El Prohibido Amor de un CEO romance Capítulo 35

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Los dos días siguientes a el "castigo" por dejarse abrazar por James fueron una tortura para la pobre Emily.

Edward quedó satisfecho con lo que ella dijo.

Él sabía que decía la verdad con el suero haciendo efecto en su sistema.

Sin embargo sus celos necesitaba ser aplacados inmediatamente.

Por lo que Edward disfrutó mucho del cuerpo flexible y joven de Emily.

A Él le encantaba el efecto secundario del suero en ella, pues Emily cooperaba más con Él en la cama.

Incluso gemía sin que Él se lo exigiera.

En esos dos días Emily durmió muy poco.

Edward disfrutó demasiado, tanto que no le importó dormir solo unas cuantas horas e ir a trabajar.

Emily seguía llevándole su té especial a la empresa todas las mañanas

Y seguía preparándole la cena y té por las noches.

"Flora, perdóname por no haberte ido a visitar..."

"He estado ocupada en la empresa."

Se excusó muy apenada Emily por celular con Flora.

"Emily, te entiendo perfectamente."

"Yo estoy recuperándome muy bien, Ryan me consiente mucho..."

"Más de lo que me gustaría!"

Se rió apenada Flora.

"Incluso me dejó sirvientes y enfermeras para que me cuiden."

"Dice que así puedo descansar mejor, Emily me está malcriando!"

Dijo Flora bostezando pues había despertado de una siesta.

"Me da gusto que ustedes estén bien juntos."

"Hermana mereces ser feliz."

"Ryan es un excelente hombre y se ve que te quiere mucho."

Expresó feliz Emily.

"Ya lo creo Emily."

"Yo también lo amo, puedes creerlo?"

Esas palabras tocaron el corazón de Emily.

Ella sonrió con el celular pegado a su oreja.

Se sentía muy feliz.

Al menos su hermana y Ryan vivían un romance lindo.

"Hermana, pronto iré a visitarlos!"

"Cuando puedas!"

"Eres bienvenida cualquier día!"

Dijo más despierta Flora.

"De acuerdo, cuídate y dale mis saludos a Ryan!"

"Hasta pronto!"

Emily se recostó en su silla.

Admiró su trabajo en su mesa de trabajo.

Le habían dado como tarea, un sencillo diseño de una diadema de diamantes.

El concurso de diseño se programó para unos meses adelante.

Así todos los empleados estuvieran más tranquilos y se pudieran concentrar.

Aunque no vieron personalmente el cuerpo de Dorian ni la sangre, les afectó el ánimo.

Y a su ingenio.

De hecho se modificó el horario de salida de todos los empleados, así  todos de retiraban a las cinco de la tarde.

Nadie quería quedarse de noche por obvias razones.

Emily salió temprano del trabajo y fue a visitar a su jefa.

Aún estába en el hospital, pues había tenido amenaza de aborto por el maltrato de Max, su Ex-esposo.

"Cómo te sientes Jefa?"

Preguntó con voz suave Emily.

La niña se sentó en la silla al lado de la cama de su jefa.

"Mucho mejor Emily."

"Lamento lo que pasó."

"No quise involucrarse nunca."

"Perdóname por favor."

Se disculpó la mujer recostada.

"Jefa, no fue culpa tuya."

"Él fue el único culpable, con gusto volvería a defenderte!"

Emily la tranquilizó.

"Cómo está el bebé?"

Cuestionó para cambiar de tema Emily.

"Pude superar la amenaza de aborto."

"Los médicos dicen que está bien y estoy feliz por eso..."

La mujer acarició el vientre con cariño.

"Sabes si era su hijo pero le mentí.."

"Le dije que lo había engañado para que me diera el divorcio más rapido."

"Jamás pensé que sería capaz de golpearme en la calle."

Unas lágrimas de dolor cayeron de los ojos de la embarazada.

Emily sintió pena por ella.

"Emily, llévate esas pruebas de embarazo."

"Véndelas o regálalas pues ya no me sirven."

