Encuentro cercano romance Capítulo 179

Victoria y sus padres llegaron a la mansión de Hernández. La abuela Hernández se entusiasmó al verlos.

Los Yepes entró. La mesa estaba llena de platos, que le costaron una fortuna a la abuela Hernández.

—Victoria, ¿qué te parecen los platos de hoy? Si hay algo que no te gusta, dínoslo. Lo cambiaremos la próxima vez —La abuela Hernández cogió la mano de Victoria y le dijo con una sonrisa.

—Son buenos. Me gustan —Victoria estaba genial, pero miraba a Alejandro cuando contestó.

Rolando estaba encantado. Siempre había amado a Victoria en secreto. No esperaba estar un día con Victoria.

—Gracias, abuela Hernández. Eres muy amable con nosotros. Nos encanta la comida que has preparado —Victoria entró con sus padres, Micaela y César. Saludaron amablemente a los Hernández.

Alejandro ayudó a Danitza a sentarse a la mesa y todos comenzaron a comer.

José y su esposa no hablaron sino que se limitaron a comer. De todos modos, esto no tenía nada que ver con ellos.

Alejandro y Danitza tampoco quisieron participar en la conversación de los demás. Sin embargo, a algunos no les gustó su silencio.

—Alejandro, ¿por qué no dices nada? —la abuela Hernández miró a Alejandro mientras lanzaba una fría mirada a Danitza.

«¿Cómo puedes sentarte de brazos cruzados y dejar que Alejandro te descascare las gambas? No tienes modales. Deberías ocuparte de tu marido.»

—Como quieras —Alejandro no tenía nada más que decir. Los otros parecían una verdadera familia, pero él y Danitza eran como forasteros.

—Alejandro, este es tu favorito —Victoria cogió una costilla para Alejandro.

—No, gracias. Ya no me gustan las costillas —Alejandro dejó su cuenco a un lado.

Victoria hizo una pausa, y se sintió algo incómoda.

—Vamos. No te niegues, Victoria. Sólo tómalo —La abuela Hernández le arrebató el tazón a Alejandro y lo puso frente a Victoria, dejando que ésta pusiera la costilla en el tazón.

Alejandro no se comió la costilla. Sabía que a Danitza le gustaba el marisco, así que siguió desgranando gambas y cangrejos para ella. Victoria se puso celosa al ver esto.

—Victoria, toma. Está rico —Rolando peló un langostino para ella. Victoria sonrió, le dio las gracias y se lo comió.

—Victoria, estás baja de peso. Deberías comer más. Rolando, debes cuidar bien a Victoria. Vas a formar una familia, así que debes protegerla —Eva hablaba consigo misma.

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