edward sin mirar a Emily.

"Me complace mucho que le hayas roto el corazón, así podré confiar en dejarte salir sin mi."

"Porque tengo que vivir aquí?"

Cuestionó Emily.

"Porque yo lo digo."

"Te recuerdo que de mi abuela depende que tú padre viva."

"Ahora vete, voy a ir a una fiesta."

Flora notó que Ryan había llegado muy distraído a la empresa esa mañana.

Él no había saludado como era su costumbre y estaba muy callado.

A su lado, una sonriente Sarah por el contrario, saludaba a todo el mundo.

Ella había entrado al despacho de Ryan y no había salido de ahí en todo el día.

"Que extraño."

"Que habrá pasado?"

Meditó Flora en silencio.

"Elizabeth, señora Aline Situ, joven Carl, buenas noches."

"Muchas gracias por haberme invitado a su fiesta privada."

La joven Shirley hablo con voz delicada y femenina.

"Ven acá Shirley, no seas tan formal, llámame abuela como mis nietos."

Pidió la abuela Situ.

"Pronto te casarás con Edward y serás mi nieta también."

"Y espero bisnietos pronto está claro Edward?"

La abuela Situ exigió.

"Abuela, no hablemos de eso ahora por favor."

Edward pidió enojado por el tema.

"Esta es mi casa y hablaré de lo que quiera."

"Pasemos al comedor, la cena está servida."

La abuela Situ indicó mirando con ojos furiosos a su tonto nieto.

"Gracias."

Dijeron los cuatro a coro.

Elizabeth tomó del brazo a Carl y juntos avanzaron felices.

"No creas que no se porque la abuela y mi padre insisten en qué estemos juntos Shirley."

"Créeme no querrías casarte conmigo."

Comentó Edward.

"Si quiero y me casaré contigo Edward."

"Tu abuela y padre aprueban nuestro matrimonio, no podrás impedirlo."

Shirley amenazó a Edward.

"Eso ya lo veremos."

Edward bufó fastidiado.

"Así será."

"Y si te veo cerca de alguna mujer, así sea tu secretaria no dudaré en matarla, escuchas?"

"Tu serás mi esposo aunque no me ames."

"Yo siempre consigo lo que quiero."

Enfatizó Shirley.

"No juegues con fuego, Shirley, porque te puedes quemar."

Comentó Edward con sorta.

"Querido, nací del fuego y nada me asusta."

"Vamos ya, que tú abuela nos espera."

"Y... ah!"

"Sonríe querido mío!"

"Debemos aparentar que somos una pareja feliz."

Shirley domaría al terco Edward Situ, costara lo que costara.

***By Liliana Situ***

Valoro mucho tu opinión.

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