Forzada a Enamorarme de Ti romance Capítulo 2

Horas después, el vehículo llegó a Ciudad Ébano, entrando a la propiedad de la familia Avilés. Sana observaba curiosa la opulenta villa independiente mientras Alondra la guiaba hacia la entrada, sintiéndose algo perdida en el entorno desconocido. Apenas cruzaron el umbral, un fuerte olor a desinfectante las inundó.

La empleada Felisa rociaba a Sana con un pulverizador sin cesar. Una anciana con el cabello cano daba órdenes al lado: "El cabello y los zapatos también, no debe quedar nada sin desinfectar".

Sana instintivamente se cubrió los ojos, mientras Alondra se interponía rápidamente exclamando: "¡Mamá, qué estás haciendo?!".

Nieves, con los párpados caídos, habló con tono severo: "No sabemos qué clase de niños recogen en esos orfanatos, ¿y si trae bacterias o virus?".

Alondra, entre dolida y enfadada, replicó: "¡Mamá!".

Nieves examinó a Sana de arriba abajo, la chica parecía bien portada, con la mirada baja y las largas pestañas proyectando sombras sobre sus mejillas, era bonita, pero parecía no entender el sarcasmo en sus palabras, con una mirada de desprecio, comentó: "Mira qué pasmada parece, ¿no será que es tonta? ¿Verificaron bien? Después de 18 años sin encontrarla, ¿y una carta de la nada los convence?".

Josué habló con firmeza: "Mamá, he verificado el ADN, ella es realmente mi hija. No permitiré que se hable así de nuevo. Además, no es tonta como piensas".

Tras decirlo, señaló a Nieves presentándola a Sana: "Sanie, ella es tu abuela, Nieves".

Luego apuntó a la chica joven y radiante al lado de la anciana, casi de la edad de Sana: "Ella es la hija de tu tío Enrique, tu prima, Bianca".

Nieves cambió su actitud hostil y acarició la mano de aquella joven con ternura: "Bianki, quédate lejos de ella, está mal de la cabeza, no vaya a ser que te contagie".

Bianca mantuvo una sonrisa adecuada: "Abuela, siempre con tus bromas".

Sin embargo, se retiró un paso y se tapó la nariz: "Ay, mejor lleva a tu prima a bañarse", su desdén era evidente.

Alondra miró preocupada a Sana, esperando que estuviera triste, pero lo que vio fue su rostro sereno, como si no hubiera oído nada. Con un nudo en la garganta, ella la llevó escaleras arriba: "Sanie, tu papá tiene que ir a arreglar lo de tu inscripción en el colegio, yo te llevaré a tu habitación a descansar. La he decorado yo misma, quizás no sea de tu gusto, pero podemos hacer cambios más adelante".

Alondra intentó resistirse, pero el semblante de Nieves se ensombreció y con voz elevada la regañó: "¡Quién manda en esta casa!".

Alondra se quedó sin palabras. En la familia Avilés, actualmente era el patriarca Florencio quien dirigía los asuntos del gran negocio familiar, y aunque Josué ya había empezado a tomar parte en las labores, en el hogar, Nieves tenía la última palabra en todo. Derrotada, apretó sus puños con frustración: "Sana, te llevaré a otra habitación".

Sana asintió con la cabeza, para ella, el lugar donde viviera era lo de menos. Sin embargo, miró lentamente hacia Nieves y preguntó: "¿Así que tener buenas notas significa que uno merece un mejor lugar para vivir?".

Su voz, al igual que su presencia, transmitía una indiferencia absoluta. Nieves se quedó sorprendida: "¿Qué dices?".

Sana retiró su mirada y volvió a su estado indiferente. Dos segundos después, respondió: "Nada".

Después de que Sana siguiera a su madre hacia uno de los otros cuartos, Nieves aún no había asimilado lo sucedido, ¿qué quiso decir esta niña con eso?

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