Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 118

Vanesa no quería pensar en lo que Santiago y Lidia hablarían en el camino. No podía detenerlo, así que no quería dejar esta cosa molestarse por sí misma.

Se acostó en la cama y jugó videojuegos durante un rato. Pero Santiago aún no había regresado. Vanesa no sabía dónde vivía Lidia, si la casa de ella estaba demasiada lejona que tomó tanto tiempo.

«¿Ella vive tan lejos?¿Llevarla a casa necesita tanto tiempo? O, ¿la familia Merazo está muy entusiasmada y invitar a Santiago a entrar un rato?»

Vanesa esperó un rato antes de salir de la habitación. Cuando ella caminó hasta la parte superior de las escaleras en el segundo piso, ya no había nadie debajo.

Vanesa bajó lentamente las escaleras y luego caminó hacia la sala de estar. Recordó que parecía haber un sótano aquí, que se usaba como bodega, y Vanesa lo encontró pronto.

Abrió la puerta, encendió la luz y bajó lentamente. El área de la bodega no era particularmente grande, pero había muchos tipos de vino adentro. Había todo tipo de vinos, tintos, blancos y whisky, etc.

Pero Vanesa no sabía mucho sobre vino, así que fue al lugar donde se almacenaba el vino y tomó una botella al azar.

«Hoy dormí en la oficina de Santiago al mediodía, así que probablemente será difícil conciliar el sueño por la noche. Dicen que vino tinto no solo ayudar a dormir mejor sinotambién que pude embellecer la piel».

Vanesa tomó el vino tinto y salió, luego tomó un abridor de vino y una copa de vino en la cocina finalmente subió las escaleras.

Ella regresó a la habitación y se sentó en el borde de la cama. Abrió el vino tinto y lo vertió en el vaso. Después de tomar un sorbo, ella frunció el ceño,

«El vino tinto no sabe bien».

Vanesa bebió a regañadientes dos vasos, luego se levantó y caminó hacia la ventana para mirar hacia abajo.

«No hay sonido en el estacionamiento, Santiago probablemente aún no ha regresado. Está bien, ellos son solteros, a lo mejor va a pasar algo romántico».

Se sentó y bebió dos vasos más, no podía soportar el olor, así que llevó la botella que todavía quedaba media botella de vino y la agitó. Después de pensar un rato, se levantó y salió.

Con media botella restante, definitivamente no podría beberla directamente,

«No se puede faltar las tapas, ¿eh?»

Cuando Vanesa bajó las escaleras, Santiago llegó a casa.

Vanesa se emborrachó, fue a la cocina desvencijadamente y rebuscó en el refrigerador. Había muchas cosas en el refrigerador, pero no encontró las tapas.

En este momento, Santiago entró, y lentamente se acercó a ella y le preguntó,

—¿Qué estás buscando?

Vanesa volvió la cabeza y miró a Santiago,

—¿Has regresado? —dijo sonriendo Vanesa, que obviamente estaba borracha.

—¿Por qué bebes? —diciendo frunció el ceño Santiago.

Vanesa se puso de pie, rebuscando algo en el aparador de arriba y dijo,

—¡Uy! Hay demasiado vino en tu casa. Me temo que el vino caducará, así que ayúdate a beber un poquito, solo un poquito —dijo tonterías cuando estaba borracha.

Santiago estaba sin palabras. Pero se acercó y preguntó,

—¿Pues qué estás buscando?

Vanesa se rascó el pelo, de hecho, ella no sabía lo que estaba buscando.

—Este vino no sabe bien. Quiero encontrar algo para comer con él.

Después de pensarlo, Santiago fue a rebuscar el refrigerador. Había fiambres, jamón y cecina en el frigorífico.

Él sacó un poco, luego sostuvo el brazo de Vanesa,

—Ya, vamos, ya te ayudo a tomar.

Las mejillas de Vanesa estaban ligeramente sonrojas, ella miró las cosas en la mano de Santiago y dijo,

—¿Por qué no encontré esto? Mira la gente de tu familia, increíble que esconde las comidas.

Obviamente, Vanesa ya estaba borracha. Santiago no quería discutir con ella, así que la llevó de regreso a la habitación directamente.

Tan pronto como entró, Santiago vio vino tinto y una botella de vino tinto. Dejó las cosas luego dijo,

—Ya está, sigues bebiendo, me voy.

—¿No bebes? —diciendo parpadeó Vanesa.

—No.

Luego se fue directamente.

Vanesa lo ignoró, arregló las cosas, pensó un rato y se puso el pijama. Después de cambiarse el pijama, se sentía más contenta cuando bebía.

Ella comió, bebió y cantó. Se podía ver que ella realmente estaba contenta.

Santiago regresó a la habitación, se dio una ducha y se puso el pijama, después de pensar un rato, estaba un poco preocupado de Vanesa.

Así que llegó a la puerta de la habitación de Vanesa pero no escuchó nada dentro. Después de pensar por un momento, abrió la puerta. Vanesa estaba de pie junto a la ventana mirando afuera y tarareando, además vistiendo aquel pijama sexy.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Jefe Atrevido: Amor Retardado