Jin Yang pareció haberse vuelto loco. Se aferró a Jin Ran y lo abofeteó fuerte una y otra vez.
―¡Mi familia ha sido destruida por tu culpa! ¡Niño rebelde, pequeño bastardo!
Jin Yang maldijo y lo abofeteó de nuevo.
Si Jin Ran no hubiera intentado pasarse de la raya con Lin Yuzhen, no hubiera ofendido a Jiang Ning y su familia no estuviera en esa situación ahora. No hubiera dejado que la mujer que amaba fuera violada por otro hombre.
Toda la furia fue liberada en ese instante. Jin Yang no pudo controlarse y Jin Ran aullaba de dolor con cada bofetada.
―¡Papá, perdóname, perdóname!
Las extremidades de Jin Ran estaban lesionadas por lo que no había manera de que se defendiera. Sólo podía llorar y rogar por piedad.
Supo que la familia Jin estaba condenada, completamente condenada. Si no dejaban Shengcheng en un día, Jiang Ning acabaría con ellos. Jiang Ning ni siquiera tenía que encargarse de ellos, tan pronto él dijera una palabra, había miles de personas en Shengcheng que estarían dispuestos a ayudarlo a esfumar a esa familia.
Después de salir de la casa de los Jin, Jiang Ning fue al Club Masquerade. La puerta principal estaba asegurada y las puertas estaban selladas. Forzó la puerta y entró, dejando al hermano Gou cuidando la entrada.
No había pasado mucho, pero mientras todo estaba aún aquí, la gente no era la misma de antes. El club era un desastre. Nadie cuidó los bonsáis por lo que varias de ellas estaban muertas.
Jiang Ning caminó al patio trasero y el estanque estaba oscuro. Había una figura que con cuidado vadeaba por el estanque para recoger las hojas de loto que se habían hundido.
―¿Señor Jiang?
El mayordomo Zhao volteó cuando escuchó un ruido y tenía una expresión de sorpresa en su rostro. Su cabello estaba desordenado y no parecía molestarle. No tenía esa pinta de pulcro e inteligente de antes. El mayordomo Zhao se puso de pie rápido y limpió sus manos, pero no se atrevió a estrechar la mano de Jiang Ning.
―El amo Fu falleció y encontré un lugar secreto para enterrarlo ―dijo el mayordomo Zhao―. Hubo gente del norte que vino a buscar su cuerpo, pero partieron al no poderlo encontrar.
Jiang Ning asintió. Supo que el mayordomo Zhao había estado con el amo Fu desde que era joven, por lo que se convirtió en la persona más confiable para él.
No obstante, no podía soportar abandonar este lugar. Había vivido aquí por veinte años y conocía cada uno de sus rincones.
―Necesito este lugar ―Jiang Ning dijo sin rodeos―. Para mí es muy importante tener un lugar donde conseguir información.
Dio un paso adelante y miró al mayordomo Zhao.
―El mayordomo Zhao está familiarizado con esto, entonces si aún sientes apego por este lugar ¿crees que puedas quedarte y continuar a cargo del club?
El mayordomo Zhao se estremeció.
―No te preocupes, no interferiré del todo. Puedes tener control total del lugar. Sólo espero que el club continúe para cuando necesite información, pueda venir y conseguirla contigo.
Los labios del mayordomo temblaban. Sabía lo valioso que era el tener una red de información. Había muchas otras autoridades del norte que venían a buscarlo en secreto para que trabajara para ellos. Sabía que, si se negaba, podría tener problemas el resto de su vida, incluso podría morir de la nada sin saber la causa. ¿Y ahora Jiang Ning lo necesitaba?
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