Encuentro cercano romance Capítulo 155

—Hola, Sra. Jones. ¿Usted también está aquí? —Chloé y sus amigas brindaron entre sí. Ésta buscó a su amiga por todas partes y no esperaba que estuviera con Danitza.

La Sra. prestaba especial atención a Danitza. Ella era una persona que tenía mal carácter. Si alguien quería acercarse a ella por algún medio, ésta se volvía en contra en cualquier momento. Sin embargo, la señora Jones estaba hablando alegremente con Danitza.

—Chloé, ven aquí y toma asiento. Creo que ya conoces a esta persona, los he visto charlar hace un momento. —La Sra. Jones le hizo un gesto a Chloé para que se sentara frente a ella.

—Sra. Chloé, iré a buscar algo de comer para usted. Ha bebido muchas copas y puede que esté hambrienta. —Danitza se levantó y se dispuso a traerle a Chloé algo de comer.

—¿Sabes lo que me gusta? —Chloé miró las cosas en el plato de la señora Jones y le preguntó a Danitza.

—Entonces, por favor, dígamelo. Lo conseguiré para usted. —Aunque Danitza conocía las preferencias de Chloé, no podía ser directa en ese momento. Tenía que escuchar sus opiniones.

—Entonces haré de mi preferencia una prueba para ti. Si me satisface, consideraré la posibilidad de trabajar con el Grupo HD. —Antes de que Danitza pudiera decir algo, Chloé dijo eso.

Sin embargo, Danitza se sentía muy presionada. Esperaba que la información de Alejandro fuera la precisa. Si no lo era, perdería una gran oportunidad.

Según la información que le dio Alejandro, ella eligió la comida para Chloé. A Chloé le gustaba mucho el pescado, básicamente, comía todo tipo de pescado, pero era muy exigente con las partes de éste, ya que solo le gustaba comer el vientre.

Chloé no comía carne de cerdo, y prefería las carnes tiernas. En cuanto a las verduras, le gustaba cualquier tipo de ellas.

Danitza cogió el plato cuando terminó de servir lo necesario.

—Sra. Chloé, por favor, espero que le guste. —Danitza colocó respetuosamente el plato delante de Chloé.

—Danitza, ¿no eres demasiado arrogante? Mira lo que has elegido. A la Sra. Chloé no le gusta el pastel. —Una persona salió corriendo de detrás de Danitza y saludó calurosamente a Chloé.

—Hola, Sra. Chloé. Hace tiempo que no nos vemos. —Victoria se acercó mientras estaba agarrada del brazo de Ernesto Yepes

—Victoria, hola, querida. Hace mucho tiempo que no te veo. ¿Está bien tu pierna? —Chloé también se alegró mucho de ver a Victoria.

Las dos se dieron un cálido abrazo y luego se volvieron a dar una mirada.

—¡Cariño, cada vez estás más guapa! Tu figura es tan buena, que es realmente envidiable. —Chloé miró a la hermosa Victoria y la elogió.

Hoy, Victoria llevaba un vestido blanco decorado con plumas blancas. Parecía un hada, y era completamente diferente del estilo de Danitza.

Danitza era reservada, mientras que Victoria era abierta. Danitza era noble y Victoria parecía una deidad. Ellas fueron las dos que más destacaban en la recepción de hoy.

Cuando Ernesto vio que su hermana estaba hablando con un conocido, fue a hablar de negocios con su amigo.

La oportunidad de hoy era algo que los empresarios querían aprovechar porque significaba dinero.

—Sra. Chloé, ¿puedo cambiarle la comida? —Victoria le dijo a Chloé.

El corazón de Victoria se llenó de emoción. «¿Antonio? ¿Él también está aquí? ¿Es por mí?».

Entonces, Victoria se acercó a él con su plato. Mirando el rostro apuesto de Antonio, ella tartamudeó:

—A... Antonio, ¿qué estás haciendo aquí?

—¿Victoria? —Antonio la miró y se sorprendió.

—Sí, soy yo. Nos volvemos a encontrar. Han pasado más de seis meses, ¿verdad? ¿Cómo estás? —Victoria le preguntó a Antonio.

Este hombre era alguien que ella siempre llevaba en su corazón. Era tan mala, que cuando Alejandro se moría por ella, ésta eligió al frío de Antonio.

Sin embargo, ahora Alejandro ya no la quería, y como no consiguió nada con Antonio, ella se sintió arrepentida y quiso recuperar a Alejandro.

Haciendo una comparación, Victoria sintió que Alejandro encajaba mejor con ella porque la había mimado mucho en el pasado. Parecía que ya no le gustaba, pero Victoria creía firmemente que él solo se estaba vengando de ella.

—Estoy bien. —A Antonio no le gustaba Victoria, pero no la odiaba. Era solo que había escuchado que esa mujer lo había perseguido alguna vez. Solo se enteró por otros de eso, ya que nunca le había dado importancia a ella.

—Antonio, ¿cuándo has vuelto? ¿Por qué no me lo dijiste? Fumos amigos en Francia. Si te vas, puedo acompañarte. —Victoria se acercó a Antonio y lo miró con ojos de cachorro.

Antonio era su chico ideal, su príncipe azul. Ella le tenía cariño desde el colegio, pero él siempre había sido frío y nunca le sonreía. Ella realmente no sabía qué tipo de mujer le gustaría a un hombre así.

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