ENTRE LAS GARRAS DEL ALFA romance Capítulo 15

— Aunque nuestras miradas se cruzaron, la frialdad de ese hombre lobo, era gigantesca, creo que nunca voy a lograr comprender la naturaleza de estas criaturas tan sanguinarias y salvajes

Ahora comprendo por qué me dejó en libertad por fin, su pareja está de vuelta y a ninguna mujer le gustaría que su novio, esposo, o lo que sea, durmiera en la misma cama junto a otra chica, pero que cara dura es ese tipo, tal vez no debí venir aquí, pero... no me arrepiento por qué pude ser de ayuda, eso sí, apenas esté estabilizado todo, me iré y trataré de borrar estos días de mi vida para siempre

— ¿Doctora Rodríguez? esta usted muy distraída — el Alfa André, sonreía mientras llamaba a Temperace

— Disculpe, estaba perdida en mis pensamientos, — respondió la bella doctora, un poco apenada

— Sé que lo que a visto hoy, es por mucho el escenario más horrible con el que se a encontrado, lamento eso, pero como gobernador de la manada Luz de luna, le agradezco infinitamente su ayuda con los cachorritos, ellos son inocentes de todo

— No tiene nada que agradecer, ayudó con gusto — Temperace lo decía sinceramente

— André, Alfa André, soy hermano de crianza de el Alfa Alexander, ese malhumorado lobo que está sentado allá, el.mismo que no quería que te quedaras

— Así que si nombre es Alexander, hmmm... es lindo, lástima de que el que lo porta no lo des en lo absoluto, tiene el peor carácter que e visto en mi vida, él es... aterrador

— Me gustaría decirte que no es así, pero lamentablemente lo es, aunque no es tan malo como parece, también tiene sus cosas buenas, solo que a pasado por mucho en su vida y no se fia de nadie, cómo puedes ver nuestros enemigos son letales y Alexander, es responsable de cuidar de la manada, ahora misma sé que está furioso por qué se culpa de las vidas que se perdieron

— Pero no es su culpa, es imposible para un sólo lobo cuidar de tantas personas, o al menos preveer ataques inesperados, bueno... yo que sé de cómo viven ustedes, yo solo puedo intentar ayudar — a la bella doctora, también le afectaba ver a la manada tan herida y vulnerable

— Y lo haces, eres de valiosa ayuda, ahora come, por qué no quiero que te desmayes de hambre, todavía hay mucho por hacer, esos cachorros son agotadores

— Si, lo son, pero también son adorables, se me estruja el corazón al verlos llorar de dolor y miedo, apenas lo puedo soportar — sin darse cuenta, Temperace, hizo un puchero triste, que para el Alfa Alexander, no pasó desapercibido

— El Alfa André, inconscientemente, pasó un mechón de cabello detrás de la oreja de la doctora, con la intención de consolarla y hacerla sentir mejor — Es duro para todos ver a nuestras pequeños cachorros sufrir, deseamos que este terrible momento pase pronto y tengamos mejores días en el futuro

— En menos de nada, ya tenían al Alfa Alexander parado a un lado de ellos, su gélida mirada ahora parecía estar en llamas, se le veía tenso, tenía los puños apretados — mujer, acompáñame, hay algo de lo que quiero hablarte — Alexander, le ordenó a Temperace

— ¿Conmigo? — preguntó, Temperace, un poco sorprendida, no tenía idea de que le quería hablar el hombre lobo, que se notaba no estaba de buen humor

— André, ¿eres una mujer? — preguntó Alexander, a su hermano

— Por supuesto que no, soy un apuesto y varonil, hombre — respondió André, sonriendo de lado

— ¿Eso responde tu pregunta, doctora? ¿vez alguna otra mujer sentada en ésta mesa?

— ¡Pero claro que puedo, aquí el que manda soy yo, nadie respira si yo no doy la órden, ni se mueve un maldito alfiler sin mi permiso, si digo que no puedes coquetearle a nadie es por qué no lo vas a hacer y punto!

— ¡¿Por qué no te ocupas de tu mujer y me dejas en paz?! !no creo que a la peliroja que te sonríe y le sonríes, le guste mucho que me estés prohibiendo que me relaciones con uno de los lobos de ésta manada, que afortunadamente no todos son como tú! ¡algunos como el Alfa André son amables y me tratan con respeto, no de la forma humillante en la que tú lo haces, solamente por qué no soy una loba como tú! ¡por que sí, soy una humana pero soy una humana que es igual de valiosa que cualquiera de las mujeres lobas que hay aquí!

— Temperace, se rehusó a seguir hablando con ese hombre lobo que solamente le había hecho pasar malos momentos, la había secuestrado sin razón aparente, había pasado los momentos más aterradores pensando en que la asesinaría y se la terminaría comiendo, se fue de ahí llorando, su estado emocional no era el mejor en esos momentos en los que estaba tan agotada

— No, no lo eres, no eres igual de valiosa que las lobas de ésta manada, eres para mí, la más valiosa del mundo — susurró el Alfa...

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