La mujer señaló su bolsa de mano,  donde estaban las pruebas de embarazo nuevas.

Emily las metió dentro de su bolsa y se olvidó de ellas.

Saliendo del Hospital, recibió un mensaje de Edward.

Decía que ese día no iría al departamento pero ella tenía que ir y atender a alguien ahí a las 8 pm.

Emily se sorprendió pero, con ese tiempo disponible, regresó a visitar a su padre al hospital.

"Papá, como te haz sentido?"

Emily saludó a su padre.

"Emily hija!"

"Estoy mucho mejor!"

"Cómo está Flora?"

"Ryan me contó lo que le pasó."

Habló entre emocionado y triste David Mu.

"Que?"

"Porque te contó papá?"

Cuestionó preocupada Emily.

"Emily, escuché a una enfermera hablar de su secuestro."

"Ella estuvo en el hospital también."

"Además salió en las noticias."

Comentó David.

"Papá, no te preocupes."

"Ella está mejor, de hecho mira."

Emily le enseñó una foto reciente de perfil de Flora.

Era ella sonriendo junto a Ryan en su casa, con un collarín.

Pero se veía mucho mejor y más recuperada.

"Ryan la trata como reina."

"Espero poder ver qué te traten así algún día Emily."

Suspiró David.

"Por cierto, ya haz podido averiguar algo de tu familia de sangre?"

Esa pregunta la tomó desprevenida.

Se había olvidado por completo de eso por tantas razones.

Ninguna de ellas agradables.

Y más por ese hombre controlador y malo que jugaba con ella.

"No papá, aún no se nada."

"Pero Maggie ya contactó con un investigador privado para que me ayude en mi caso."

Dijo ella para tranquilizar a su padre.

Después de salir del hospital Emily sacó de su bolso ese reloj caro.

Lo observó un momento.

"Maggie, por favor podrías darme el contacto del investigador privado?"

"Si, necesito contactarlo ya..."

"Siento que estoy perdiendo tiempo valioso al no conocer a mi familia original.."

"Gracias, te veré pronto..."

"Hoy no, pronto...bye."

Colgó el celular y se dirigió a Golden Osmanthus.

En el camino había comprado comida y algunas hierbas para los tés de Edward.

Dentro de la empresa de Edward, Shirley salía de una junta con algunos directivos.

La coqueta y hermosa mujer caminó hacía la oficina de Edward, quien estaba revisando infinidad de documentos.

Por su reciente ausencia se habían acumulado muchos pendientes.

Él tenía que lidiar con todos ellos.

Para disgusto de Edward, Shirley había comenzado a trabajar con Él.

Aunque si le ayudaba presidiendo las juntas aburridas e interminables.

"Vamos a comer mi amor?"

Cuestionó Shirley con voz seductora.

Ese día ella iba vestida con un traje sastre de falda muy elegante.

Medias negras de seda y tacones altos.

El máquillaje era algo recargado para la oficina, pero se veía hermosa y deseable.

Al menos para todos los demás directivos que babeaban al verla pasar.

"Adelantate Shirley."

"Tengo que terminar al menos de revisar y firmar otros diez contratos más."

"Además de que tengo que revisar el borrador de la licitación del próximo mes."

"Puedes ir con mi primo Carl."

Edward pronunció sus palabras son siquiera molestarse en ver a la chica.

"No me gusta ir a comer con nadie más que contigo Edward."

"Está bien, iré sola pero tú debes recompensarme de otra forma..."

Se acercó a Edward contoneandose.

Ella se sentó en el borde del escritorio y cruzó la pierna provocadora.

Su ceñida falda se levantó revelando sus bien torneadas piernas y algo más...

"Shirley, por favor, déjame terminar."

Bufó molesto por la interrupción Edward.

"Yo también quisiera ir a comer."

"Toma, llévate mi tarjeta, ve al mejor restaurante."

"Yo invito."

Extendió la tarjeta de plástico hacía ella.

Después la empujó para que se bajara del escritorio.

Shirley estaba sentada en documentos que necesitaba revisar.

"Está bien, solo porque te quiero tanto."

