Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 339

Lidia se sintió que había un cuchillo clavando en su corazón, muy dolorosa. La persona parada debajo de la farola, incluso si no mirara su apariencia, solo con la figura, ella sabía quién era. Lidia estaba detrás del árbol, fijando a Santiago todo el tiempo. Sabía que este hombre de verdad se enamoraba de Vanesa.

Él sostenía un cigarrillo en la mano, pero no lo fumaba, por lo que lo sostuvo así. Después de un rato, lo arrojó al suelo y lo borró. Luego sacó el teléfono, no sabía lo que estaba mirando y parecía fascinado. Bajo la farola, a pesar de que Santiago inclinó la cabeza y sus contornos faciales no eran particularmente emocionales, Lidia aún podía ver que él estaba sonriendo.

La sonrisa era muy gentil. Después de estar aquí durante mucho tiempo, Santiago se volvió hacia el auto.

Lidia se escondió detrás del árbol, luego observó cómo el auto de Santiago se alejaba hasta que no hubo sombra. Salió de detrás del árbol y caminó lentamente hacia el lugar donde Santiago acababa de estacionarse. Un montón de colillas de cigarrillos en el suelo, después de dos segundos, se acercó y lo aplastó ferozmente. De repente se cayó la lagrima.

«Ya perdí en este juego del amor, ¿no? Santiago»

Vanesa no sabía qué pasó y no se levantó de la cama hasta la mañana del día siguiente. Se estiró, se caminó lentamente para lavarse, ordenó la ropa cambiada y la llevó a la lavadora al cabo de un rato. Pero cuando encendí la lavadora, se sorprendió.

Había cosas adentro, las sábanas y una falda que llevó antes. Vanesa siseó, algunas imágenes pasaron por su mente por un instante. Pero la escena que apareció en su menta era muy ambigua, además solía tener sueños eróticos recientemente, entonces no se podía distinguir de la realidad y el sueño.

Vanesa pensó por un momento y sacó las cosas de la lavadora. Obviamente, esto ya fueron lavadas, pero no se sacaron a secar. Se quedó mirando la falda durante mucho tiempo y recordó que la ropa que vestía cuando salió a jugar con Stefano esa noche en la que bebió demasiado.

Volvió a arrojar las cosas a la lavadora para lavar otra vez y luego salió a la cocina a cocinar. Mientras preparaba la comida, pensando en lo que sucedió aquella noche. Era un poco desordenado ese día, no solo todo asunto, sino también el cerebro que no estaba claro con la función del alcohol.

Cuando el desayuno ya estaba listo, todavía no se le ocurrió lo que pasó el otro día. Si se obligó a pensar más, algunas escenas muy eróticas se aprietan en la mente.

No. Rechazó ese tipo de imagen, que solo podía ser permitido aparecer en sueños, en la realidad no. Después de la comida, llegó la llamada de Erick, y habló de las cosas que había mencionado antes. Ya tenía empacadas sus cosas y iría a una sesión de entrenamiento cerrada. Entonces la llamó para saludar a Vanesa. Erick debería estar del lugar de Stefano, y el sonido de murmullo de Stefano provino del teléfono, como si estuviera chequeando si quedara algo no empacado.

Cuando Vanesa lo escuchó, rápidamente dijo

──¿Te vas ahora? Me voy a verte.

Erick vaciló y dijo

──Estoy aquí en el lugar de Stefano.

Vanesa dijo que ya lo sabía, colgó el teléfono rápidamente y salió de casa. De hecho, solo quería animar a Erick cara a cara y desearle buena suerte. Cuando Vanesa llegó allí, Erick ya estaba parado en la entrada del club, y un auto estaba estacionado al costado de la calle que parecía que venía a recogerlo. El equipaje de Erick ya estaba puesto encima.

Vanesa salió rápidamente del auto y se acercó al trote

──Erick.

Cuando Erick vio venir a Vanesa dando muchas prisas, el enojo que contenía dentro desapareció silenciosamente. Dejó de pensar más, ya que solo se enojaría aún más. ¡Vanesa no sabía nada de lo que pasó ese día!

Erick puso una sonrisa lentamente en la cara, viendo a Vanesa venir.

