Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 116

Santiago no quiso hacerle caso porque no le importó nada, además su suicidio no tendría que ver con él.

César también le había dicho que Luz quería ver a Santiago.

En realidad, Santiago ya había investigado todo cuando decidió cooperar con el Grupo Antolin, por supuesto, también a su presidente, César, pero no había encontrado nada raro en las investifaciones en ese momento. Sin embargo ahora, tanto la empresa como César no eran fiables en este momento.

Este César todavía no tenía una idea clara de la situación, así que llamaba a Santiago sin vergüenza. Sin duda, Santiago lo colgó en el acto.

Vanesa no dijo nada, porque no quería meterse en los asuntos comerciales, simplemente se sentaba tranquilamente a un lado.

Santiago no podía hablar de sus propios enredos con el Grupo Antolin, así que solo respondió que la colaboración era algo importante y tenía que pensarlo bien.

El diseñador no hizo nada que unas charlas entre amigos. Santiago era una persona fría y no hablaba mucho. Sin embargo, frente a estas dos personas, se mostró bastante abierto. Eso convenció a Vanesa de que Santiago y los demás en esta mansión habían conocido desde hacía mucho tiempo.

Vanesa sostenía su taza de té, muy callada, con los ojos bajos. Parecía estar escuchando la conversación, pero también podría ser que estaba perdida en sus pensamientos.

Santiago miró a Vanesa después de un rato, la que estaba tan callada como si fuera invisible. Viéndola así, suspiró en silencio y luego pidió al diseñador a medir Vanesa.

Cuando terminó todo, ya cayó la noche. Santiago y Vanesa tenían que marcharse. Esos amigos de Santiago les acompañaron a la puerta para despedirse de ellos. Vanesa se limitó a asentir con la cabeza y a sonreír, luego subió al coche.

Santiago condujo hasta la casa, pero no dijo ni una palabra con Vanesa en todo el camino. Después de detenerse el coche, Vanesa abrió la puerta y salió. Luego, se fue directamente al edificio principal sin esperar a Santiago. Pero cuando llegó al espacio abierto frente al edificio principal, Vanesa se detuvo.

Desde allí, podía ver la sala de estar de un vistazo. Vio que Erika estaba sentada allí con Diana. Lidia también se sentó aquí. Los tres estaban hablando de algo, en un ambiente tan agradable y armónico. De repente, Vanesa se puso un poco celosa y enojada.

Santiago se acercó y se quedó perplejo al ver lo que pasaba en el salón, así que tomó la mano de Vanesa,dijo,

—Entramos.

«Tengo que actuar otra vez ».

Vanesa estaba un poco harta de fingir que los dos estaban muy enamorados. Pero cuando pensaba que tal actuación podría hacer a Lidia molesta, siguió a Santiago al salón dócilmente.

Al ver a Santiago de vuelta, Erika se apresuró a levantarse, y dijo,

Erika se apresuró a cogerle la mano de Lidia, diciendo,

—No digas eso. Todo eso ha sido la culpa mía. Me he equivocado. Ha sido yo que tiene demasiada prisa.

Vanesa miró a Erika y a Lidia con indiferencia.

«Estas dos son aún mejores actrices, que hacen buena cooperación. No se han preocupado nada por ponerme en una situación muy embarazosa. Con la ayuda de Lidia, la tonta Erika también puede ser más inteligente».

Vanesa actuó como una aguafiestas, diciendo,

—Ya tengo hambre. ¿Cuánto tiempo tenemos que mantenernos aquí?

—Vamos a comer ahora —le respondió de inmediato Santiago de manera cariñosa.

Lidia seguía aquí a una hora tan tardía, así que definitivamente tenía que quedarse a cenar. Erika y Lidia se iban juntas hasta el comedor. Eran tan cercanas como si fueran madre e hija, e incluso ésa guardaba especialmente el mismo asiento para Lidia que la última vez.

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