Héroe Retrasado romance Capítulo 38

Poco a poco, el silencio se apoderaba de la noche. Todo volvía a estar en paz, pero Jiang Ning sabía que era el comienzo de los problemas. Él estaba recostado en el suelo, pero sabía que Lin Yuzhen estaba despierta aún.

—No vayas a la obra mañana. Ve de compras con tu madre, compra algo de ropa y suplementos.

-¿Por qué? -Ella se giró, pero no podía ver bien el rostro de Jiang Ning en la oscuridad-, ¿Y tú?

—Yo iré a la obra- Respondió.

Yuzhen guardó silencio un momento.

-¿Para qué?

Ella era la persona que estaba a cargo, mientras Jiang Ning no tenía nada que ver con el proyecto. ¿Qué tenía que hacer ahí?

-Hay un asunto que tengo que solucionar por ti -respondió con calma.

Al día siguiente, Lin Wen se despertó en muy temprano. Se bañó y se afeitó. Vistió una buena camisa que no había usado durante mucho tiempo. Abrió el cajón de su librero, sacó unos documentos empolvados relacionados con el negocio y comenzó a revisarlos con mucha atención frente al balcón.

Su Mei no sabía qué estaba pasando pero sintió que su esposo se había convertido en otro. La mirada en sus ojos, la manera en que se movía e incluso sus expresiones eran completamente diferentes. Se preocupó un poco. La noche anterior, Jiang Ning le dijo que Lin Wen sería una persona nueva, pero ¿qué rayos estaba pasando?

-Mamá, Yuzhen irá contigo a comprar ropa y suplementos -Jiang Ning tomó el desayuno de la mesa y salió comiendo-. Papá tiene que revisar muchos documentos, no lo distraigan.

De pronto, el motor del auto se escuchó y Jiang Ning partió del lugar. Yuzhen salió de la sala con rostro de impotencia. Él no le permitió ir a la obra, en cambio le dijo que fuera de compras, como si fuera más importante.

—Mamá, después de desayunar saldremos de compras. Hace tiempo que no lo hacemos juntas.

-¿Qué compraremos? No necesitamos nada más. -Y de inmediato agregó-: ¡Sólo es desperdiciar el dinero!

Jiang estaba en el auto escuchando música y esperando en silencio. De pronto, varios autobuses se detuvieron en la entrada de la fábrica y un gran grupo de personas bajó.

-¡Todos unos buenos para nada!

Hei Hu caminó al frente y observó que sus hombres estaban trabajando en la construcción. Su rostro se enrojeció del enojo y les gritó:

—¡Inútiles, todos ustedes son una vergüenza para mí! ¿Qué caso tiene el alimentarlos? ¡Al final son unos debiluchos trabajando en una obra de construcción, qué vergüenza!

-continuó gritando-. ¿Por qué se quedan ahí? ¡Vengan de inmediato!

Los pandilleros se asombraron al ver que Hei Hu se apareciera en la obra. ¿Acaso estaba ahí para salvarlos? A juzgar por la expresión de Hu y el que viniera acompañado de muchos más hombres, no parecía que los ayudaría. Estaba furioso porque lo habían avergonzado y ahora les causaría problemas. Todos sintieron una gran preocupación.

Cuando Hei Hu tuvo que pagar para liberarlos, no dijo ni una sola palabra porque no podía soportar la idea de dejar ir el dinero. Ahora que su orgullo estaba en juego, había venido para gritarles. ¿Realmente los veía como perros que estuvieran a su entera disposición?

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