Esta vez, me toca quererte romance Capítulo 61

—¿la señora Carmen no viene a traerme comida hoy?

Adela fingió no saber qué Elisa estaba pensando y dijo con una cara inocente.

—¿Ah? ¿Por qué? ¿Tienes un rollito con Señor Morales?

Un destello de regodeo brilló en los ojos de Elisa antes de recuperarse rápidamente y fingir sorpresa.

Adela soltó una risa fría en su corazón.

Elisa ya había revelado sus cosas malas con esta frase, y debía ser que había vuelto a enviar algo al gran demonio. Desgraciadamente, ah, ahora era inútil.

—No, mi padre no me da dinero de bolsillo ahora. Si gran demonio no está, es la señora Carmen quien viene a la escuela a traerme la comida.

—Y ahora que el gran demonio ha vuelto a casa, voy a su empresa a comer. La última vez me llevaste a la cantina y acabé olvidándome de decírselo y resultó que se enojó.

Adela fingió deliberadamente ser descuidada mientras soltaba casualmente la rutina diaria entre ella y Criz.

—¿Estaba descontento?

Elisa estaba tan enfadada que inconscientemente apretó los puños, sin sentirse que sus uñas estaban profundamente clavadas en su carne. Había desperdiciado tanto esfuerzo y resultó que Adela y Criz mejoraran la relación.

—Sí, Elisa, ¿Qué tal estás que no pareces muy contenta de que me lleve bien con el gran demonio?

Adela preguntó deliberadamente, después de admirar la expresión de Elisa que estaba súper enfadada, pero siguía fingir que estaba contenta.

—¡No, no puede ser!

Elisa lo negó con una sonrisa seca, y luego dijo algo más.

—No soy descontenta, sólo estoy un poco preocupada por ti. Es que al fin y al cabo, el señor Criz ya tiene veinticinco años. Tú aún eres una estudiante de la secundaria, hay una brecha de edad entre vosotros. El Señor Criz obviamente tiene más experiencia de las relaciones que tú, así que me temo que haga daño a ti.

Al escuchar sus palabras, Adela puso los ojos en blanco. Elisa intentaba decir la edad del gran demonio para hacerla a pensar más, como sospechando que él fuera un mujeriego y no estuviera enamorado de solo una mujer toda su vida.

Si algo salió mal después, todo fue la imaginación de Adela, no obstante, Elisa no había dicho nada malo.

Adela tenía que admirar la reacción de Elisa, como en tan poco tiempo, ella había pensado en otra forma de provocar su relación con el gran demonio, e incluso se había dejado de esto totalmente. Lo que era realmente una maestra en las hijas de puta...

—Adela, tienes que aprender a protegerte. Cada vez que te encuentres con algo malo, siempre estoy a tu lado. Dímelo también, y no te lo guardes en tu corazón, ¿Da acuerdo?

Al ver a Adela atenta, Elisa pensó que sus palabras habían sido escuchadas y aprovechó la oportunidad para volver a convencerla..

—No se piense ahora en tantas cosas que ya no ha pasa, a lo mejor vivir en el momento presente, ¿no? Voy a comer. Elisa, si no vas a la cantina, puede no quedar nada comida.

Adela agitó su mano, sujetando a la fuerza los hombros de Elisa y haciéndola girar en dirección contraria.

Sin esperar a que Elisa reaccionara, ella daba un gran paso hacia la entrada de la escuela. En ese momento, Flavio llevaba ya mucho tiempo esperando aquí.

—Flavio, la corbata de hoy te cae bien.

Adela lo elogió de buen humor.

Flavio se congeló por un momento con cierta sorpresa antes de abrir la puerta del coche a Adela como un caballero, y había una sonrisa bajo sus ojos.

—Gracias.

Adela dio las gracias antes de subir al coche.

Desde lejos, Elisa observó a Adela siendo atendida como una princesa, y la hierba de los celos en su corazón creció al punto hasta una pradera.

«¿Por qué? Obviamente, he enviado muchos mensajes a Criz, pero ¿cómo es que ninguno de ellos funcionó? ¿Podría ser que...»

El corazón de Elisa se estremeció. De inmediato se le ocurrió una posibilidad. Directamente sacó su teléfono y llamó al número de móvil personal de Criz, y un segundo, pulsó el botón de marcar rápidamente.

—¡Lo siento, el número que ha marcado no existe!

A partir de ahora, yo también tengo que entrenarme a mediodía, así que no vendré a la oficina a comer con vosotros, así que, ¿por qué no le pides a la señora Carmen que traiga la comida a la escuela?

De hecho, ella no estaba muy acostumbrada a pasar tiempo con Criz tan a menudo, después de todo, en su reencarnación lo había evitado hasta odiar matarse, así que sólo podía decir que tenía que tomarse su tiempo.

Después de decir estas palabras, los ojos de Criz se enfriaron inmediatamente.

Pero Adela no cedió esta vez, no podía estropear al gran demonio cada vez, además esta vez tenía mucha razón.

Esta vez tuvo mucho valor y no dijo ni una sola palabra. Sólo después de unos minutos, la voz del hombre respondió con un sonido extremadamente frío.

—Bueno.

Adela le dio al gran demonio un pan con jamón en acto continuo, y luego fingió ser feroz mientras amonestaba,

—Ay, tienes que comer a tiempo incluso cuando no estoy cerca. Aunque no comeré contigo a mediodía, te llamaré para verte. ¿lo sabes?

—Adelita.

El hombre dejó de moverse de repente, y su mirada escudriñó a Adela. Por su mirada así, el corazón de ella dio un salto y preguntó tímidamente.

—¿Qué pasa?

—¿Soy un niño?

«¡Qué!»

Justo cuando no sabía cómo responder, sonó el teléfono del gran demonio.

Inmediatamente suspiró de alivio, qué llamada de salvamento...

Era una pena que pensara así... e incluso era lo contrario.

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