Esposa Mia romance Capítulo 41

Cariza.

La cabeza me punza horriblemente, mis ojos están apunto de cerrarse. Me siento mareada, mi pobre bebe esta incómodo con la ropa que lleva puesta. Arthur mi amor, ven pronto por nosotros.

Ya no doy más, mi cuerpo está débil y el dolor se hace más fuerte, jadeo apretando mis piernas, miro a mi hijo que duerme plácidamente, tengo miedo que se enferme, toda la noche la pase sin pegar el ojo por el temor que me lo quiten o que le suceda algo malo.

-¡Ah! Duele mucho. Arthur, Martha. Dios te lo suplico libérame de estos locos.

La puerta de la habitación se abre, Demetrio entra su rostro luce diferente al que yo conocía, incluso apesta a alcohol. Entre sus manos trae un pequeño bolso y un moisés. Oh Dios para qué es eso. Tomo a mí bebe en mis brazos y lo acurruco en mi pecho. Él camina hasta llegar a mí, me mira fijamente y sonríe con malicia, baja el moisés y burlón replica.

-Bueno hijita, despídete de tu hijo porque este mismo día se ira con su nueva familia.

Niego aterrada, retrocedo sobre la cama pero Demetrio saca una pistola y apunta en dirección a mi bebé.

-Decídete, muerto o vivo- niego aterrorizada y con el corazón apuntó de explotar por la manera en cómo late.

-Te lo suplico, haz conmigo lo que quieras pero con mi bebe no, te lo ruego, por favor.

Lloro tapando mi boca. Demetrio me quita a mi hijo y lo pone dentro del moisés, mi pecho duele y varias cosas vienen a mi mente y una de ellas es estar sin él, que pasaría. No podre vivir sin mi bebé, no quiero que me separen de mi bebé.

-Bien querida, ahora harás una linda familia junto a Maximiliano, veras que tendrás muchos hijos y mejores que este.

-Eres un maldito desgraciado, acaso no vez que solo es un bebé que no tiene la culpa de nada- espeto molesta.

-Sí que tiene la culpa, es el hijo de ese bastardo. Este pequeñín va a pagar por los errores de su padre - no Dios mío no. –Arthur no debió cruzarse en mi camino, odie a su difunto padre, ese miserable lo tenía todo, incluso la mujer que yo quería para mi por esa razón lo hice sufrir en el pasado, lo odio a él, por su culpa perdí todo. Perdí una empresa en Rusia porque el maldito se adelanto comprándote. Si tú te hubieses casado con ese ruso, tu vida y la nuestra hubiera sido de puro lujo - replica mirándome con repulsión.

-¡Eres una escoria!- grito furiosa.

-Di lo que quieras, ahora me voy.

-¡No! Te lo ruego no, dame a mi hijo por favor.

-Das un paso más y lo disparo - dicho eso sale de la habitación, miro para todos lados, me bajo de la cama y corro hacia la puerta para detenerlo. No puedo permitir que lo separen de mí.

Bajo las escaleras a toda prisa y no lo veo, mi corazón está a punto de salir de mi pecho, me asomo por una de las ventanas y lo miro a un lado de su coche tratando de abrir la puerta del copiloto, baja el moisés a un lado de sus pies. Un coche se detiene y es Maximiliano, ambos discuten no sé qué cosas.

Esta es mi oportunidad de escapar junto a mi bebe. Quiero abrir la puerta pero esta trancada por fuera, maldición. Subo a la habitación me pongo la cazadora toda sucia, miro el balcón sé que esto costara mi vida pero no me importa con tal de alejar a mi hijo de ese mal nacido. Por suerte ellos siguen discutiendo.

Miro la altura, no es muy alta, cierro los ojos un segundo y me tiro, caigo y siento como algo se rompe por dentro. Aprieto mis dientes y me levanto con dificultad del suelo, mi vientre duele horrores, pero no importa. Camino y me escondo detrás de un árbol, ambos siguen discutiendo, Demetrio camina unos pasos a Maximiliano y lo golpea, los dos se tiran al suelo, esta es mi oportunidad, no sé a dónde me han traído pero debo buscar una salida. Gateo con rapidez hasta llegar a mi hijo y lo miro, pobrecito está despierto, sus mejillas están colorada, tomo el moisés y me echó a correr a toda prisa, de lejos puedo oir sus gritos, al parecer ya se han percatado de mi.

-Mi amor, mamá te va a sacar como sea de este lugar- le digo a mi bebé con la voz débil y agitada.

-¡Cariza! Detente o me las vas a pagar con tu vida y la de tu hijo- sigo corriendo sin ver atrás, varios sonidos de disparo resuenan en el aire, mi hijo llora pero no me detengo, no ahora, noto que hay dos calles, no se cual tomar. Decido por una, espero no estar en el camino equivocado.

Los disparo siguen en el aire, mis pies flaquean y caigo pero no dejo que mi bebe se lastime. Me trato de levantar pero unas manos me detienen.

-Vamos Cariza, levántate, te ayudare- Maximiliano me mira fijamente, me quiero zafar de él, no entiendo su actitud de querer ayudarme, miro a todos lados hay un gran barranco frente a nosotros.

-Déjame. Tú y el son unos malditos- mascullo entre dientes, mi bebe sigue llorando y no sé qué hacer.

–Te juro que estoy arrepentido, ahora debemos salir de aquí antes que veng...- Maximiliano no termina de decir palabra alguna cuando Demetrio le dispara varias veces.

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