Encuentro cercano romance Capítulo 396

Al día siguiente, Alya se presentó en el departamento de planificación. Cuando entró en el departamento de planificación, vio que ya había muchas compañeras y que estaban cotilleando.

'Este departamento de planificación no está mal. El personal viene a trabajar temprano'. Alya se dio cuenta de esto.

Cuando empujó la puerta del despacho del director del departamento de planificación, se quedó atónita ante la puerta porque conocía a este director del departamento de planificación.

—¡Alya, ya estás aquí, toma asiento! —Cuando Ángel vio a Alya, se limitó a sonreír con naturalidad.

—Ángel, ¿eres el director del departamento de planificación? Antes no eras tú —Alya se sentó frente a Ángel. Miró al apuesto Ángel y luego a las empleadas de la puerta. Entonces comprendió por qué las empleadas habían llegado hoy tan temprano. Resulta que habían sabido que hoy vendría un hombre guapo.

—Antes no era yo, pero a partir de hoy lo soy. Bienvenido al departamento de planificación —Ángel le tendió a Alya su mano blanca y delgada.

Alya también extendió la mano para estrecharla. Cuando intentó retirar la mano, descubrió que Ángel la sujetaba con fuerza.

—Tienes unas manos preciosas. Eres perfecta para el modelado de manos —Ángel se dio cuenta de su incomodidad y se apresuró a explicar.

Ambos se sonrojaron. Alya nunca había conocido a un hombre tan sencillo. Su hermano era un playboy. Aunque le daba todo lo que quería, cambiaba con frecuencia de pareja femenina, lo que en su día hizo que ella no se interesara por los hombres, y llegó a pensar que todos los hombres eran así.

Se soltaron las manos. Alya cogió una taza y dio un sorbo al té. Estaba realmente un poco nerviosa. A una chica intrépida como ella se le aceleraba el corazón al ver a Ángel, pero lo echaba de menos cuando no lo veía.

—Esa es mi taza —Ángel observó cómo Alya terminaba el té de su taza y le recordó amablemente.

—¡Ah! —Alyaey se apresuró a poner la taza en el escritorio de Ángel, ¡y la suya seguía en la mesita! Era tan humillante.

—Yo... voy a salir —Alya se sintió avergonzada de permanecer aquí por más tiempo.

Se apresuró a salir y vio a mucha gente fuera observándoles. En cuanto salió, se dispersaron.

—Oye, guapo, tú también eres nuevo hoy, ¿verdad? Nuestro departamento de planificación tiene tanta suerte que hoy han venido dos chicos guapos a la vez. Es tan emocionante. Hoy voy a comer tres platos de arroz —Una chica, un poco regordeta, se acercó a Alya y le preguntó.

—Sí, yo también soy nueva aquí hoy —Alya asintió con la cabeza y volvió a mirar hacia la puerta de Ángel. La puerta estaba cerrada, pero ella podía sentir los ojos ardientes de Ángel.

—¿Cómo te llamas? Eres tan guapo —Alguien vio que Alya hablaba con la chica regordeta, así que se reunieron alrededor.

—Soy tu nueva compañera y me llamo Alya Cortés —Aunque a Alya no le gustó, decidió integrarse con ellos para no hacer pasar un mal rato a Ángel.

—Alya —Una persona guapa con un nombre bonito. Dios es realmente injusto. Soy bonita, pero mi nombre es muy raro. Mi madre me puso Flor Bates —Dijo la chica regordeta, y la gente de alrededor empezó a reírse. Nadie estaba de acuerdo en que fuera guapa, pero tenía un nombre extraño.

Sus padres fueron realmente perezosos y desconsiderados al nombrarla.

—Danitza, entra —La voz de Laura no tenía emoción.

Danitza se quedó pensando un rato y entró en la sala. Miró a Laura, que estaba vestida normalmente. No tenía maquillaje en la cara, lo que la hacía parecer pura.

—Danitza, ¿cómo estás cuidando a mi hermano? Mira, ahora está en una cama de hospital. ¿Acaso mereces decir que eres su esposa? —Laura vio a Danitza y empezó a discutir.

Danitza no dijo nada y dejó que Laura se acercara a sacudirla. Ya estaba bastante amargada por dentro.

Laura reprendió a Danitza, y Mónica, que había venido a visitar a Alejandro, lo observó todo.

—Bueno, está bien, Laura. No te enfades. Danitza no lo decía en serio. Tal vez es que la capacidad de Danitza es limitada. La enfermedad de Alejandro no debe tener nada que ver con ella —Mónica entró y consoló a Laura.

—¿Cómo puedes decir que la enfermedad de Alejandro no tiene nada que ver con ella? Ella fue la que no cuidó de Alejandro. Mónica, no la defiendas. La odio. Ha metido a nuestra familia en tantos problemas —Laura empujó a Danitza con tanta fuerza que ésta fue empujada al suelo.

—¡Di algo! ¿No se te da bien hablar? ¿Y ahora te haces el tonto? Te digo, Danitza, ¿crees que puedes salirte con la tuya? ¡Sigue soñando! Quiero echarte de nuestra familia! —gritó Laura.

—Muy bien, Laura. Hemos visitado a Alejandro. No deberías estar demasiado agitada. Volvamos —Mónica actuó con amabilidad mientras parecía apartar a Laura.

—¿Cómo no voy a estar agitado? Ese es mi hermano acostado en la cama. Danitza, ¿realmente quieres que toda mi familia se meta en problemas? Quieres la propiedad del Grupo HD, ¿no? Eres astuta y muy mala —dijo Laura mientras señalaba a Danitza. Su dedo estaba a punto de tocar la nariz de Danitza.

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