Cariza
Llevo viviendo una semana con Arthur, esta semana lejos del amor de mi vida, como podría olvidarme de Maximiliano si cada día recuerdo sus besos con ternura, su amor puro y sincero diciéndome cuanto me ama, cierro los ojos y lloro en silencio mientras que los brazos de Arthur rodean mi cuerpo.
- ¿Por qué lloras o por quien lo haces? -Trago saliva un nudo se forma en mi garganta por el miedo
-No estoy llorando- respondo tartamudeando.
Arthur me hace girar el cuerpo y verlo de frente sus ojos verdes amarillentos me inspeccionan, tengo miedo de que me trate de golpear como la primera vez.
-Lloras por ese tipo ¿Cierto? - Niego rápidamente, sería capaz de decirle que sí, pero temo que me maltrate-Duerme-Replica con voz dura. Cierro los ojos reprimiendo las lágrimas que amenazaban con salir.
Abrí los ojos al sentir la claridad del día filtrarse por los grandes ventanales. Observo a Arthur el cual está dormido profundamente, me levanto y veo la hora en el reloj que adorna en la mesa de cristal que está en medio de los dos sofás.
Las 6:30 a.m. entró a la ducha y me baño, el agua es fría pero no importa ya que mi corazón se está tornando frio, froto el jabón en todo mi cuerpo aplico champo en mi cabello rubio, al finalizar me pongo el albornoz en mi cuerpo y una toalla en mi cabello.
Me visto con un vestido de tiras color negro con volante y sandalias de piso color negras. Dejo mi cabello suelto y me aplico perfume con aroma a vainilla.
Miro mi reflejo en el espejo que está pegada en el armario. Desde ahora en adelante mi color favorito será negro, ya que mi vida se tornó gris y negra. Aun que creó que estoy exagerando un poco.
Antes de salir de la habitación, busco entre mis cosas la cámara, de seguro mamá me la ha puesto, deseo tomar fotos del paisaje y luego pintarlas bueno si es que algún día logro volver a pintar. Un suspiro lastimero sale de mi boca
¿Cómo viviré al llegar a Managua? Que mentira les diré a mis dos únicos amigos. ¿Cómo lo tomara Maximiliano cuando me vea con otro hombre? Será posible que pueda hacer algo para escaparme e irme con el amor de mi vida.
Tantas preguntas rondan en mi cabeza. Pero ninguna podría responder a mí misma.
-Buenos días señora, que desea desayunar- Pregunta Carmen con amabilidad.
-Lo que sea está bien de ingerir-Miento ya que mi estómago rechaza varias comidas. Soy tan rara.
-El señor nos ha dicho que usted no suele comer cualquier cosa.
Fruncí las cejas, como ese sujeto sabe que no ingiero cualquier tipo de comidas, es un tanto raro, como demonios conoce de mí. Esto es peor de lo que pensé, me asusta.
- ¿Señora, se encuentra bien?
-Eh si, si haga lo que sabe...
Asiente sonriente, salgo de la cocina dirigiéndome hacia afuera y varios hombres armados están rodando este lugar. Si pudiese escapar lo haría.
La chica que encontré con Arthur, sale de una de las casetas y detrás de ella un tipo algo joven. Ellos ríen besándose como dos desesperados. Es increíble ver estos tipos de cosas, negando decido en seguir en lo mío.
Me quedo de pie en el barandal, tomando varias fotos mientras aprecio el aire de la mañana, las aves cantando, los gallos chillan. El lugar es agradable, pero con un dueño que la hace sentir terrible e irracional.
Unos brazos rodeando mi cintura me hacen reaccionar.
-¿Te asusta los brazos de tu esposo?-Pregunta Arthur con algo de enojo.
-No es eso, es solo que...
-Cállate, es mejor que entres a desayunar.
