Esposo Dominante: Éxtasis Pasional romance Capítulo 44

—¡Vuelve y dile a tu amo que si quiere tocar a la gente mía, tienes que estar asegurarse de que si tiene las agallas!

Cuando terminó, Adrián pateó al hombre directamente hasta dejarlo inconsciente, y estos los dos hombres que habían estado frescos hace un momento fueron arrastrados al instante como perros muertos.

Adrián se dirigió a zancadas hacia Luisa y Felipe le siguió, tanteando con curiosidad para mirar con detenimiento:

—¿Va todo bien, chica?

Aquí era su campo, y Felipe se avergonzó un poco cuando este tipo de cosas sucedió en su propio terreno.

Luisa dejó descubierto su rostro, y contestó suavemente:

—Estoy bien.

Al ver a la mujer tan delicada y bella, Felipe dio un codazo a Adrián y dijo con una voz que sólo podían oír dos personas:

—¡Hombre, qué buena chica tienes, eh!

Adrián envolvió a la mujer en sus brazos, aislando a Felipe de la vista:

—Encárgate del resto, me voy primero.

Felipe no quiso seguir con él y le gritó a su espalda:

—¿Necesitas informar a Joaquín y pedirle que te ayude a examinarla?

El hombre ni siquiera miró hacia atrás:

—No hace falta.

***

Después de salir del Tropical, Luisa fue llevada al coche, Adrián la ayudó a acomodar el asiento y levantó la mirada, llena de evidente enojo.

La distancia entre los dos era estrecha, tanto que Luisa podía oler el tenue aroma a pino en el hombre.

En en coche estaba inusualmente silencioso y los minutos pasaron sin que ninguno de los dos hablara, el ambiente seguía estancado.

Adrián miró a la mujer con la cabeza gacha frente a él, el enojo de su corazón no pudo ser reprimido, levantó la pequeña barbilla de ella y su voz se hundió por completo:

—¿Explícame por qué estás aquí?

Luisa abrió la boca, sabiendo que estaba equivocada, y debilitó la voz:

—Lorenzo me mandó un mensaje sobre el divorcio ...

Adrián resopló:

—¿No tienes cerebro o qué?

Luisa susurró en defensa:

—Le creí cuando dijo que Clara estaba embarazada, si no, no habría venido.

De verdad Luisa no había pensado que Lorenzo le hiciera algo así tan cruelmente.

—Ya que está aquí, estabas confiando en que no te haría nada —Adrián ignoró el sentimiento en lo más mínimo, la ira brotó entre sus respiraciones—. ¿No sabes qué tipo de lugres es El Tropical, realmente no entiendes o te queda alguna ilusión?

—¡No tengo ninguna ilusión! —la cara de Luisa ardió ante el comentario, podía aguantar cualquier cosa pero que la gente la malinterpretara, sobre todo ahora en esta situación, sólo la hacía sentir humillada— Yo pensaba que él ...

—¿Qué pensabas? —Adrián la interrumpió burlonamente, con desdén en su tono— Pensaba que te amaría siempre, ¿y qué pasó?

Las palabras de Adrián estaban, sin duda, echando sal en las heridas aún no cicatrizadas de Luisa.

El corazón de Luisa le dolió mucho, más que cuando se enteró de que Lorenzo la había traicionado.

No espera que le entendieran su situación, sólo pedía que no le profundizara más la cicatriz.

Pensaba que Adrián entendería más o menos su posición, pero la realidad demostraba otra vez que estaba completamente equivocada.

En un instante el hombre se sintió un poco culpable en el corazón.

Si hubiera recibido la llamada, nunca habría dejado que Luisa viniera sola y nada de lo de hoy habría sucedido.

El hombre frunció las cejas:

—La próxima vez no lo haré otra vez.

Luisa levantó los ojos para mirarle, pensando que le había oído mal, pero al encontrarse con la mirada seria del hombre, sabíaoque le había oído bien.

«¿Realmente me está haciendo una promesa?»

Luisa se tensó un momento y tosió de forma poco natural:

—Está bien ...

—¿Todavía tienes la cabeza mareada?

—Un poco mejor.

Adrián asintió y la ayudó a abrocharse el cinturón de seguridad antes de subirse al asiento principal del conductor y puso en marcha el coche en dirección a la Villa 1004. Tenía una mano en el volante y otra apoyada en la ventanilla, con sus largos dedos acariciando su barbilla de vez en cuando, conduciendo con una postura desenfadada pero sexy, el viento de la ventanilla le barría el pelo y lo desordenaba un poco...

Los latidos del corazón de Luisa se desordenaron de repente al pensar en la forma en que la cogió en sus brazos sin dudarlo en el club.

Se obligó a dejar de mirarlo y giró la cabeza para mirar por la ventana la escena callejera que pasaba. La noche era espesa y una brisa fresca entraba por la ventanilla, pero Luisa sintió algo de calor en su corazón.

***

Cuarenta minutos después, el coche se detuvo en el patio delantero de la Villa 1004.

La mujer ya estaba dormida, así que Adrián se bajó del coche, abrió la puerta y la levantó directamente a la habitación y la puso en la cama.

La quitó la ropa, los zapatos, le topó la sábana... después de hacer todo, ya le sudaba en toda la frente al hombre.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposo Dominante: Éxtasis Pasional