Encuentro cercano romance Capítulo 163

—Abuela, no te enfades. Iré a ayudar a Danitza. —Ema se levantó con una mirada amable.

—Ema, eres muy amable. Aunque esa sea una perra, pero aún así quieres ayudarla, ¿no sabes que alguien así puede hacerte daño en el futuro?. —La abuela agarró a Ema y no quiso que fuera a ayudara a Danitza.

—Abuela, soy quien más te respeta en esta familia, pero eso no significa que puedas insultarme. Ya estoy muy cansada después de trabajar todo el día, y aún así tengo que soportar tus insultos. Nunca me he quejado de ello y solo quería comer algo. ¿Qué he hecho para molestarte? ¿Por qué sigues refunfuñando? Por muy buen carácter que tenga, es imposible que siga aguantándola por siempre.

—¡¿Crees que no estoy siendo razonable?! ¡¿Por qué no bajaste cuando era la hora de la cena?! ¿Acaso esa no es una forma de despreciarnos? —La abuela estaba llena de ira.

Ahora, Fernando ni siquiera salía a comer, sino que hacía que alguien le llevara la comida a su habitación. Después de comer, salía por su propia cuenta.

Fernanda había vuelto a casa de su madre y como Alfonso no pudo convencerla de que volviera, éste volvía muy tarde todos los días, por lo que no comía en casa.

Alejandro y Danitza tampoco comían en casa, y aunque la familia comiera junta, la abuela seguíría sintiendo que esa gente la despreciaba.

—Si ni siquiera eres capaz de respetar a otros y paras menospreciando a los demás, ¿quién te va a respetar? —Cuando Danitza vio que los fideos estaban listos, fue a la cocina y dejó de discutir con la abuela.

No dijo nada, no porque le tuviera miedo, sino porque consideraba que no necesitaba tener un conflicto con una mujer tan mayor.

Pero ahora, la abuela ni siquiera podía darle a Danitza un momento de tranquilidad durante la comida, lo que hizo que Danitza se sintiera muy molesta.

Al ver que Danitza se había marchado y la había ignorado, Eva estaba tan enfadada que sus manos no dejaban de temblar.

—Abuela, no te enfades. ¿Quién demonios se cree que es ella? Tú eres la cabeza de esta familia. Habrá muchas oportunidades de hacerle entender su posición. —Viendo que era un momento oportuno, Ema le susurró a la abuela.

—¿Qué tienes en mente? —En ese momento, la abuela sintió que había sido completamente humillada. Si no mostraba su poderío en esta familia, ¿cómo podría vivir una vida feliz allí?

—No hay prisa. Abuela, esperemos el momento adecuado. —dijo Ema a la abuela y a Mónica.

—De acuerdo, te escuchamos. —En este momento, la abuela estaba ansiosa por deshacerse de Danitza.

Después de la comida, Danitza pasó por el salón, pero la abuela estaba callada. Ésta no dijo nada más y ni siquiera la miró.

Para Danitza eso era algo bueno, así que ella subió de buen humor. Como se sentía plena y animada, empezó a revisar el plan de cooperación con Chloé y Manon. Después, cambió todo lo que había que cambiar.

Ya era medianoche cuando Alejandro regresó. Hoy tenía varias citas con clientes y todo había ido bien, así que se tomó con ellos un poco de vino para celebrarlo. Cuando volvió, se sentía un poco mareado.

Subió las escaleras y vio que Danitza seguía mirando algo.

—Alejandro, has vuelto. —Cuando Danitza escuchó el sonido de la puerta, se giró y vio la mirada fría de Alejandro con su saco al hombro.

—Sí, Danitza. Ya es muy tarde. ¿Por qué no estás durmiendo? —Aunque Alejandro estaba un poco borracho, sabía que era muy tarde. Al ver que Danitza seguía ocupada, sintió pena por ella.

—Está bien. Me iré a dormir cuando termine de leer esto. Hoy he discutido el plan de cooperación con la Sra. Chloé y el Sr. Manon, por lo que lo estoy modificando. —Danitza volvió para ocuparse de sus asuntos.

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