Había pasado una semana desde el accidente de Luisa y Adrián había recopilado el vídeo como prueba de referencia en el caso de divorcio, que, junto con el material obtenido anteriormente, había inclinado la balanza a favor de Luisa.
El abogado Daniel le aconsejó:
—Señor Adrián, este caso es seguro, ¿por qué no le pasa la carta?
—No hay prisa —Adrián cerró los papeles en sus manos—. Esperamos un poco más.
Daniel se preguntó, las pruebas y la información eran suficientes para ganar el caso, ¿por qué su jefe seguía esperando?
Daniel pensó y se iluminó de repente, miró la cara de desconcierto de su jefe y le dio un escalofrío en la espalda.
¿Podría el señor Adrián estar intentando destruir completamente a Lorenzo?
Adrián se dio cuenta de su mirada y levantó los ojos para mirar por encima:
—¿Tienes algún problema con eso?
Daniel se estremeció, obviamente era ocho años mayor que Adrián, pero frente a él su experiencia no servía de nada, el aura del hombre era demasiado poderosa.
Inmediatamente sacudió la cabeza:
—¡Nada, señor, no hay ningún problema!
Adrián volvió a mirar la carpeta que tenía sobre su mesa, en la que había varias fotos de Lorenzo, un señor con muchas guarrerías, engañando a su mujer, filtrando impuestos de su empresa, e incluso sus proyectos, como para echarle en la cárcel muchas veces.
Daniel levantó la mano y se secó el sudor diciendo:
—Señor Adrián, si no hay nada más, voy a trabajar primero.
Adrián hizo un gesto con la mano, pero detuvo al hombre cuando Daniel llegaba a la puerta:
—No le cuentes todavía a Luisa estas novedades.
Los ojos de Daniel se abrieron de par en par con cierta sorpresa, pero fingió un aspecto normal cuando se dio la vuelta:
—Señor, entendido.
Daniel había adivinado la relación de Adrián con Luisa, el hecho de que una figura destacada de la abogacía como Adrián se metiera en un pleito tan poco importante ya estaba fuera de su imaginación, y Luisa no tardó en entrar en el bufete.
Pero al fin y al cabo, Adrián nunca había mostrado ninguna particularidad hacia Luisa, por lo que Daniel no podía sacar ninguna conclusión en su mente, pero justo ahora Adrián le había pedido que se lo ocultara a Luisa.
Esto era totalmente contrario a su estilo formal y no era lo que debía hacer un abogado, por lo que sólo se podía ver que Adrián y Luisa no tenían una relación ordinaria.
Daniel se alegró de no haber mencionado nunca la demanda de Luisa a una tercera persona, y decidió ser más educado con Luisa en el futuro.
***
El pleito iba rápido y cuando todo iba bien, Rivera se enteró por alguna fuente desconocida y contactó personalmente con Tomás ese día para reunirse con Adrián.
—Señor Adrián, ¿quiere hablar con él?
Adrián ni siquiera levantó la cabeza:
—No.
Rivera fue rechazado uno tras otro y finalmente no pudo lograrlo, convenciendo a Josefina de ir personalmente a HW Bufete. La recepcionista le informó cuando ella estaba en la puerta, Adrián finalmente asintió:
—Déjala pasar.
A los pocos minutos, Josefina siguió a Tomás al despacho, la mujer vestida con una marca de lujo y llevando del brazo un bolso muy caro.
—Señor Adrián, la señora ya está.
Josefina se puso nerviosa y, con una sensación de malestar, habló con calma:
—Señor Adrián eres un abogado, no puedes decir lo que quiere, quiere decir que mi hijo los instigó, ¿tiene pruebas?
—¿Cómo sabes que no tengo las pruebas? —Adrián levantó lánguidamente sus ojos hacia Josefina, esos profundos y oscuros ojos como una afilada daga capaz de atravesar todo fingimiento y penetrar en tus lugares más vulnerables.
Josefina respiró hondo y cambió de tema:
—¿Qué gana el señor Adrián haciéndose esto, Luisa y Lorenzo siguen legalmente casados, y si las cosas van realmente mal, no será fácil para el señor Adrián, ¿verdad?
Ante eso, Adrián realmente sonrió, pero fue una sonrisa burlona:
—Si la señora Josefina tiene algo que me detenga, que lo use.
Las palabras de Adrián no sólo fueron despectivas para Josefina, sino también para la familia Maduro, y su forma de hablar, tan seria pero ligera, hizo imposible que Josefina se mantuviera calmada.
La familia Maduro no es tan poderosa como Adrián, pero nadie se atrevería a decirle algo así a la cara.
Sin embargo, antes de que Josefina pudiera enfadarse, las siguientes palabras de Adrián silenciaron todas sus réplicas:
—Las dos personas que Lorenzo compró ha confesado todo, las grabaciones, los vídeos, están bien copiados.
Los ojos de Josefina se abrieron de par en par con incredulidad:
—¡¿Qué?! Realmente ...
Adrián no dijo nada, pero esta actitud hizo que Josefina se asustara aún más.
Hoy había acudido a Adrián para que le devolviera el vídeo, pensando que podría aprovecharse de él, pero con unas palabras Adrián se burló de lo que acababa de hacer.
Este hombre no tenía intención de perdonar a la familia Maduro, él ya estaba bien preparado para esto.
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