"Mejor dúchate tú primero. Yo puedo esperar", dijo Janet al tiempo que retrocedía inconscientemente como si se estuviera protegiendo de un enemigo.
Ella parecía un animalito atrapado mientras se esforzaba por ocultar su pánico.
La verdad era que ni siquiera sabía cómo enfrentarse a su marido.
Parándose junto a la mesa, él la miró.
Ella lucía como un ciervo que era apuntado por las luces de un auto en plena noche.
Ethan no pudo evitar una risita entre dientes. "No te pongas nerviosa, no te comeré. Solo necesito discutir algo contigo".
Ante eso, Janet cruzó los brazos sobre el pecho, y vacilante, se le acercó. Para empezar, ella no quería estar asociada con ese hombre de ninguna manera. Además, todo estaba pasando demasiado rápido, pues ella estaba casada con alguien a quien apenas conoció ya en su boda.
"¿Acerca de qué?".
Habiendo agarrado una silla de madera con una mano, Ethan la puso frente a ella. "Siéntate, por favor".
Acto seguido, arrastró su silla más cerca de la de ella y tomó asiento. "No me gusta andarme por las ramas. Mira, yo sé que no estabas dispuesta a casarte conmigo".
'¿Es tan obvio?', se preguntó Janet.
"Una relación no se puede lograr de la noche a la mañana. De hecho necesita tiempo, así que primero debemos conocernos", explicó ella, tratando de ocultar su vergüenza.
El rostro de Ethan se oscureció ipso tacto, y mirando hacia el abdomen de Janet por un breve segundo, advirtió: "Aunque seamos una pareja solo para el mundo exterior, hay una cosa que quiero que tengas en cuenta". Entonces respiró hondo y dijo: "No quiero descubrir que mi esposa esté embarazada del hijo de otro hombre algún día".
La lealtad era la virtud más importante para Ethan, y había oído que Jocelyn cambiaba a los hombres con mucha frecuencia.
"Cumpliré con mi deber como esposa mientras estemos casados", respondió Janet con firmeza. "Espero que cumplas tu palabra y no interfieras en mi vida".
La sonrisa juguetona del hombre se desvaneció un poco, y enderezándose, dio un paso atrás.
"Tú no eres Jocelyn Lind, ¿verdad?", preguntó con una ceja arqueada.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El secreto detrás del matrimonio contraído