Estiró los brazos y dijo cuando Vanesa corrió hacia él

──Abrazamos. No sé hasta cuando pueda salir a la libertad.

Vanesa se rio,

──Iré a la iglesia para rezar que tengas buena suerte. Definitivamente tendrás éxito.

Erick asintió, sosteniendo a Vanesa en sus brazos

──Está bien. Siempre tienes buena suerte. Y yo también tendré junto contigo.

Stefano palmeó el hombro de Erick

──No te preocupes. Eva está allí. Debe ya encargarse de todo por ti. Puedes estar tranquilo y esperar un éxito instantáneo.

Erick pensó por un momento y soltó a Vanesa. La miró

──Si Santiago te molesta, puedes sacarme como una excusa. No me importa.

Vanesa se echó a reír y siguió las palabras de Erick

──Está bien. Ya lo sé. No lo toleraré más.

El conductor de allí bajó la ventana del auto

──Sr. Erick, ya es hora de marcharnos.

Erick finalmente tocó el cabello de Vanesa, saludó a Stefano que estaba detrás de él, se acercó y se subió al auto. El coche no se detuvo y se alejó.

Vanesa suspiró

──Cuando Erick regrese, muy posible que no pueda jugar con nosotros sin escrúpulos. Para entonces, será una estrella.

──¡Eso es! ──Stefano se acercó y puso su mano sobre el hombro de Vanesa

──Vanesita, parece que solo te tendré tú en el futuro.

Estas palabras hicieron a Vanesa muy repugnante, ella sacudió su hombro y tiró la mano de Stefano

──No digas eso. En realidad, no me gustas tanto.

Después de que terminar de hablar, sacó su teléfono y lo miró

──Bueno. Tengo que irme. Pues, acompañaré a la abuela de Santiago a la iglesia. Ya es la hora.

Stefano dijo

──¿Aún acompañas a su abuela a salir? Parece que todavía sois una pareja.

Era cierto ya que ella sintió lo mismo que Stefano. Santiago, que ella no sabía por qué, vino a comer a su casa de vez en cuando. Realmente no se sentía bien.

Parecía que estaba en un lío, en una situación muy ambigua después del divorcio. Nada estaba calara, ni limpia. Todos se mezclaban juntos. No podía dejar que la situación siguiera así. Era siempre una mujer muy decidida y resuelta. Poco después del divorcio, ella no estaba acostumbrado a la nueva etapa de su vida y creía que se volvería nuevo con Santiago.

Vanesa frunció los labios y se detuvo

──Bueno, entonces sé cómo hacerlo.

Levantó la mano, tomó un taxi e informó una dirección al subir al coche. No esperó que el coche de la abuela la acogiera, sino que llegó directamente a la casa antigua de la familia Icaza.

Vanesa estaba esperando en la puerta de la vieja casa, sin entrar. Cuando el coche de la anciana salió y ella se subió directamente.

Diana estaba muy feliz cuando vio a Vanesa, y se acercó y la tomó de la mano

──¿Por qué no entras? ¿Qué estás esperando aquí?

Vanesa bajó la cabeza y sonrió

──Está bien.

La anciana suspiró

──Yo, originalmente quería que Santiago fuera con nosotros. Pero está muy ocupado y tiene muchas cosas que resolver en la compañía.

Afortunadamente, Santiago no viniera ya que Vanesa no quería verlo de ninguna manera. Al ver que Vanesa no habló, Diana también se quedó en silencio.

El auto se detuvo al pie de la montaña donde había un estacionamiento dividido. Vanesa y un sirviente apoyaron a la anciana subir los escalones de piedra. La pendiente no era demasiado pronunciada y no era tan agotador caminar.

Hasta la puerta de la iglesia, una monja estaba aquí para recibirlas. Diana debería venir aquí a menudo. Las monjas de esta iglesia la conocía porque siempre venía aquí. Al verla llegar, se apresuró a conducir al patio trasero.

El ambiente de la iglesia era muy sereno y tranquilo, lo que hizo que se sintiera un poco aliviada inexplicablemente.

Había una monja esperando en la iglesia.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Jefe Atrevido: Amor Retardado