En ese momento, Harvey se dio cuenta de repente, por la expresión de la cara de Charlie, de que ya había sufrido un cambio radical en su vida.
Ya no era el patético idiota que no iba a la escuela, que no tenía padre ni madre y que además era despreciado por todos los que le rodeaban.
Ahora era el hermano de Charlie y el asistente del presidente del Grupo Travis.
Además, ahora cobraba un sueldo anual de hasta dos millones de dólares.
Si su ex novia se enterara de que ya había conseguido un trabajo y una posición tan buena, su presumida madre probablemente se arrodillaría ante él para rogarle que se reconciliara y volviera con su hija.
Sin embargo, Charlie tenía razón.
A partir de ahora, esa familia ya no era digna de alguien como él.
Esto no se debía a que Harvey era muy engreído. Simplemente porque Harvey sabía que la razón por la que podía disfrutar de esta buena fortuna era enteramente gracias a su hermano de la infancia, Charlie.
No sólo quería darle las gracias, sino que tampoco quería avergonzarlo de ninguna manera.
En ese momento, todos los presentes en la mesa miraban a Charlie como si él fuera un inmortal.
Había donado un millón de dólares al orfanato con una sola llamada telefónica. Además, su amigo también había donado otro millón de dólares al orfanato gracias a él.
Después de eso, ¡incluso llamó a Travis Lane, el hombre más rico de Lancaster!
Con esa llamada consiguió que Harvey obtuviera un nuevo trabajo y un puesto con un salario anual de dos millones de dólares.
¡Esta clase de energía y poder superaba con creces la imaginación de todos los presentes!
Sin embargo, Claire estaba sorprendida en absoluto. Ella sabía que Charlie revisaba específicamente el Feng Shui en nombre de la gente rica y adinerada. Por lo tanto, no era sorprendente que él conociera a Travis.
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