Huang Yuming había ido al norte para ayudar a Fei con algunos asuntos y debía estar de vuelta pronto. Jiang Ning tuvo un trabajo más sencillo con alguien que pudiera usar su cabeza. Por lo menos no tenía que explicar mucho sobre la mayoría de las cosas. Huang Yuming comprendió lo que quería decir y haría un buen trabajo para arreglar esos asuntos.
El hermano Gou era bueno peleando, pero pedirle que usara su cerebro era demasiado para él. Jiang Ning ni siquiera supo que el hermano Gou pensó que le había hecho un cumplido. Él fue a presumirlo en el momento en el que salió de la habitación.
Mientras tanto, en la casa de los Luo, en el norte, Luo Yongqian parecía un muerto al mirar la foto en sus manos. Las venas en su frente estaban por reventar. Luego hizo pedazos la foto de Ye Kuang colgado en el faro y azotó el escritorio con su palma.
―¡Indignante! ¡DESCARADO! ¿Acaso ese bastardo no sabe que Ye Kuang es uno de los míos?
Ye Xinhuo se mantuvo en uno de los lados y permaneció en silencio. Su rostro estaba igual de molesto. Como el mentor de Ye Kuang, todo el mundo lo mencionaría junto a Ye Kuang. Ahora, Ye Kuang, quien antes era conocido como Tigre Furioso del norte, se convirtió en el sujeto que fue despojado de sus ropas a excepción de unos calzoncillos con florecitas y fue colgado en el faro.
Ye Xinhuo había vivido con gran orgullo toda su vida y nunca había sido insultado. Había asesinado a Espada Rota y su reputación había subido hasta el cielo. Ahora este incidente era como un balde gigante de agua fría que apagaba todo.
―¿De dónde diablos es ese mentado Jiang Ning? ―Luo Yongqian apenas pudo aguantarlo.
No esperaba que Shengcheng fuera así de problemático. Apenas había acabado con el amo Fu y ahora Jiang Ning aparecía. Él era aún más furioso y salvaje que el amo Fu, sin miedo a nada, y pareciera no saber dónde marcar la línea.
―Ya investigué, pero al parecer no tiene antecedentes ―respondió Ye Xinhuo en voz baja―. Sólo hay una familia Jiang en el norte, pero esta familia no pondría atención en un pequeño lugar como Donghai.
Estaba muy avergonzado para dar la cara. Necesitó de un corazón muy fuerte para decidir no suicidarse. No obstante, Ye Xinhuo supo que su discípulo era un inútil. Era un caso perdido.
―¡Maldición, maldición!
Luo Yongqian se enfureció de nuevo. Su familia pudo tener otro peleador fuerte en el equipo, ¿y ahora? Sólo le quedó la humillación. Perdió los círculos ilegales de Shengcheng y ahora uno de ellos había sido torturado y humillado. Una bofetada aún más fuerte que tenía su rostro hinchado. Todos en el norte estaban burlándose de su familia.
―Maestro, visitaré Tianhai ― Ye Xinhuo dijo con una voz siniestra―. ¡Solucionaré todo y me arreglaré con todos con los que tenga que hacerlo!
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