Ella es mi medicina romance Capítulo 12

Voy corriendo para mi trabajo, como alma que lleva el diablo. Debido a que estoy retrasada por haberme quedado jugando hasta tarde con Ismael y sé perfectamente que esa excusa molestará a Pablo, sobre todo cuando él se dio cuenta de que me dormí tan tarde; en conclusión, estoy muerta.

Mi pelo está libre como el viento y de mi frente corren gotas de sudor. Las personas que me ven, me miran como un bicho raro y es que claro, estoy en tacones y uniforme de recepcionista corriendo para llegar al bus que me lleva a la empresa.

Un carro pasa a mi lado y baja su velocidad. Ignoro el carro y sigo corriendo a mi destino.

La ventanilla del auto baja lentamente y se escucha una voz masculina.

—Buen día mi bella dama ¿Cómo amaneces?

¿Como amanecí ? —pienso— Ahora mismo estoy muriéndome de tanto correr. Pero bueno, eso es algo que era normal que pasaría al no negarme a la petición de Ismael.

—¿No te dijeron que el no responder cuando se te habla es de mala educación? — dicen a mi lado.

Su voz me suena familiar, pero no volteó a mirar quien me habla, ya que podría tropezar y caer, lo cual sin duda sería vergonzoso.

—Vamos princesa, no me digas que te quedaste sin habla al escuchar mi hermosa voz —dice el chico en tono bajo y ronco.

— ¿O no me gusta hablar con desconocidos?

—Créeme cuando te digo, si giras tu rostro y me observas por un segundo, podrás ver que realmente me has visto antes — responde— Eres Paulina, sé donde trabajas y con quien vives.

—O sea que eres un acosador —digo sin mirarlo, mientras continúo corriendo.

—O quizás somos compañeros de trabajo. Mírame princesa, así podrás decirme si no te acuerdas de mi, aunque si es así  podría asegurarte que me romperías el corazón.

Ruedo los ojos y detengo mi andar para mirar a quien me habla. Es en ese momento que puedo ver el chico que me habla, siendo este el mismo que me coqueteo el día de ayer.

—¿Eidan?—pregunto tratando de recordar el nombre.

—¡Me pierdes, Paulina! ¡Me pierdes! —dice el chico agarrando su pecho encima de su corazón.

Ruedo los ojos

—Vamos, solo te vi una vez.

— Pero un chico como yo es difícil de olvidar ¿No crees? Simpático, blanco, alto, cabello perfecto, hermosa sonrisa, una hermosa personalidad, ¡Y me vas a decir que no recuerdas mi nombre! Me pierdes mujer.

— Otro narciso —ruedo los ojos— Como sea Eidan.

— ¡Aidan, mujer! ¡Aidan!

—Si, si, si —digo restándole importancia— Ya...

—... Me imagino que vas tarde para la empresa. Vamos  yo te llevo —Dice interrumpiéndome—.

— No, gracias.

— ¿Por qué no deseas que te lleve?

— No te conozco, ¿Que tal que seas un asesino en serie o algo parecido?

— ¡Me pierdes mujer! Ya me has perdido dos veces en menos de media hora. Definitivamente eres única. Vamos, deja de ser tan quisquillosa, sólo me ofrezco amablemente a llevarte, además, recuerda que vamos para el mismo lugar.

Pienso nuevamente en negarme a la oferta, pero recuerdo que estoy muy retrasada en mi entrada por lo que acepto.

—Esta bien — digo con resignación mientras rodeó el auto y subo al mismo.

— Bueno, por lo menos ya entras a mi auto, sólo falta que aceptes ser mi novia y vivamos felices por siempre —dice sonriendo—.

—Loco —digo rodando los ojos— Ni lo sueñes Eidan —digo burlándome.

Pasa la página y se puede evidenciar unas fotos de un chico.

—Bueno, el primer bombón de Next In es: Fred Díaz Coronado, tiene veintiséis años, mide un metro con ochenta y seis centímetros, cumple el trece de diciembre, es de Puerto Rico.

Fred, el hombre de mayor confianza de Pablo. Muchos lo ven como si fuera un perro faldero o un simple peón en un cuadro de ajedrez, pero a decir verdad, él es el único hombre aparte de Pablo claramente  quién conoce todos los negocios y propiedades en las que Pablo es dueño, si tienes una duda y Pablo no está, Fred es el único capacitado para responderla. Aunque claro, por lo regular Pablo y Fred andan juntos la mayor parte del tiempo. Se rumora que Fred era el asignado para administrar todos los negocios que tiene Pablo en Europa pero Fred se negó. Al poco tiempo corrieron rumores de que eran gays por lo que varias chicas sufrieron, pero quedó solo en rumor ya que aunque Fred es reservado en su vida personal, Pablo es el mujeriego más grande de la empresa, pero bueno, de él hablaremos después.

Yo sólo asiento.

—El siguiente —dice pasando la página— es  Harry Puello Duran, es de República Dominicana, mide un metro con setenta y cinco centímetros, tiene veintiséis años, cumple el veintidós de enero, él es el cerebro en el grupo de investigación, es el encargado de supervisar todos los grandes inventos, sin contar que él hace las partes más importantes. Es un moreno, muy acuerpado con un cabello rubio corto, ojos hermosos, dentadura perfecta, estatura ni muy alta ni muy baja. Pero que a simple vista se ve como un ídolo; perfecto —suspira—.

Ahora el tercer chico —continúa — es

Aidan Girop Duque, tiene veintisiete años, cumple el veintitrés de noviembre, mide un metro con ochenta centímetros, es de Estados Unidos, es un chico blanco, acuerpado con cabello liso negro, usa lentes, tiene un lunar cerca de sus labios, es el encargado de todo lo que es finanzas en la empresa.

El siguiente —dice pasando la página— es: Javier Colón Maldonado, tiene veinticinco años, mide un metro setenta y seis centímetros, es de Cuba. Es el presidente de esta empresa, así que te podrás imaginar lo ocupado que es y —dice con emoción — Es adinerado, sin mencionar esos ojos hermosos que tiene, un cuerpo de infarto, una sonrisa que te hace derretirte, es muy amable y servicial.

Y por último —dice pasando la página — está el multimillonario, Pablo Evans, tiene veinticinco años, cumple el veintiocho de febrero, mide un metro con ochenta y un centímetros, es el dueño de Next In y sus treinta y cinco sucursales. Por lo que abarca productos de hogar, tecnología y modelos de teléfonos inteligentes, todo lo que es supermercados y los mejores centros comerciales de América latina son de su poder. Su riqueza es muy grande, pero es inalcanzable, ya que esta comprometido, sin contar que es mujeriego al mil por ciento. Así que, está descartado.

Ellos son los bombones de Next In—dice pasando la página mostrando a los cinco chicos visto anteriormente —

—¡Vaya! —logró articular sorprendida—.

—Impresionante ¿No? —asiento— son perfectos, debimos de haber salvado el mundo en nuestra anterior vida para trabajar con esos bombones. —me mira y pregunta— Estas impresionada de lo perfectos que son ¿Cierto?

— ¡No! Lo que me impresiona es tu nivel de acoso. Mira cuántas fotos tienes por Dios, ¡Eres una acosadora! —digo entre horror y burla—.

—Cállate mujer —dice tapándome la boca— Yo no tengo culpa de que sean tan lindos.

—¡Guau! Tú no conoces límites —digo negando.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ella es mi medicina