Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 64

Las palabras de Santiago eran indiferentes, pero Vanesa sabía que este hombre estaba descontento.

Vanesa arqueó las cejas y no dijo nada.

El camarero miró al cantante y luego a Santiago, estaba algo confuso sobre la situación. Al principio, había pensado que Vanesa era la novia del cantante.

Pero en ese momento, la chica parecía tener una relación más cercana con el hombre que estaba a su lado.

—Pues prepáreles unos cócteles, ahora estás libre. ¿No? —dijo cantante

El cantante conocía a Santiago. Fue ese hombre quien se había llevado directamente a Vanesa en la playa. Recordó que Vanesa dijo que acababa de divorciarse. Por eso el cantante miró a Santiago sonriendo, parecía pensaba en algo.

Ya que el cantante había dicho eso, el camarero claramente asintió.

Santiago pidió dos copas de cócteles, Vanesa nunca había oído hablar de los dos nombres de cóctel,

«¿Cementerio de demonios? ¿Qué es?»

El camarero era profesional, preparó y mezcló directamente. Vanesa seguía apoyada en la barra, mirando los diversos cócteles del camarero.

Adam se acercó y le susurró a Vanesa,

—Pensé que aún estabas durmiendo en la habitación, ¿cuándo saliste?

Vanesa lo miró por el rabillo del ojo y dijo,

—He salido hace mucho tiempo.

Adam se rió de repente y dijo con voz alta a propósito,

—Aunque estuvierais discutiendo, no debería venir al bar sola. Vanesita, ¿supones qué va a hacer tu hombre después de regresar?

Vanesa no habló, el camarero que estaba a su lado mirando a Vanesa y luego miró chocante al cantante.

«¿Qué pasa?¿Es una mujer casada?»

El cantante se apoyó en la barra y dijo sonriendo,

—Céntrate en tus cócteles, tío.

El camarero estaba un poco confuso y rápidamente preparó las dos copas de cócteles y se las entregó. Santiago cogió su copa y tomó un sorbito primero.

Adam también tomó un sorbito.

—¿Qué tal? ¿Está bueno? —preguntó Vanesa.

Adam no sabía mucho de esto, pero tuvo que asentir respondiendo la mirada curiosa de Vanesa,

—Bueno.

Vanesa se rio y dijo directamente,

—Eres como yo, Adam, que no somos capaces ni de evaluar.

Santiago los ignoró, tomó un sorbo, le pareció bien y luego bebió la copa en unos pocos sorbos.

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