Me toma de la mano entramos al salón. Arthur desliza la silla del comedor para que me siente a su lado, la zor... uh la chica morena sirve el desayuno sin quitar su mirada de Arthur. Mientras ella deja la sopa para mí, le sirve a mi esposo, sin ella percatarse choca con la silla y derrama el contenido caliente encima de mi pierna derecha.
- ¡Ah quema! -Grito al sentir el ardor en mi pierna.
Arthur al ver lo sucedido se levanta rápidamente, me levanta en sus brazos, sube las escaleras como un loco.
-¡Traigan agua fría, Pero ya!- Grita furioso.
El ardor no es tan fuerte, siento la pierna un poco caliente, pero Arthur es un poco exagerado, Carmen entra con una cubeta y trapos, moja el trapo y me lo coloca en mi pierna lastimada
-Carmen busca en los gaveteros la Pomada para quemaduras-Ordena mi esposo enojado, él me mira y algo en mi interior cambia, su mirada es diferente a la que suele ser.
-¿Te arde?- Pregunta preocupado.
-Un poco nada más- respondi sin dejar de verlo.
-Me la va a pagar esa insensata-Replica con dureza. Me imagino que habla de la chica.
Me encuentro perdida en mis pensamientos mientras nos dirigimos a la ciudad. Ahora
¿Qué pasará conmigo juntó este loco... podré escaparme con Max? Tantas cosas rondan en mi cabeza desde ya hace una semana, no tengo la menor idea de que hacer.
-Me imagino que estas planeando como escapar de mí, cuando tengas la oportunidad- Comento con descaro.
-Pues fíjese que no se equivoca-Digo sin saber porque se lo afirme.
Ríe a carcajadas y de un rápido movimiento me propina una cachetada que suena en el interior del auto, sollozo con miedo, el chofer mira la horrible escena por el retrovisor.
-Ten por seguro que jamás volverás a querer decirme eso.
Las lágrimas salen de mis ojos como lluvia, pongo mi cabeza en el respaldar del asiento, lloro en silencio pidiendo al cielo fuerzas para aguantar este infierno torturante en que mis propios padres me han sometido.
El conductor estaciona el auto enfrente de una inmensa casa, la cual se me hace conocida, pero obvio que no la conozco ya que jamás pise esta residencia.
Creo que este barrio se llama las Colinas son una de las mejores en la ciudad y solo viven personas adineradas. Al bajar del auto, admiro el gran patio, Arthur me toma de la mano y los guardias bajan la cabeza en reverencia y nos dice Bienvenidos Señores (se creerá Rey este loco), el levanta la mano en modo de saludo, nos adentramos al interior de la casa y luego aparecen varios empleados, todos nos dan la bienvenida como que si estuvieran en un coro. Una rara sensación hace que mi piel se eriza al entrar al interior de semejante lugar. Porque siento como si he estado aquí. Oh solo debe ser una imaginación mía.
Dejó de lado mi inspección al notar a una chica joven y muy bonita de piel morena y cabello rizado. ¿Debe ser que con esta también tiene sexo? Arthur me presenta a todos como su esposa. Les sonrió con mi mejor sonrisa ya que ellos no tenían la culpa de mi desgracia.
Nuevamente le echo un rápido vistazo a la casa, se me hace raro, es como si la conociera, se ve que todo es de lujo, cuadros de varios pintores famosos, estatuillas antiguas y la alfombra de un borde muy elegante, el sofá es enorme, las sillas son de maderas finas, el comedor es grande, todo es hermoso y lujoso. Pero eso no cambia nada.
Subimos al que según es nuestra habitación, uno de los empleados sube las maletas. Miro la gigantesca habitación es doblemente más grande que el de la finca.
-Llamé a tus padres antes que viajáramos y les dejé dicho que mañana les veras.
Suspirando sigo observado todo al mí al rededor.
-Quiero que nos duchemos juntos y luego deseo estrenar esta cama contigo, ya que es nueva.
Mi cuerpo tiembla otra vez por sus palabras en modo de orden, él me toma de las caderas y me levanta llevándome al cuarto de baño.
Creo que este Arthur es un goloso.
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