Al ver que Vanesa accedió su petición tan rápido, Santiago se rió y dijo,
──No quiero los gemelos.
Vanesa no dijo nada más. Después, Santiago salió de la casa.
Vanesa escupió para expresar su disgusto. Ya se volvió descontenta. La alegría de toda mañana fue destruida completamente por este hombre.
¿Cómo se podía enamoró en Santiago?
Vanesa terminó el desayuno y lavó los platos rápidamente, y luego se cambió de la ropa y salió al club de Stefano.
Stefano estaba sentado en la sala de su club y jugando a las cartas con un camarero. Llevaba pijamas y sentaba en el sofá con las piernas cruzadas. Este camarero debía estar acostumbrado a jugar a las cartas con su jefe. Cuando Vanesa entraba en la sala, Stefano estaba muy divertido por el juego,
──Queen. Vamos. Solo me quedo una carta. ¡Voy a ganar!
Vanesa se detuvo, mirando su cara desde un lado. Se sintió un poco impotente.
La empresa de Milagros se quebraría si no estaba en la mano de sus cuatro hijas. Entonces, ¿por qué se esforzó por tener un hijo? Ahora bien, resultó una basura.
Vanesa se acercó,
──¿De verdad? ¿Juegas a las cartas por la mañana? ¿Cómo puedes pasar sus días de esta manera?
Al ver que llegó Vanesa, Stefano aún estaba más alegre. Tiró la única carta de su mano, sin pesar de que ganara realmente o no y dijo,
──Ya terminamos. No más. Ve a pedir los regalos.
Los dos camareros quedaron muy contentos al oír regalos y no dejaron de dar gracias a su jefe.
Stefano tiró la mano,
──Vete a trabajar.
Aunque en aquella hora todavía no había ningún cliente, no tenían trabajos. Stefano dejó sus pies al suelo y caminó sin zapatos,
──Ven aquí. Mira una buena cosa que llegó anoche.
Estimuló el brazo de Vanesa y caminó hacia las escaleras.
──Vengo aquí para pedir tu ayuda ──Vanesa dijo, mientras caminaba.
Stefano no tomó sus palabras en serio,
──Dime.
Vanesa se rió y subió las escaleras con Stefano,
──Es que el tío de Santiago va a celebrar el cumpleaños. Santiago no sabe qué regalo darlo. Yo tampoco. Y tú, ¿tienes alguna idea?
Stefano se detuvo y miró a Vanesa,
──¿Regalo de cumpleaños?
──Sí. Es muy difícil para elegir. No conozco muy bien a su tío. No sé qué le gusta.
Stefano se sonrió,
──Esto no es nada. Precisamente tengo un juego de té. Fue alguien que me regaló. Tú lo tomas. Será regalo para él.
──No. No está bien tomar tus cosas.
──Mio es tuyo. No seas cortés conmigo ──Stefano dijo, con las manos tiradas. Parecía muy generoso.
Vanesa no podía controlar de reír. Si sus palabras fueran oído por su padre, Milagros debería estar muerto por ira. Los recursos que acumuló con muchos esfuerzos no eran tomado en serio por su único y menor hijo.
Stefano llevó a Vanesa hasta una habitación, el primero pidió que un camarero sacó el juego de té. Él mismo dijo,
Stefano se rió aún más,
──Mira, mira este lado.
Operó más y un personaje irreal apareció a su lado.
Fue Santiago.
Con el mismo tamaño, pero con los puntos de luces en el cuerpo de personaje, se veía falso. Vanesa levantó lentamente su mano para tocar este personaje. Claro que no pudo tocar nada.
Stefano se puso en carcajadas,
──¿Qué te parece? Bonito, ¿eh? Ya busca al maestro de modelado y quiero que haga un yo.
Vanesa todavía fijó al “Santiago” de su lado,
──Aún no haces tu sombre ya has hecho un “Santiago”. ¡Qué amistad tenéis!
Stefano no estaba de acuerdo,
──No digas tonterías. Es que temo que sea muy feo este modelado. Entonces, tomé a Santiago como un examen. Ahora veo que no está mal.
Vanesa pensó un momento y sintió mucho,
──Claro. No podemos adivinar qué están pensando vosotros, los ricos.
Esta cosa se veía realmente muy avanzada y de mucha tecnología. Pero, ¿para qué serviría? Aunque este personaje falso fuera muy parecido a un hombre real, de todos los modos, fue falso.
Vanesa siguió mirando al “Santiago” de su lado, intentando ignorar los puntos de luces y solo quedar el personaje en sus ojos.
No tenía ninguna expresión facial, pero se vía más cómodo y amable que el “Santiago real”.
Vanesa retiró sus miradas después de un buen rato y suspiró levemente que casi nadie podía notar.
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