El viento emitía pequeños silbidos cuando se filtra por las rendijas de la ventana.
El sonido de las palmeras moviéndose aumentó gradualmente.
Las espesas nubes grises se amontonaron en el cielo.
Emily acostada junto a Edward sintió un poco de frío por lo que se acurrucó junto al cuerpo cálido del hombre a su lado.
El mar embravecido, hacía que las olas rompieran con más fuerza contra la playa.
Emily soñó con un día lejano al estar inconscientemente escuchando los ruidos en la playa.
En ese sueño, ella veía todo gigante, una mano más grande que la suya la guiaba atrás de unas enormes rocas en una playa.
Sin ver con quién estaba, ella sintió que se ponía de cuclillas para esconderse de alguien que los perseguía.
Emily escuchó el rumor del mar cerca de ella.
De pronto, la mano la jaló y Emily se vió corriendo por una playa hacía unos matorrales para escapar.
Cuando volteó a ver de nuevo,ella estaba sola.
Perdida en medio de una gran prado, asustada, fría y mojada por el mar.
Nitidamente pudo sentir las lágrimas le caían por las mejillas, pues ella tenía mucho miedo.
Sobresaltada por el sueño, Emily despertó con una sensación de opresión en el pecho y malestar general.
Tuvo la sensación de que ya había soñado eso antes...
O lo había visto antes en algún lado.
Edward dormía profundamente a su lado, Emily escuchó el furioso rumor de las palmeras y el mar.
El viento comenzaba a golpear aún más fuerte contra el cristal de la ventana.
Buscó en su celular la hora y comprobó que eran las cuatro de la madrugada.
La noticia de una depresión tropical que golpearía ese mismo día toda la franja costera donde ellos estaban la alarmó.
El clima es imprevisible como la vida, pues en las noticias habían asegurado que habría sol y excelente clima en los días siguientes.
Desilusionada, Emily se asomó por la ventana.
Pudo ver varias sombrillas y camastros volteado debido a la fuerza del aire
"Creo que tendremos que irnos antes de que llegue la tormenta."
Pensó Emily quien volvió a acostarse.
Con su celular todavía en la mano, Emily le tomó una foto en secreto a Edward.
En esos pasados días parecía que Él dormía más pacíficamente que antes.
Al menos ya no fruncía el ceño al estar dormido.
De no ser por la forma tan horrible como la había tratado cuando lo conoció por primera vez, ella estaría completamente loca por Él.
Emily estudió su cara y sus facciones.
Simplemente era demasiado guapo.
Demasiado apuesto.
Parecía un modelo masculino de alguna revista de modas.
Aunque ella sabía que tan malvado es.
Ayer en las calles, Emily se había sentido insegura y celosa de todas aquellas jovencitas que a su paso le sonreían o le coqueteaban abiertamente a Edward.
Que pasaría ahora que regresarán a la vida normal donde Edward era el frío y distante CEO?
Ella solo era una empleada más de sus empresas.
Emily se recostó boca arriba y miró el techo reflexionando esto.
Estas vacaciones habían sido toda una aventura y un sueño.
Desafortunadamente, como todos los sueños, debía de terminar alguna vez.
Y el sueño que ella estaba viviendo podría acabar ese mismo día.
"Pero aún querrá que siga cocinando para Él?"
"Y el departamento..."
"Porque me lo habrá dado y permitido que yo lo diseñará?"
Emily tenía mil preguntas en su cabeza.
Ella sola intentaba ofrecerse respuestas, aunque no sabía a ciencia cierta cuáles eran las respuestas correctas.
Edward descansaba feliz, ajeno del conflicto interno de Emily.
Incapaz de volver a dormir, Emily se puso una bata y se sentó en el sillón de la habitación para ponerse a revisar sus redes sociales.
Varias fotos de Flora con Ryan la hicieron sonreir.
Se veían tan felices y enamorados.
Eso la llenaba de alegría y felicidad.
La empresa de diseño había anunciado que en unos días publicaría la nueva convocatoria para el concurso de diseño del logo y un slogan.
Emily se emocionó al ver los ceros del premio.
Ella pensó que con ese dinero podría pagar una parte de la operación de su padre.
De ese modo, Edward no pagaría por toda la operación.
Revisó sus notificaciones y algunas noticias.
Una de ellas decía que Elizabeth Situ tenía un noviazgo apasionado con James, el joven pintor.
Shirley posteó una foto como la prometida de Edward Situ.
Emily recordó el día que la conoció en el departamento.
Una foto de Shirley y Edward abrazados posando felices junto a sus padres hizo sonreír tristemente
a Emily.
Ella jamás podría aspirar a ser fotografiada así con Él o a ser su prometida.
Los comentarios en sus fotos destacaban lo guapa y sensual que era Shirley.
Además de que elogiaban su refinada educación y capacidades el campo laboral y empresarial.
"Son una pareja ideal."
Se dijo Emily a si misma.
Había aceptado está "relación" con Edward solo por su padre.
