-¿Qué?
-Sobre los asuntos de la compañía. Yo me encargaré, puedo hacerlo.
Lin Yuzhen volteó, tenía una expresión decidida.
-Claro.
Jiang Ning sonrió y no dijo mucho, sólo asintió.
En ese momento. Ministerio de Salud, en la oficina del director a cargo de la seguridad de alimentos y fármacos.
Había alguien sentado junto a Lin Qiang. Estaba recargado sobre un sillón, fumando un cigarrillo. Tenía un aire de superioridad.
-El nuevo Grupo Lin olvidó gran parte del papeleo pero se atrevieron a proceder con la producción. Eso es muy irresponsable de su parte. -El hombre que estaba en el sillón frunció el ceño:-Luo, esto está en tu jurisdicción,
¿verdad?
-Jin, ¿viniste hasta Donghai sólo para hablar de esto?
El director Luo miró a Jin Long, que estaba sentado en el sillón, y no pudo aguantar la risa. Se conocían desde hace muchos años y eran muy cercanos. Ya que Lin Qiang estaba ahí, era muy obvio qué quería decir Jin Long.
-Claro que no -se rio-. Sé que te encanta beber té, así que te traje una buena mezcla. Te lo traje porque sucede que estaba de paso por Donghai.
Miró a Lin Qiang y este le entregó una caja de té al director Luo. Los ojos del director se iluminaron al instante. Tomó la caja y, tanteando con las manos, trató de calcular cuánto había dentro.
—Somos viejos amigos, ¿por qué molestarte en traerme algo? ¿Son caras estas hojas de té? No lo aceptaré si es demasiado caro.
Sus manos parecían rechazarlo.
-Nadie en toda la provincia de Tianhai se atreve a ofender a los Jin -resopló Jin Long.
No le importaba que Lin Qiang le lamiera las botas. Muchas veces había escuchado esas palabras. Además, menospreciaba a los Lin. Habían permitido que un lisiado les arrebatara sus activos más importantes. ¿No les daba vergüenza?
—Esto es sólo el primer round para acabar con Lin Wen. Más tarde habrá muchos otros para liquidarlo y que no pueda ni levantar la cabeza. -Jin Long sonrió con frialdad-. Para lidiar con la gente, hay que usar la cabeza y las influencias de otros. ¿Entiendes?
Era un poco mayor que Lin Qiang, pero le hablaba como si estuviera hablando con alguien de una generación más joven.
-Sí, sí -Lin Qiang asintió con fuerza y respondió cortésmente—: Gracias por enseñarme eso.
—Bien, yo volveré primero. Luo se encargará de su parte.
¿Tienes claro lo que te pedí que hicieras?
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