ENTRE LAS GARRAS DEL ALFA romance Capítulo 6

El cuarto de baño estaba tibio, los espejos estaban empañados debido al calor que desprendía el agua caliente de la bañera, el largo cabello castaño oscuro de Temperace mojaba su cintura y sus nalgas, estaba de pié dentro de la tina, sus regordetos senos y su monte venus estaba totalmente a la vista del deseoso lobo que parecía que en cualquier momento le saltaría encima

— La bella doctora, salpicó con agua al imponente lobo que no dejaba de mirarla — ¡¡¡largo de aquí, pervertido!!! — gritó Temperas cubriendo su cuerpo, rápidamente se dejó caer al alguna como una sirena que busca protegerse de un tiburón

— El Alfa reaccionó al fin, su mirada perdida en el cuerpo de su luna, regresó a la realidad, se dió la vuelta para salir de ahí gruñendo — ¡no soy un pervertido!¡ m*****a mujer!

— Alexander estaba enfadado consigo mismo por lo que sintió al ver desnuda a su luna, eran tan fuerte las ganas de tomarla en sus brazos, hacerla suya y marcarla, él que siempre fue un lobo controlado y equilibrado, hoy sus emociones lo estaban sobrepasando

— *¡Regresa! vuelve ahí, humano cobarde, quiero tener a mi luna, ella es tan hermosa, su desnudes es exquisita, tiene los ojos más hermosos que he visto en mi larga vida!*

— ¡No vamos a volver ahí, no insistas Luken! !!además la muy atrevida fue ella la que se me mostró desnuda y me llamó pervertido a mí!! ¿quién se creé que es?

— * Es mi diosa, mi reina, la más hermosa de las mujeres* — respondió el lobo Luken — además no se por que te ofendes, eres un pervertido, no me lo puedes negar

— ¡Pero no con ella, en qué momento le di motivos para llamarme así, lo que necesita es que le enseñe quién manda aquí y que no puede faltarme al respeto! — Alexander, estaba cabreado, pero además de eso su cuerpo había reaccionado a la desnudes de Temperace, no tuvo más remedio que tomar una ducha con agua fría para calmar su deseo

— Bajo la ducha, comenzó a recordar ese sueño que tuvo, dónde una hermosa mujer lo miraba con un amor infinito, a su lado estaba un pequeño niño de dos años que tenía sus mismos ojos azules, era su cachorro, tenía su esencia, ellos reían y corrían hacia él, su felicidad le llenaba el pecho de dicha al Alfa, de pronto el recuerdo se fue tan rápido cómo llegó, dejando un vacío en el interior del poderoso lobo

— ¿Qué diablos fue eso? ¡es ella! es la mujer del sueño, es ella y mi cachorro, ¡demonios! ésto no me puede estar pasando, éstos sentimientos, ese amor tan puro que me transmite, ¡diosa luna, vas a volverme loco! no puedo desearlo, no, no puedo desear tener lo que mi sueño me muestra, no es lo que quiero.... bueno sí, si lo quiero, pero no con ella, ¡no con una humana!

— A la hora del almuerzo, el Alfa se sentó al comedor, estaba que mordía a cualquiera que de acercara, las mucamas le sirvieran en total silencio, procuraron tener mucho cuidado de no hacer nada mal

— En esos momentos la bella figura de una mujer se vió bajar por las escaleras, Temperace se había armado de valor y salió de su habitación para hablar con alguien, si no se la iban a comer o a matar, quería que la dejaran ir, ella tenía un trabajo a dónde volver

— El Alfa, la vió bajar sin despegar su gélida mirada de ella, se veía tan linda y a la vez tan vulnerable que le provocaba correr a abrazarla y llenarla de besos, ella volteaba para todas partes, hasta que sus bellos ojos grises de fijaron en los de el imponente lobo

— La doctora trago duro y tomó el valor para dirigir sus pasos hasta donde el elegante hombre comía un gran bistec, parecía que le habían servido media vaca, lo vió que era musculoso pero sin ser demasiado grueso — ¿cómo podía comer tanto sin perder la línea? — se preguntaba Temperace, más se concentró a lo que venía, que era pedir su libertad

— Soy la doctora Rodríguez, ¿tú.. tu eres el dueño de este lugar? — la humana estaba nerviosa y aterrada, pero trataba de disimularlo

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ENTRE LAS GARRAS DEL ALFA