Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 145

Santiago no expresó ninguna sorpresa ante el nuevo aspecto de Vanesa. Por eso, incluso cuando el diseñador y el maquillador la elogiaron sinceramente, Vanesa no sintió que su look fuera sobresaliente. Tal vez fue una persona muy discreta en la cena de hoy. Miró a la mujer en el espejo una vez más y se quitó el vestido.

Vanesa no sabía el precio del vestido, ya que no era ella quien pagaba en la caja.

Santiago pasó su tarjeta y llevó los zapatos y el vestido al coche. El vestido de alta costura no podía meterse en una caja porque se arrugaba, así que lo puso en el asiento trasero del coche. Tras despedirse de los dos amigos, subieron al coche y se marcharon.

—Tengo mucha hambre —se quejó Vanesa.

—Vamos a un restaurante —respondió Santiago mientras se abrochaba el cinturón de seguridad.

Era tarde y probablemente se tardaría más en llegar a casa y preparar la cena, pero Vanesa no tenía ganas de cocinar hoy y aceptó la oferta.

El coche se dirigió hacia el centro de la ciudad.

Santiago bajó la velocidad y le preguntó a Vanesa:

—¿Qué quieres comer?

—Vamos a comer lo que quieras —Vanesa apoyó la cabeza en el cristal de la ventanilla del coche y miró a uno de los restaurantes de la calle, pues sabía que Santiago era estricto a la hora de comer.

Cuando Santiago la oyó decir eso, dejó de conducir a baja velocidad y se dirigió hacia uno de los restaurantes que había delante. El restaurante estaba lleno, pero Santiago era un cliente habitual, así que el encargado del aparcamiento vio el coche de Santiago y le saludó.

Santiago y Vanesa bajaron juntos del coche y el camarero les saludó amablemente:

—Señor Santiago, esta debería ser su esposa, buenas noches.

—Buenas noches —Santiago asintió y entregó las llaves del coche al empleado, que condujo el coche de Santiago al aparcamiento.

Santiago condujo a Vanesa al restaurante, tenía una sala especial y el camarero se adelantó para indicar a Santiago y Vanesa el camino.

Pasaron por un largo pasillo flanqueado por puertas de habitaciones exclusivas, justo en ese momento se abrió la puerta de la habitación de al lado y salió un camarero con un plato vacío.

Vanesa miró por casualidad dentro de la habitación y los presentes la vieron a ella y a Santiago.

Todo sucedió tan repentinamente que Vanesa ni siquiera tuvo tiempo de sentir emoción porque los que estaban en esa habitación eran Lidia y su abuelo.

Vanesa había visto a estas dos personas y se dio cuenta de que la gente de la familia Merazo también había acudido a este restaurante para cenar hoy.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Jefe Atrevido: Amor Retardado