Dijo ella algo molesta.

Le dió un sonoro beso en su mejilla.

Cuando se fue, Edward se enderezó en su silla y se frotó los ojos.

"Ya necesito lentes..."

Pensó algo cansado.

Un fuerte dolor en el estómago lo tomó desprevenido.

Edward se agarró con fuerza de la silla.

Sudaba frío y el dolor no cedía.

"Que es esto?"

Se tocó el estómago.

De repente el agudo dolor se extendió por todo el cuerpo.

"Mmmhh..."

Se quejo levemente Edward.

Se agazapó en su silla para tratar de recuperarse.

Respiró pausadamente...

Poco a poco el dolor fue aminorándo y pudo incorporarse de nuevo.

"Secretaria, hágame una cita con mi médico de confianza mañana temprano por favor."

Ordenó a su secretaria.

Tomando el celular con manos temblorosas, mandó un mensaje a Emily.

Después otro a Daniel.

Edward se limpió el sudor frío de la frente con el dorso de sus manos.

Emily se había duchado y había comido en Golden Osmanthus.

Ella ahora estaba dibujando bocetos de diferentes joyas.

Traía puestos los audífonos y cantaba su canción favorita de K-pop.

Solo así se sentía acompañada en ese enorme y limpio departamento que no era suyo.

Los dibujos se transformaron en palabras.

Ella ahora estaba escribiendo la letra traducida de esa canción.

Inconscientemente hacía eso.

Impulsada por su tristeza al no poder recuperar su vida.

Edward la había obligado a vestir ese traje de sirvienta que la casi no le tapaba nada.

Al recordar las escenas de todo lo que Edward le hacía, Emily se ruborizaba mucho.

La había cargado, acariciado con el disfraz y poco a poco se lo fue quitando.

Después había tenido sexo con ella hasta que Él estuvo satisfecho.

Ella le dijo todo lo que había hablado con James.

Y la razón del abrazo que duró menos de un minuto.

"Estamos cayendo en lo inconsciencia.."

"Cayendo en lo inconsciencia..."

"Me haces sentir mareada."

"Quiero estar contigo?"

"Quiero hacerte enojar."

"Ni siquiera yo entiendo mis propios sentimientos"

Suspiró.

Emily dejó de escribir la letra de su canción.

Se levantó de su asiento para ponerse a bailar y cantar.

Lo hizo a todo volumen.

Total, ella estaba sola en ese departamento.

Miró la hora en su celular.

Eran ya las 7:50 pm.

Dejó los audífonos y puso el Bluetooth en la bocina.

Con la música a todo volumen, se puso presentable.

"A quien tendré que atender esta vez?"

Se preguntó Emily.

Ella se quedó de pie mirando al ascensor desde el marco de la puerta.

El elevador se detuvo.

Una chica de lentes salió y se presentó.

"Buenas tardes señorita Mu!"

"Soy una representante de el señor Situ."

Habló la chica ligeramente.

"Y estoy aquí para entregarle las llaves de su departamento en esta planta."

"Me acompaña por favor?"

Pidió la chica

"Mi que?"

Emily solo atinó a decir eso.

A la chica le latía el corazón acelerado.

"El señor Situ le está dando un departamento que será para usted en esta misma planta."

"Sígame por favor."

La chica caminó a una puerta contigua y abrió el departamento.

No estaba amueblado,pero si estaba limpio.

Pero se sentía sin alma.

"El señor Situ le da poder total sobre este lugar y sobre su decoración."

"Él me comentó que usted es diseñadora."

"El señor Situ opina que sería el reto perfecto para usted."

Anonadada, Emily solo oyó, "poder total y reto" de las palabras que salieron de la boca de la chica.

Tomó las llaves de mano de la chica y ella se fue.

La mente de Emily comenzó a hacer mil diseños de sus muebles y decoraciones.

"Yyyeeesss!"

Gritó feliz la niña.

El eco le respondió.

Emily comenzó a brincar de felicidad por todo el departamento.

Edward llegó a la casa de su Abuela para visitarla y hablar con ella.