Recuperado su padre cortaría todo lazo con Edward definitivamente, eso lo tenía claro.
Un suspiro corto se le escapó.
Emily anheló encontrar otro trabajo en otra empresa de diseño.
En otra ciudad y encontrar un novio que la quisiera de verdad.
Uno que no intentara violarla y que ella no representara una apuesta.
Edward no era su novio ni su prometido.
Solo eran amantes y acompañantes en ese viaje y por un tiempo.
Nadamás.
El odio los había reunido.
Ella esperaba que no se separaran con odio.
El viento aumentó su fuerza y velocidad y arremetió contra la playa.
Edward despertó a las ocho dela mañana.
Encontró a Emily dormida en el sillón, con el celular en la mano.
Edward se acercó para quitarle el celular de la mano y la pantalla se iluminó.
Edwardy pudo ver la noticia del compromiso de Él y Shirley.
Frunció el ceño al recordar eso.
Edward dejó el celular de Emily a un lado.
El viento llamó la atención del hombre.
La marea era muy fuerte a esa hora de la mañana y el cielo estaba encapotado y gris.
"Tal vez debamos irnos ya."
Pensó Edward.
Marcó el número de su avión privado.
"Señor Situ, si se da prisa, aún puede salir a las nueve y media de la mañana."
"Pero si llega después tendremos restricción de vuelos debido al viento que incrementa su velocidad a cada momento."
"No solo es una depresión."
"Parece un huracán formándose rápidamente."
Le comentó por celular el piloto.
"De acuerdo, me daré prisa, prepara todo."
Edward colgó.
"Emily, Emily, despierta."
"Debemos darnos prisa e partir antes de que empeore la tormenta"
Edward habló moviendo a la chica suavemente por los hombros.
Emily escuchó la voz de Edward a la lejanía.
Ella lentamente abrió los ojos.
"Ya nos vamos?"
Cuestionó ella bostezando.
"Si, prepara tu maleta."
"Tenemos menos de una hora para llegar al aeropuerto e irnos."
"Un huracán se acerca."
Comentó Edward con algo de ansiedad.
"Esta bien, me daré prisa."
Emily se levantó del sillón.
Dirigiéndose al armario, sacó las maletas para guardar todas sus cosas.
Edward comenzó a guardar sus cosas también, ambos estaban muy apurados.
Muchas personas también habían empacado y estaban en la recepción haciendo check-out con urgencia.
Las noticias decían que el huracán había sorprendido a los meteorólogos por su rápida aparición y fuerza.
Edward, por ser un cliente VIP solo tuvo que entregar la llave e irse.
El maybach negro ya los esperaba afuera por lo que ambos subieron para resguardarse de la lluvia que comenzaba a caer.
Era una lluvia con viento tan fina que dolía cuando impactaba contra la piel.
Emily se arrepintió de haberse puesto un vestido sin mangas y sus sandalias.
Hacía frío y toda su demás ropa estaba guardada en la maleta.
"Edward, podremos regresar a la ciudad antes de que llegue el huracán?"
Preguntó nerviosa Emily al ver que el viento rompía algunos adornos de las calles y volteaba sombrillas.
"El piloto nos espera a las diez dela mañana."
"no te preocupes, estaremos bien."
La reconfortó Edward aunque por la intensidad del viento, comenzaba a dudar.
Llegaron al aeropuerto solo para descubrir que no solo ellos se habían quedado varados ahí, sino también un montón de turistas enojados.
Todos los vuelos comerciales habían sido cancelados desde las nueve y media de la mañana.
Se instaba a los viajeros a reagendar sus vuelos para después de que pasara la intensidad del huracán.
Además se les pidió que buscaran refugio.
Edward entró por una pista privada y el piloto le explicó que era peligroso volar así.
"Pero podremos llegar?"
Preguntó Edward ansioso de salir de ahí.
"No puedo asegurarlo señor Situ, pero podemos intentarlo."
Comentó el piloto quien comenzó a subir las maletas al avión.
"Vamos, deberás caminar más rápido para tratar de no mojarte tanto."
Edward habló hacía Emily, pues la fina lluvia comenzaba a disminuir.
Emily salió del auto y corrio hacia el avión agarrada del brazo de Edward para no resbalara y cayera.
Ambos se sentaron en los asientos del avión, un poco empapados y jadeantes.
Ellos se abrocharon los cinturones.
El piloto se dirigió a la pista y esperó instrucciones de salida.
Ambos veían por las ventanillas nerviosos.
"Señor Situ, negaron nuestra partida."
"Es muy peligros volar así, nos estrellaríamos enseguida."
Informó el piloto.
Condujo a Edward a la cabina para que Él mismo escuchará las indicaciones de torres control.
"Repito, nave privada XCRS, NO tiene permitido salir."
"Repito, tiene NEGADO despegar, pues las rachas de viento lo derribara antes de alcanzar una altura segura."
"Repito, NO puede despegar, escuchó nave privada?"
