-Lo... siento...
Lin Xiao se esforzó para disculparse mientras lloraba. Sabía que él había cometido un error. Sabía cuál de sus hijos se preocupaba más por él y lo amaba más. Sin embargo, ahora era demasiado tarde. Si tuviera otra oportunidad, no trataría de ese modo a Lin Wen y a su familia. Estaba tan arrepentido.
Lin Wen no podía aguantarse más. Lo abrazó y comenzó a llorar. El equipo de la estación grabó esa conmovedora escena entre padre e hijo.
Lin Yuzhen tampoco pudo aguantar. Tenía los ojos enrojecidos. De repente sintió que Lin Xiao era muy viejo. Tenía el cabello blanco, su rostro estaba hundido y no había vida en él. Era como una vela al viento y podría apagarse en cualquier minuto.
Ni siquiera Su Mei dijo nada. No veía al Lin Xiao de antes. Lo único que veía era un anciano solitario y patético que estaba lleno de arrepentimiento. Incluso si odiaba al Lin
Xiao del pasado, no podía odiarlo ahora. Después de todo, era una mujer bondadosa.
En internet aparecieron muchas fotos de Lin Xiao y Lin Wen llorando abrazados. Esto hizo que se descubrieran las mentiras de Lin Qiang. Hubo una gran conmoción y la reputación de Lin Wen llegó al máximo.
El gobernador Zhang fue al parlamento y dijo que todos debían aprender de Lin Wen y que debería haber más empresarios de buen corazón y socialmente responsables como él. Era un reconocimiento público de parte del gobierno.
Como resultado, la reputación del Grupo Lin también había crecido en Donghai. No era sólo por lo que ocurrió en la estación de televisión, sino porque la gente podía sentir que el Grupo Lin realmente no era sólo otra empresa indiferente. El Grupo Lin tenía un toque de humanidad.
Lin Wen ayudó a Lin Xiao a bañarse, a ponerse ropa nueva, a comer y lo llevó al hospital para una revisión. No había hecho todo eso sólo para aparentar. Lo hacía como su hijo. Quería hacer lo que un hijo debe hacer por su padre, aun si su padre lo había decepcionado. Jiang Ning y el resto de la familia no dijeron nada. No había nada que decir.
Después de un tiempo de descanso y tratamiento, la condición de Lin Xiao había mejorado considerablemente. Lin Wen se ofreció a llevarlo a casa pero Lin Xiao sacudía la cabeza y se negaba.
-No... no tengo d-derecho.
-No necesariamente. -Jiang Ning no se movió-. Soy muy joven pero ya sé qué clase de persona soy.
-¿Y qué es? -preguntó Lin Yuzhen por curiosidad.
-Soy un hombre... que le tiene miedo al frío -dijo él mientras se hacía bolita.
El silencio cayó en la habitación.
Podía oír la respiración un poco agitada de Lin Yuzhen.
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