"A qué debo tu visita mocoso?"

Cuestionó la abuela situ mientras se  sentaba en su silla favorita.

"Abuela, quiero ausentarme de la empresa solo por unos días."

"Me he sentido un poco estresado y mal de salud. "

Declaró Edward después de haberle dado un beso en la mejilla a su abuela.

"Algo grave niño?"

"Quieres que contacte a algunos de mis amigos doctores?"

Inquirió la abuela escaneandolo con la mirada.

"No abuela, gracias."

"Iré a ver a mi médico en la mañana."

Edward tomó un sorbo de insípido té.

"Abuela, Elizabeth puede apoyar a Carl en la empresa?"

Cuestionó Edward a su abuela.

"Será bueno para ella empezar a trabajar en la compañía."

"Y Carl se quedara ahí?"

"Te irás de vacaciones con Shirley?"

La abuela Situ se sorprendió por las peticiones de Edward.

Ella llegó a esa conclusión lógica.

"No abuela, no me iré con la señorita Long de vacaciones."

"Me iré solo, quiero descansar de verdad."

Habló Edward algo molesto por la insinuación.

"De acuerdo mi nieto, te quedas a cenar?"

"Si Abuela, debo decirles a todos lo que harán."

Edward se levantó de su asiento.

"Vamos, yo también tengo que decirles algo a todos."

Declaró ahora la abuela Situ.

La cena transcurrió en calma.

Elizabeth se emocionó de ayudar a la empresa de su hermano.

Carl se sorprendió un poco por su decisión, pero lo apoyó.

James escuchó todo.

Él joven solo pudo sonreír pues no tenía nada que ver con los negocios de los Situ.

"Ahora, debo decirles que me ausentaré una temporada."

"Tengo que ir a Dinamarca con James para otros trabajos."

"Regresaremos en un mes."

La abuela Situ habló con autoridad.

"Abuela, puedo acompañarlos?"

Ansiosa preguntó Elizabeth.

"Niña, te quedarás a ayudar a tu primo."

"Debes aprender el negocio de la familia ya."

"No quiero que solo te cases y seas ama de casa y madre."

La abuela Situ tenía planes más grandes para su nieta Elizabeth.

La abuela Situ odiaba a esas mujeres buenas para nada, ociosas y que solo sabían ir a clubes, bares y fiestas sociales.

Además de que dependían totalmente de sus adinerados esposos.

"Oh Abuela...está bien."

Elizabeth se entristeció.

"James, prométeme que me hablaras todos los días."

Rogó la bella joven.

"Está bien Elizabeth."

Respondió James.

Todos intuyeron algo, pero nadie dijo nada.

Solo pudieron los ojos de amor con los que Elizabeth miraba a James.

Edward fue a su habitación y se recostó en la cama un momento.

Encendió su laptop.

Buscó playas con pueblitos que fueran poco conocidas y con algún carnaval.

Encontró una playa con un hotel lujoso y todo incluído en esa playa.

Reservó la habitación para dos personas con una sola cama matrimonial.

Después reservó los boletos de avión y el auto que usaría en su viaje.

Todo quedó listo en menos de 30 minutos.

Cansado, cerró la laptop, preparó la ducha, se bañó y se fue a dormir.

James tenía abrazada a Elizabeth mientras ambos estaban acostados en la cama de Él.

"No quiero que vayas con mi abuela, te extrañaré demasiado James."

Elizabeth acariciaba la mejilla de James con sus dedos.

"Yo también te extrañaré Elizabeth."

"Pero debes ayudar a tu familia en los negocios, como lo hago yo Elizabeth."

James miró a la chica con desinterés.

"Te hablaré todos los días y chatearemos, de acuerdo?

"Si, James, te amo."

Declaró enamorada Elizabeth.

Emily no podía dormir nada.

Seguía pensando en los diseños de sus muebles para su departamento.

De repente se le hizo extraño que Edward se portará amable con ella y le diera un departamento.

"Un momento..."

"Me dió las llaves pero no me dió las escrituras ni tampoco me dijo que estaba a mi nombre..."

