¿Cuán horrible era este territorio prohibido? Era un lugar al que nunca debían ir. ¡Era el infierno! ¿Sabes lo que significa territorio prohibido? Ve a Donghai y lo descubrirás.
En cuanto corrió la voz, el Clan de los Asesinos respondió. En apenas dos días, Huang Yuming rastreó a otro asesino. No se tentó el corazón. Envió un ataque y se deshizo del asesino nivel plata.
Esta vez fue más impactante. En tres días, habían caído tres asesinos nivel plata. Ninguna ciudad había empleado información ni una estrategia defensiva de tan alto nivel.
Huang Yuming hizo que el mayordomo enviara una foto del asesino junto con una nota: «La próxima vez, mande a uno de nivel oro». Sin embargo, no sucedió. El cliente no había pagado lo suficiente como para movilizar a un asesino de ese calibre.
La reputación era un problema pero el dinero era uno más grande. Había pocos en el Clan de los Asesinos que no mataban por dinero, sin embargo la mayoría lo hacía por la plata. Sin una recompensa suficiente, nadie estaba dispuesto a arriesgar la vida. El riesgo y el precio eran directamente proporcionales.
No hubo más noticias del Clan de los Asesinos y eso hizo que la reputación de Donghai como territorio prohibido fuera más firme que nunca. Huang Yuming aprovechó para buscar fisuras en la seguridad de Donghai y repararlas. El mayordomo Zhao también tomó la oportunidad para resolver los problemas con su red de información.
Era un suceso enorme para el progreso de Donghai. Con la cooperación del gobernador Zhang, ahora Donghai era un lugar muy estable y pacífico. Tendrían que pensársela dos veces antes de llevar problemas ahí.
―No me digan que no pueden matar a ese bastardo ―maldijo Yang Dong con furia. ¿De verdad era tan difícil encargarse de Jiang Ning?―. Tortuga cobarde, con razón sigues escondido en Donghai. ―Yang Dong apretó los dientes y se rio con frialdad―: Si tienes las agallas, sal de Donghai.
Creía que Jiang Ning estaba oculto en Donghai y no se atrevía a salir porque temía que lo mataran. No obstante, no podía darse el lujo de gastar otros sesenta millones sólo para matarlo. La familia tampoco Yang no tenía tanto dinero.
―¡Es muchísimo dinero! ―Alguien aplaudía y habló con desdén y mucho sarcasmo―. Alguien aventó millones de dólares pero ni siquiera vio una onda en el agua.
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