Un hombre repetía por la radio.
Edward golpeó el asiento del piloto impotente y regresó con Emily.
Una mujer corrió detrás de ellos y le agradeció a Emily por haber resguardado a su hija.
Edward arrastró a Emily de vuelta al auto antes de que un gran estruendo se escuchara en el cielo.
El cielo se iluminó por el rayo y el fuego.
El relámpago impactó contra una palapa, prendiendole fuego!
"Entra ahora, Emily!"
"Debemos irnos ya!"
Gritó Edward.
Ambos entraron al auto.
Emily miró las llamas y a la gente del hotel correr con mangueras para poder apagar el incendio.
Afortunadamente, la lluvia les ayudó.
Al haber solo un único camino de salida, los carros se habían formado esperando turno para salir del estacionamiento.
Pero las personas del hotel les impidieron el paso hasta que el incendio estuvo controlado y apagado.
Los truenos no dejaban de escucharse, el cielo se oscureció violentamente.
Los claxones de los autos sonaban fuerte exigiendo que los dejarán salir.
Para su buena suerte, poco a poco fueron avanzando.
Algunos autos tomaron diversos caminos y ellos se alejaron hacía el avión.
La lluvia cayó como una densa cortina, por lo que el conductor bajó la velocidad, de nuevo.
De verdad que era aterrador el poder de la naturaleza.
Emily se retorcía las manos muy nerviosa y preocupada.
Edward trataba de obtener señal en su celular, pero no obtenía nada.
Desesperado cambió a otra configuración.
Emily lo escuchó murmurar algo.
El ruido de la lluvia contra la lámina del auto era ensordecedor.
De pronto una piedra voló hacia ellos y astilló el parabrisas del lado de pasajero delantero asustando a todos por el ruido.
"Debo detenerme, la lluvia es demasiado fuerte!"
Gritó el conductor con miedo.
"No!"
"Nos quedaremos varados y tal vez se inunden las calles!"
"De esa forma, mucho menos podremos salir, déjame manejar a mi!"
Edward ansioso gritó.
Sin salir del auto ambos cambiaron de lugares.
"Protegela."
Ordenó al chófer, refiriéndose a Emily.
Edward ya había manejado así en incontables ocasiones.
La lluvia dió un poco de tregua y por fin llegaron a la pista privada.
Debido a las constantes tormentas y huracanes, el hangar estaba reforzado y esta construido con concreto sólido.
Las ventanas del lugar ya estaban cerradas con cortinas de acero.
El piloto les indicó que podrían salir en dos horas, cuando la intensidad de la lluvia disminuyera.
Todo estaba oscuro, por lo que permanecieron en el auto para mayor seguridad.
Edward acariciaba a Emily para poder recuperar su tranquilidad.
Emily se quedó dormida y soñó de nuevo con ella corriendo en la playa de niña.
Esta vez cuando llegaba al prado, una mujer la cargaba y la consolaba.
Tal como lo había hecho ella con la nena del estacionamiento del hotel.
Un ruido fuerte la despertó y pudo escuchar el motor del avión que retrocedía para salir del hangar.
El equipaje ya estaba dentro del avión, por lo que ellos subieron antes de que saliera por completo del hangar.
Pero para su desgracia aún no había disminuido la lluvia.
Ya eran más de las tres de la tarde y ellos aún no podían abordar el avión.
Emily nerviosa por primera vez sintió un hueco en el estómago cuando tuvieron que descender de nuevo.
Cerraban el hangar cuando una ráfaga de aire intensa se coló y tiró unas cajas que estaban cerca de Emily aplastándola.
"Emily!"
Gritó Edward quien se apresuró a quitarle las cajas de encima.
La puerta del hangar se tambaleaba por la fuerza del aire, amenazando con derribarla por completo.
Edward localizó la mano de Emily en el suelo y la jaló fuera de las cajas.
La chica sangraba de la cabeza y de la frente.
Estaba inconsciente.
"Emily, reacciona."
"Emily...despierta!"
Repetía nervioso Edward mientras que recargaba a la chica en su pecho tratando de hacerla reaccionar.
Emily escuchó su nombre en la oscuridad donde estaba.
Era Edward.
De espaldas a ella se alejaba con la mano enlazada con la de otra chica.
Emily los veía ponerse de perfil y besarse.
Ella cayó de rodillas destrozada.
"Shirley será mi esposa y tú solo fuiste mi pasatiempo."
Habló Edward mirándola con desdén mientras que Shirley esbozaba una sonrisa burlona.
Emily gritó fuerte en su sueño.
"No te cases con ella, yo te amo, Edward."
En el mundo real, Edward quien comprobaba su respiración y detenía el sangrado de sus heridas, observó cuando la chica frunció el ceño.
Una lágrima cayó de su ojo izquierdo.
Emily murmuró...
"No te cases con ella, yo te amo, Edward."
***By Liliana Situ***
Valoro mucho tu opinión.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Prohibido Amor de un CEO