Ese pensamiento lógico, destrozó las ilusiones de Emily.

Ella se dió cuenta de que estaba haciendo castillos en la arena.

Algo desilusionada se quedó dormida con la luz de la lámpara prendida.

La tenue luz de la lámpara la despertó en la madrugada.

Decidió ir por un vaso de agua a la cocina.

Creyó escuchar ruido y voces en el pasillo.

Se acercó a la puerta, pero no logro escuchar nada más.

Ella observó por la ventana.

En la calle, un auto estacionado que arrancó cuando ella se asomó por la ventana.

Emily ni le dió importancia y regresó a dormir.

La chica del auto reportó.

"El objetivo está en el departamento sola, recibió las llaves, está segura."

Una llamada despertó a Emily.

"Emily Mu?"

"Ella habla, quien es?"

"Podría bajar a la recepción del Edificio?"

"Tenemos un paquete para usted."

"Para mí?"

"Está bien, enseguida bajó gracias."

Poniéndose su gruesa bata ella salió del departamento.

El elevador la dejó en la planta baja.

Ahí el guardia de seguridad le entregó un paquete.

Después de firmar, subir y cerrar la puerta del departamento, lo abrió.

Había dentro un boleto de avión clase turista para ese mismo día por la tarde.

También encontró una tarjeta visa, reservación para un hotel y una llave.

También había una nota.

"Cuida bien de todo, la empresa ya sabe que no irás 5 días."

"Llegaré mañana por la mañana. Edward."

Emily estaba a punto de leer la nota de nuevo cuando sonó su celular.

"Recibiste todo?"

Cuestionó Edward.

"Si, a dónde voy a ir y porque vienes conmigo?"

Preguntó nerviosa Emily.

"No me cuestiones."

"Ahora date prisa, un auto pasará por ti para que te compres ropa y traje de baño."

"Hay carnaval en el pueblo de la playa a dónde iremos."

"Te quiero presentable y hermosa solo para mí."

"Lleva la tarjeta y paga con ella, es una extensión de la mía."

Ordenó Edward con voz cansada.

"De acuerdo."

"Llegaré mañana por la mañana."

"No quiero que salgas al pueblo hasta que llegue, entendiste?"

Volvió a ordenar Edward.

"Si."

Respondió obediente Emily.

"Te veo mañana."

Edward colgó.

"Mandon!"

"Ni en mis vacaciones me dejas elegir a dónde voy Edward Situ!"

"Y quería ir sola!"

Emily solo pudo gritarle al inocente celular.

Ella se asomó por la ventana.

En efecto, había un auto estacionado afuera esperándola.

Se arregló rápido y dando los buenos días, subió al auto.

El maybach negro se dirigió al complejo de tiendas departamentales que le habían asignado.

Emily se sentó incómoda en el lujoso auto.

Jamás se había subido a uno y era elegante pero temía sentarse cómoda.

Las empleadas de la tienda sabían que Emily iría, pues está tienda era de Edward.

Ellas ya la esperaban con las instrucciones de las prendas y vestidos que ella debía usar.

Le ayudaron a guardar todo en una enorme maleta que se quedó resguardada en el auto.

Otra pequeña maleta contenía maquillaje, accesorios, sombreros y toallas.

"No regresaremos al departamento?"

Preguntó Emily al ver que se dirigían al aeropuerto.

"No traigo los boletos de avión ni la reservación."

Declaró ella confundida.

"No sé preocupe señorita."

"Trajeron todo y solo hace falta que usted aborde el avión."

"Le ayudaré a documentar su equipaje."

Comentó el chófer.

"De verdad, muchas gracias."

Así, sin decirle nada a nadie, Emily subió al avión rumbo a esa playa.

Estaba entusiasmada por viajar, ver el carnaval, estar en la playa!

Pero Edward tambien iría.

"Aprovecharé hoy y saldré a divertirme sin Él."

Pensó Emily emocionada.

Ella observó por la ventanilla.

En el horizonte ya se podía divisar el azul profundo del mar!

***By Liliana Situ***

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