Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 316

—No te vi en la zona de comer antes —Vanesa se rio un poco.

Gustavo se acercó y se sentó al lado de Vanesa y dijo.

—No me gustan mucho este tipo de ocasiones abrumadoras, así que en principio no pensaba venir, pero mi padre tenía otras cosas que hacer hoy, así que ocuparé su lugar.

—¿Dónde te quedabas antes? Si te hubiera visto antes podríamos habernos sentado juntos a comer.

—Sólo estaba con unos amigos que conozco —Y añadió— ¿Has visto a Santiago? Él también está aquí.

—Sí, estamos sentados en la misma mesa.

—No mencionó ni una palabra sobre ti cuando me topé con él antes.

—Supongo que no sintió la necesidad —Vanesa lo pensó.

—Ahora que Santiago está en el salón de baile, ¿no irá con él, Señor Gustavo ? —dijo Stefano de repente.

—No hay que ir, debe haber mucho ruido por allí —Gustavo sacudió la cabeza y suspiró.

—Eso es, es muy ruidoso, y demasiada gente —Vanesa asintió apresuradamente. Y la gente siempre la miraba a escondidas.

Gustavo giró la cabeza y miró a Stefano.

—Vi a Milagros antes, te estaba buscando hace un momento, tal vez fue algo.

Stefano asintió con la cabeza sabiendo perfectamente que su padre le buscaba de una de las dos razones, o para presentarle a algunas personas o para darle una paliza. Lo primero era más probable, ya que su padre le había dicho al principio de la comida que se asegurara de estar allí para el brindis, sólo que Stefano no quería ir.

Vanesa miró a Stefano y dijo,

—Ve a ver por si es algo urgente.

Stefano se lo pensó un momento, pero se levantó y respondió.

—Voy a ir a ver qué pasa entonces, esperad aquí, vuelvo en un rato.

Al ver que Vanesa había aceptado, Stefano se fue rápidamente también.

—¿Has venido con Stefano? —Gustavo miró a Vanesa.

—Sí, la verdad es que ahora me arrepiento, esto es aburrido.

—Yo también, iba a irme antes pero no me pareció educado.

—Los dos pensamos lo mismo —Los ojos de Vanesa se abrieron de par en par.

—Creo que tú y yo pensamos de forma muy similar en algunas cosas —Gustavo se rio.

—Parece que sí.

Al otro lado de la pista de baile, Lidia miró a Santiago y le preguntó,

—¿Dije algo inapropiado cuando fui entrevistada por los medios de comunicación antes?

Santiago recordó haber dicho:

—No creo, fuiste muy rápido en reaccionar.

—La verdad es que no se me da muy bien tratar con los medios de comunicación, pero en ese momento pensé que si lo explicaba podría aclarar el malentendido de antes —Lidia sonrió y se acercó un poco más a Santiago.

Santiago no volvió a hablar.

Lidia continuó diciendo,

—La última vez se suponía que tenía que ir a su empresa. Había un detalle en el nuevo contrato que debíamos discutir con cuidado, pero resultó que no me atrevía a ir a verte por miedo a darte problemas por el tema de Internet.

—¿Sí? —Estaba claro que Santiago fue un poco superficial en esta respuesta.

Al ver esto, Lidia también dejó de hablar.

Al terminar la canción, Santiago salió de la multitud para tomar un vaso de zumo, sin ver a Vanesa ni a Stefano.

Lidia le siguió y se puso a su lado.

—Tu madre me había mencionado antes que eras un buen bailarín, y es verdad.

—Mi madre también te ha mencionado, y tú también —Santiago sonrió.

—Cuando era niña, mi familia me empujaba a aprenderlo todo, de hecho lo odiaba bastante, y ahora pienso en cómo mi vida solía parecer que estaba constantemente aprendiendo todo tipo de habilidades —Lidia se sentó y suspiró un poco.

—Pensé que te gustaba —Santiago se quedó helado, había pensado que Lidia había estado disfrutando.

—No me gusta en absoluto, me constriñe demasiado.

Inmediatamente recordó el día en que Santiago había ido a romper el compromiso, cuando su familia la detuvo al intentar preguntar por qué, y cuando la Señora Violeta la abofeteó furiosamente en la cara, diciendo que había deshonrado a la familia Merazo al actuar así. Pero en ese momento, Lidia sólo quería preguntar por qué.

—La verdad es que a veces envidio a la Señorita Vanesa, ella puede hacer lo que quiera y tiene gente a su alrededor que la ayuda, Señor Stefano, y Señor Erick son tan amables con ella, nadie en nuestra familia me ha tratado así —Lidia dijo esto con un poco de tristeza en su corazón.

—Nuestra familia sólo me dice lo que no puedo hacer —La chica se rió para sí misma.

—Vanesa no es tan libre como la pintan, en realidad lo ha pasado bastante mal.

Lidia se quedó paralizada un momento y luego dijo que

—Veo que ahora vive bastante bien, ya ves, el Señor Stefano siempre está a su lado y la protege, que no es la forma en que él trata a la gente en general.

Las palabras de Lidia daban a entender que ella y él debían ser el mismo tipo de persona, ya que vivían en el mismo entorno, pero se preguntó si Santiago captó el mensaje.

Santiago se limitó a sonreír y no dijo nada.

Lidia volvió a hablar de sí misma.

—Así que la envidio porque puede ser ella misma.

Santiago rió por lo bajo,

—Tienes mejores condiciones que la persona común, lo que también te permite obtener muchos conocimientos y contactos, no tienes que preocuparte de que un día no tengas dinero para comer, tampoco tienes que correr por tu vida. Mira más lo que tienes, no envides a los demás. Cada uno es diferente así que no todo se puede comparar. Aprende a disfrutar la vida.

Lidia se quedó un poco atónita, no esperaba que Santiago dijera algo así.

—Sí, estoy tratando de disfrutarla.

Ya había disfrutado de cosas arregladas por su familia, como el matrimonio con la familia Icaza. Pero no salió bien.

—Es bueno que lo entiendas, uno siempre tiene que mirar hacia adelante.

—Sí, para mirar hacia adelante —Lidia asintió.

Santiago y Lidia se sentaron a conversar un rato y de repente hubo una pieza musical que le gustó tanto a Lidia que tomó la iniciativa de levantarse e invitar a Santiago.

—¿Quieres bailar conmigo otra vez?

Santiago no se negó y caminó entre la multitud cogido de la mano de Lidia.

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