IntensaMente (COMPLETO) romance Capítulo 63

S E S E N T A- y- D O S

Pero se acercó el malestar y las contracciones de Anne y Aaron tuvo que ir a atenderla, ella no tiene familia cerca y sólo los Lovecraft son su familia.

Imagino que debe sentirse sola. Pero es una mujer muy dramática y chillona.

Pero estar en su situación es muy delicado y peligroso sólo le deseo lo mejor.

La vida da muchas vueltas, a veces nos quejamos de como el destino forja los caminos de cada uno pero en realidad somos porfiados, al final todo se desenlaza por si solo o eso creo.

A hora estaba hormonal. me sentía hormonal, airada, molesta, feliz, triste, así iba mi día. Cambiaba de actitud, parecía bipolar.

Pero mi mente no hacía conexiones de posibles causas.

Solamente me pongo hormonal en mis días.

Sería eso ¿no? ¿que mujer no se pone hormonal en sus días?.

Estaba trabajando sola, Cathy llevaba a su pequeño a control, mi hijo estaba mayormente fuera de casa y yo solo trabajaba en mis proyectos.

Proyectos. Diseños. Planos. Costos. Obras. Bla bla bla.

Tenía días que no veía a Aaron, cada vez se excusaba por una razón. No lo veía sólo nos escribimos. Anteayer quedamos de cenar pero me dijo que tenía una especie de gastritis, luego ayer no fue a trabajar porque se sentía mal y por último hoy tenía una reunión importante.

Quería salir y no estar encerrada. Así que, llame a América y quedamos en almorzar juntas.

Iba camino al restaurante y el hambre me podía. No había desayunado bien, no tenía apetito y la falta de comida despertó el primitivo hambre.

América ya se encontraba allí, sonrió al verme y me acerqué a su mesa.

—Tienes una cara...

—De hambre, tengo hambre...

Pedimos el platillo de la casa y empezamos a hablar. Me sentía mejor de estar con alguien hablando.

—Llamaron a la oficina, Christine. Anne está en trabajo de parto.

Ya estaba a término. Imaginé como estaría Aaron.

—Aaron canceló la reunión y fue a la clínica.

Se me acrispo un poquito el corazón, entiendo, de verdad. Pero llevaba días sin verlo y de pronto el cancela para presenciar la llegada de su hijo. Me dió celos, lo reconozco pero todo sano, es un momento especial para él y él tiene mi apoyo.

—Imagino, debe estar nervioso.

—Si. Todos fueron a apoyarlo, con decirte que Arthur me dió el día libre.

¡Auchhh! Mi padre.

—Se ve que la quieren mucho, Ann la falsa de Anne se ganó el cariño de muchos.

—Si. Bueno, es su momento, será madre y a pesar de que es insufrible Dios la ayude en su parto.

—Si, sinceramente es un momento especial y algo delicado. No le deseo mal.

—¡Lo sé!

—Esperaré a que me llamé Aaron y me de las buenas nuevas. Llevaba días mal del estómago. —dije pensativa, apenas probé mi plato, de repente se me quite hambre

—Si. Llevaba días sin ir a trabajar. Se hizo un chequeo y todo salió bien.

—Que bueno. Y ¿los niños?.

Hablamos mientras comíamos, y reímos por las anécdotas que contaba América. Me hizo olvidar la sensación que sentía en mi estómago.

Salimos de allí luego de despedirnos, habíamos dejado el auto casi juntas. Seguimos caminando pero de la nada un muchacho corriendo arrancó mi bolso. No se porqué sólo dije:

—¡Están las llaves del auto!

Y empecé a correr detrás de él, corrí por toda la calle, en mis jean y sólo agradecí haberme puesto zapatillas. Corrí hasta un parque donde se adentro el malandro y lo seguí. Sentía que el aire me faltaba pero no detuve el pasó hasta que todo se nubló, en cada metro que corría sentía que se me cerraba las paredes así como  encerrada en un ascensor, sí, algo loco. No había desayunado bien y la falta de ejercicio pasaba factura, hasta que me desplome. Las voces se sentía acercarse y alejarse. Yo solo pensaba: ¡se llevó las llaves de mi auto!

Desperté en un centro salud cercano a donde nos encontrábamos, mi cabeza dolía, América estaba conmigo y yo solo seguía pensando: ¡las llaves de mi auto!

—Te hicieron los exámenes. Tenías la azúcar baja. —asentí y al fruncir el ceño sentí un dolor en la frente.

Lo siguiente fue tocarme pero no debí, dolía como el carajo.

—Me prestas un espejo por favor. —ella me miraba con ojos abiertos. Y mientras me pasaba lo que le pedí habló:

—No se cómo pero mientras corría te fuiste hacia delante y le pegaste la frente a unas piedras. Gracias a Dios que estábamos lejos del pavimento.

Me ví y me asusté, tenía un cardeno en toda la frente. Parecía una mácula de esa que le salen a los niños cuando nacen y desaparece con el tiempo. El mío era igual pero en toda mi frente.

» No llamé a nadie para no molestar ni asustar.

Entró una doctora bastante mayor y me miraba con una sonrisa muy cariñosa.

—Buenas tardes. Por fin despertaste. ¿como te sientes? —asentí— muy bién, todo está bien, sólo que tienes algunos niveles muy bajos y debes controlar —asentía, sólo quería irme— más en tu condición. —volví a asentir.

»¿recuerdas que sucedió? —me preguntaba mientras tocaba mi frente— eso tardará en desaparecer, puedes usar algunas cremas para acelerar el proceso. —volví a asentir.— te recetaré algunas que podrás usar, igual para el dolor. No puedes automedicarte.

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