Santiago no era un hombre perezoso, lavó los platos después de comer, luego se salió.
Parecía que fue a conocer a los vecinos.
Vanesa siempre tendría sueño después de comer, y allí estaba Santiago, no tenía nada para preocuparse, entonces volvió a la habitación a dormir.
Santiago se daba vuelta en la calle caminando y mirando a toda parte.
Ese pequeño pueblo era efectivamente atrasado. Solo vivían allí menos de cien familias en total y cada una parecía similar.
En ese momento todos ya había comido, y algunas personas se sentaban ante la casa charlando en grupo.
Por supuesto, el tema de la conversación era Vanesa y Santiago.
El pueblo no era rico, pero Santiago estaba bien vestido, llegó en coche e incluso dejo que les repararía carreteras, todo eso señaló que él tenía mucho dinero.
Todos estaba exclamando la suerte de Vanesa.
Una chica de este pueblo pequeño pudo encontrar a un novio tan rico, debería agradecer a la bendición de su abuelo.
Al ver a Santiago pasar, ellos se apresuraron a darle saludo y le preguntaron si había comido.
Santiago se les acercó sonriendo,
—Sí, he comido. ¿si sabéis dónde está el cementerio del abuelo de Vanesa? Quería visitarlo pero ella está dormida, no quiero despertarla.
Ellos lo miraban,
—Buen chico, erres muy considerado.
Casi todo el mundo del pueblo sabía el cementerio del señor Christian, eran ellos quienes organizaron el funeral puesto que Vanesa no sabía nada de costumbre.
También eran los hombres del pueblo quienes lo enterró.
Un anciano dijo,
—Claro, si quiere visitarlo, voy a pedir a alguien para que te guíe y te acompañe.
Santiago les agradeció, sacó el cigarrillo en el bolsillo y se lo repartió a ellos.
No habían fumado cigarrillo de buen calidad, lo recibieron para observar con curiosidad.
El guía enviado por el anciano era Román Yepes, el hombre que habló en forma desagradable.
A pesar de su manera de hablar, Román era ua persona amable, y trabajó mucho cuando el señor Christian falleció.
También fue a ayudar el entierro.
Llevó a Santiago subir la montañ. Los dos hombres anduvieron muy rápido, y en el camino, Santiago le preguntó sobre los asuntos de Vanesa y su abuelo en el pasado.
Román suspiró,
—Vanesita es una pobrecita, la abandonaron sus padres cuando era pequeña, y fue su abuelo quien la criaba. Ella empezó a trabajar en la encimera, lavar las ropas, cocinar, supo hacer todo. Incluso cuando llegaba el período de cultivo o de cosecha, iba a ayudar a su abuelo en el campo. Solo era una niña tan pequeña, ¡qué pobre!
Santiago se sentía incómodo por el dolor del corazón.
Román añadió,
—Menos mal que al final se casó contigo. Veo que eres un buen hombre que la tratará bien, así que por fin ya termina su tiempo difícil.
Santiago frunció los labios y retiró la mirada.
También trató mal a Vanesa en el pasado, ignorando todos sus esfuerzos y condonando que Erika la insultara.
En otra parte, Vanesa estaba totalmente confusa cuando se despertó, ni siquiera sabía qué hora era.
Fue al patio y vio que el nieto del vecino estaba jugando allí.
El niño solo tenía 4 o 5 años, parecía muy alegre.
Vanesa reflexionó un rato, regresó a la cocina y elijo algunos bocadillos en la bolsa traída por Santigo, luego los dio al niño.
Los ojos del niño se iluminaron al ver a las comidas.
Vanesa lo miraba como si viera alguna escena diferente.
Acarició el vientre y la alegría que ella escondió a proposición se asomó en ese momento.
También tenía su propio hijo.
No importó si estaría con alguien más, tendría su propia familia y no viviría sola. Haría una persona a la que ella pudiera amar con todo su corazón, tal como lo que hizo su abuelo.
Vanesa salió del patio después de miró al niño un momento.
Vanesa se detuvo y giró la cabeza hacia Santiago, casi iba a aceptarlo.
Sin embargo, se le ocurrieron ciertas problemas. Si lo aceptó, debería a Santiago un favor.
Aunque Santiago no la amenazaría con este, se sentiría incómoda en la corazón.
Además, si lo aceptó y envió a los vecinos a su compañía, sería difícil separarse ella y Santiago.
Los vecinos no sabían nada las cosas entre ella y Santiago, y creían que ellos eran una pareja.
Vanesa entendía que con su carácter, seguiría la relación con Santiago para guardar la mentira en secreta.
Santiago dio un vistazo a Vanesa,
—Piénsalo con atención, creo que los jóvenes no lograrán buen desarrollo si se quedan aquí y van a terminar su vida así. Hace falta salir al mundo exterior.
Vanesa no lo contestó durante mucho tiempo,
—Vale, voy a considerarlo. Pero es posible que les guste la vida así y no quieran ir contigo.
Santiago no tenía preocupación sobre eso,
—De acuerdo, si te parece bien mi consejo, puedes preguntarles.
Vanesa lo permitió y no dijo más.
Los dos caminaban cogiendo las manos, aunque ambos estaba pensando su propia cosa, para los demás, era totalmente otra situación.
Alguien salió a sacar la basura, y bromeó sonriendo al ver a Vanesa,
—Vanesita, ¿cuándo van a tener un hijo? Mira, estáis tan enamorados, ya es la hora.
Vanesa no sabía cómo responder, entonces Santiago habló,
—Ya está en nuestro plan, puede que vayamos a tener uno después de visitar al abuelo.
La gente exclamó,
—Sí sí, debéis hacerlo. Y ahora que todavía sois jóvenes, pueden nacer unos más y criarlos juntos, ¡qué bien!
Vanesa no podía dar ni una sonrisa, estaba embarazando, ya se sentía que había perdido la mitad de la vida ahora, ¿qué pasaría con dos más?
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