Lin Feng sintió su cara y sus orejas todas rojas, Jiang Ning se atrevió a golpearlo en frente de sus invitados importantes. Él y su padre estaban tan enojados porque Lin Yuzhen comenzó su propio Grupo Lin que no habían podido comer desde hace varios días, su abuelo acababa de tener un ataque y la familia Lin era un desastre en esos momentos.
Quería atender a esos jóvenes ricos de Shengcheng con la esperanza de crear lazos con sus respectivas familias para que los Lin puedan tener una oportunidad de expandirse a esa otra ciudad. Pero no esperaba encontrarse con el maldito de Jiang Ning y con Lin Yuzhen en este lugar.
—¿No estas siendo un poco arrogante? —Uno de los jóvenes pasó adelante a ayudar a Lin Feng, frunció la ceja, pero no apartó su mirada de Lin Yuzhen.
-Todos aquí somos personas civilizadas. Es muy inculto usar la violencia. —Después de decir esto Jin Ran sonrió y se dirigió a ella-: Hola, mi nombre es Jin Ran, de la familia
Jin de Shengcheng. ¿Así que tú eres Lin Yuzhen?
Había escuchado a Lin Feng decir que tenía una prima muy bonita llamada Lin Yuzhen, no le creyó al principio, pero ahora que la miraba con sus propios ojos la quería para él. No le importó que su esposo estuviera presente.
—Joven amo Jin, sea cuidadoso. Este sujeto es un lunático y golpea gente cuando su enfermedad ataca. — Lin Feng apretó los dientes, estaba lleno de rabia. Su cara ardía y temía tener la marca de la mano en su rostro.
Jin Ran seguía comportándose como un caballero sin importarle Jiang Ning. Lin Feng le había dicho que Jiang Ning y Lin Yuzhen solo eran esposos en el papel y que no era posible que Lin Yuzhen hubiera permitido que Jiang Ning la tocara, en ese caso ella seguía siendo una virgen. Jin Ran se interesó aún más.
-Señorita Lin, si necesita mi ayuda, la puedo ayudar a deshacerse de este loco que la molesta —dijo de manera arrogante—, Y por la querella que tiene con los Lin, también puedo ayudarla a solucionarlo. Me parece que los Lin lo aceptarían como un favor a la familia Jin. -Se giró a
ver a Lin Feng.
-¡Sí, claro que sí! Si el joven amo Jin lo dice, entonces los Lin en definitiva le harán este favor.
Jin Ran la miró con presunción y esperó a que aceptara.
-¿Acaso estás demente? -Lin Yuzhen de repente frunció el ceño y dijo con brusquedad-: Ve a ver a un doctor si estás enfermo.
—¿Cómo te atreves a decirle estas cosas a mi esposa?
Estás pidiendo la muerte.
El rostro de Jiang Ning se puso sombrío y no ocultó el deseo asesino reflejado en su expresión. De repente, una fuerza aterradora pareció manifestarse como olas, Jin Ran había abierto la boca para contestar, pero se contuvo. Esta fuerza era demasiado aterradora. ¡Esta era realmente una fuerza que podía matar!
A Jiang Ning no le importaba esta gente inferior a él, eran meras hormigas. Pero cuando se trataba de que esas hormigas insistieran en subírsele al pie para molestarlo, no podía ser culpado por pisarlas y matarlas con el pie.
—Tú... —La voz de Lin Feng temblaba—. ¡Te atreviste a golpear a alguien de los Jin!
-Si continúas interponiéndote en el camino, te daré más que una bofetada.
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