Ismael estaba un poco sorprendido y veía estas miradas extrañas de Helena.
- ¿Por qué sigues aquí? ¿Quién es este caballero? -La cara de Helena era un poco fea.
Ella le trataba a Ismael no muy bien, después de todo, con cuatro años, había perdido la confianza en él.
Pero ahora, Ismael estaba parado junto a un Rolls-Royce.
Éste...
Ismael se rascaba torpemente la cabeza y sus ojos caían sobre Omar en el costado.
Omar inmediatamente sonrió - Joven, gracias a tu ayuda, me iré primero, en cualquier momento puede llamarme -
Después de hablar esto, Omar se subía al auto.
Rolls-Royce se iba lentamente de aquí.
Ismael también hablaba con una sonrisa - El señor no conoce el camino, le muestro el camino-
Al escuchar esta explicación, Helena no estaba en duda.
¿Creía que también era imposible que su marido era rico oculto de segunda generación?
Justo en este momento, llegaron unas palabras agudas y malas – Helena, ¿es tu esposo inútil?-
Era una mujer de moda bellamente vestida, con pelo ondulado grande, sus labios estaban rojos, con grandes gafas de sol, un par de piernas eran delgados rectos.
La cara de Helena cambió ligeramente, apretaba una sonrisa y enganchaba su cabello colgante, presentando - Bueno, su nombre es Ismael Briol, yo...-
La palabra “marido” parecía difícil de decir.
Las manos de la mujer se ponían delante del pecho, se burlaba – Helena, eres demasiado casual, en realidad estás casada con un hombre tan desinteresado, ¿verdad, los hombres buenos en el país están muertos? -
Isabella Romay, la hija de la familia Romay en la Ciudad H, regresaba a China hacía cuatro años después de estudiar en el extranjero, estos días acaban de regresar a casa.
Originalmente quería ver al esposo inútil de Helena, no esperaba se encontraba hoy.
En este punto, era realmente imbécil.
Helena no lo explicaba, mirando con resentimiento a Ismael.
¿Por qué no sentía avergüenzo?
Si no fuera por él, ¿cómo perderías la cara frente a sus amigas?
Ismael sonrió y dijo - Helena, voy a volver a trabajar primero, y el problema de tratamiento de Natalia se ha resuelto, con mi médula ósea-
- ¿Resuelto? - Helena estaba un poco sorprendida, diciendo - ¿Cómo podría el abuelo dejar que te usaran la médula ósea?-
Ismael explicaba - El director del hospital dijo, siga las reglas y reglamentos -
Luego miraba a Isabella con mucho significado, y luego se fue.
No era hasta que Ismael se iba que Helena estaba un poco perdida, y ella corrió al hospital con sus amigas, confirmando el incidente, que respiraba un suspiro de alivio.
- Helena, no me digas, tú rápidamente divorcie de Ismael, te presento a unos mejores, son hombres ricos y poderosos de la Ciudad H, realmente no puedes, todavía tengo amigos extranjeros, grupos y ricos-
Dentro de la habitación, Isabella se ponía a un lado y veía a Helena cuidar de Natalia con cuidado suave.
Otra chica de un lado, Iris Condesal, también estaba de acuerdo - Sí, Helena, ya ha pasado cuatro años, me da pena de ti, tienes que divorciarte-
Helena no hablaba nada, miraba a Natalia dormida que estaba en la cama, suavemente tocaba su frente limpia, los ojos mojados decía - No me divorciaré de él, hemos estado casados durante cuatro años, tenemos amor entre nosotros, además, siempre es el padre de Natalia, a menos que no nos quiera -
Al escuchar esto, Isabella estaba enfadada, dijo - Helena, ¿por qué eres tan estúpida! ¿Qué tiene ese tipo? -
Helena se dio la vuelta y miraba a Isabella, diciendo – Vale, Isabella, sé que eres buena amiga para mí, pero es asunto mío-
Isabella no podía decir más, dijo - Sin embargo, ¡me esforzaré para separarles! ¡Eres mi mejor amiga, no dejaré que te quedes atrapada! -
Helena no decía nada, sabía que Isabella era amable y muy buena consigo.
- Mamá, no estoy hablando tonterías, amo a Ismael, aunque durante los últimos cuatro años, por él, estoy sido ridiculizada por familiares y amigos, él es mi esposo, es el padre de Natalia!-
- Durante cuatro años, ha estado tranquilamente en esta casa, ¿tiene alguna vez la queja?-
- Lo despreciáis, el abuelo lo desprecia, todo el mundo lo desprecia, pero yo no!-
De pie en la puerta, Ismael estaba sosteniendo una manzana en la mano, respiraba mucho con sus ojos húmedos y miraba al cielo.
Se ríe, cuatro años, del original que ella había estado enamorada de él, incluso si le traía las interminables quejas.
Esta mujer, ¿por qué era tan estúpida?
Una vez le permitía toda una vida de prosperidad, ahora parecía que todo estaba vacío.
Ismael pellizcaba su puño y miraba serio, Helena, créeme, mi promesa a ti nunca cambiará, ¡y era la mujer más feliz del mundo!
Y en esta sala de estar, Helena ya había estado llorando, viendo a sus padres - Mamá, papá, no lo entendéis, lo amo, lo he estado esperando, y así puede decirle a cualquiera, es el padre de Natalia, es mi marido...-
La habitación estaba en silencio.
Julieta todavía tenía rencor en la cara, pero cuando escuchó a Helena, no podía decir nada más.
En ese momento, Ismael abrió la puerta, se paraba en la puerta, miraba a Helena que estaba llena de lágrimas, se acercó a ella, para limpiar suavemente las lágrimas.
-Ismael, ¿puedes prometerme? Para mí y para Natalia -
- No quiero soportar esas risas, no quiero que Natalia te llame tío, quiero que todo el mundo sepa que eres el padre de Natalia, mi marido, no es inútil-
Los ojos de Helena estaban rojos y húmedos.
- Te lo prometo -
Ismael decía con seriedad, miraba a Helena y se alejaba.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Secreto de Ismael