Encuentro cercano romance Capítulo 382

Danitza oyó que Alya y Yolanda discutían. De pie en la puerta con los regalos, se preguntó si era apropiado entrar ahora.

Yolanda se dio la vuelta y vio a Danitza cuando terminó de hablar. Miró a la chica, que tenía un refrescante pelo recortado y llevaba un abrigo negro de cachemira, sin ningún tipo de maquillaje.

—¿Estás buscando a Alya? —le preguntó Yolanda.

—Sí. He venido a verla —Danitza respondió y entró.

—Alya, alguien te está buscando —Yolanda se volvió para decir a Alya, sin ninguna expresión en su rostro.

—¿Danitza? —Alya se sorprendió mucho al ver a Danitza. Nunca había esperado que Danitza viniera a verla.

—Entra. Siéntate aquí. Estoy muy cansada —Alya llamó a Danitza para que se sentara a su lado y se inventó una excusa para ocultar su lesión.

—Bien. ¿Esta es tu madre? —Danitza dejó los regalos y preguntó.

—Sí, esta es mi madre, Yolanda —Alya presentó a su madre a Danitza.

—Hola, Yolanda —Danitza saludó a Yolanda muy amablemente.

—Uh huh —Yolanda gruñó como respuesta. Era un poco fría y distante, incluso con la amiga de Alya. No creía que Alya tuviera amigos, así que se preguntaba cómo esta chica podía hacerse amiga de Alya.

—Mi madre es fría por fuera, pero apasionada por dentro. Es una madre excelente —Alya se ahorraba el sentimiento de Yolanda frente a los demás, a pesar de que tenía muchas quejas sobre ella.

—Humph —Yolanda, mostrando poca amabilidad, siguió leyendo la revista. Lo que esperaba era que Alya no la hiciera enfadar.

—Sabrina, tráele a la Sra. Hernández una taza de té —le pidió Alya a su criada.

—¿Qué te trae por aquí, Danitza? Ya te he dicho que estoy bien. Sólo quiero descansar —Dijo Alya.

—Lo sé. He venido a ver cómo es tu casa. Quiero redecorar mi casa y no tengo ni idea, así que he decidido ver diferentes estilos de decoración —Danitza sabía que Alya era competitiva y nunca había mencionado su lesión.

Así que Danitza decidió inventarse una excusa.

—Tu casa es lo suficientemente bonita. No creo que necesites redecorarla. Esto es un desastre y mi casa está decorada de forma sencilla y casual —Alya pensaba que la casa de Danitza era muy bonita. La mayor parte del mérito debería corresponder a Alejandro.

—Estás siendo humilde. Tu casa es muy bonita. ¿La has diseñado tú? —Danitza miró el salón de Alya, cuya decoración era elegante y lujosa. Pero no parecía ser el estilo de Alya.

—No, mi madre lo hizo —Alya señaló a Yolanda, que no dejaba de leer la revista.

—Oh, lo tengo. Tienes razón —Alya la entendió.

Estuvieron hablando un buen rato hasta que Yolanda trajo un plato de frutas y lo puso sobre la mesa.

—Toma algunas frutas —Se fue, dejando una palabra.

—Alya, creo que tu madre es muy dulce —Danitza notó la tensión entre Alya y Yolanda.

—Bueno, no está tan mal. Al menos no tengo que preocuparme por el dinero —Alya dijo sin ton ni son. No quería decir mucho sobre una madre que la crió como un niño.

—Bueno, ya que te ves bien, creo que puedes volver a trabajar pronto. Tengo que irme —Danitza miró su mueca y sonrió. No creía que hubiera nada malo en Yolanda, al menos por ahora. Tal vez había algo que Alya no podía superar.

—Cena aquí. Nunca has probado las comidas que cocina mi madre. Debe estar cocinando ahora. Cocina muy bien —Alya le pidió a Danitza que se quedara más tiempo.

Al crecer, Alya nunca había tenido amigos íntimos, y tampoco iban amigos a su casa. Danitza fue la primera y también es la primera a la que Yolanda no le tomó antipatía.

—¿De verdad? Genial. Quiero probar la comida de tu madre —Danitza sintió un repentino deseo de saber más sobre la relación entre Alya y Yolanda.

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