Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 69

La cena llegó, Adam llamó a Vanesa.

Vanesa se había tomado la pastilla, no se encontraba bien. A lo mejor era efecto psicológico, ella no tenía fuerza en todo el cuerpo. Se tumbó en la cama, dijo débilmente que no quería comer.

Adam entró, abrió la puerta y vio que Vanesa estaba tumbada en la cama, estaba un poco nervioso.

—¿Te encuentras mal otra vez?

—No, solo tengo sueño —dijo Vanesa.

Realmente tenía sueño y no tenía fuerza. Adam pensó un poco y se quedó delante de la cama.

—Pero tienes que comer un poco, no puedes quedarte sin comer.

Vanesa cerró los ojos, no quería decir ninguna palabra.

Adam no podía hacer nada y dijo,

—Pues duerme bien, cuando tengas hambre me llamas y te pido algo para comer. ¿De acuerdo?

Él salió de la habitación y cerró la puerta.

Santiago estaba sentado en la silla, no miró a Adam.

—¿Qué le pasa, no quiere salir?

—Parece que está mala, pero dice que solo quería dormir —respondió Adam.

—Está cansada.

Adam tampoco pensó tanto, se sentó con Santiago para cenar. Pero hasta que terminaron Vanesa no salió. Adam estaba preocupado, miró hacia la puerta de la habitación y preguntó a Santiago,

—¿No vas a ver cómo está? Creo que está un poco incómoda.

Santiago pensó un rato y se fue a la habitación. Vanesa todavía estaba en la cama.

Santiago se quedó donde la puerta y la llamó, pero Vanesa no le respondió. Se acercó a la cama y se dio cuenta de que la cara de Vanesa estaba un poco roja.

Estaba abrazando a sí misma, parecía que tuviera mucho frío. Santiago frunció el ceño y se agachó.

Tocó la frente de Vanesa, estaba muy caliente.

«¿Tiene fiebre? ¡Maldita sea! Debido a la ducha fría, soy un hombre, no me pasa nada, pero ella no puede soportarla, además, después en la cama la he dejado muy cansada».

—¿Puedo tomar la pastilla solo? No quiero que me inyecten nada.

Santiago suspiró, habló raramente con un tono cariñoso,

—Después de que te inyecten te recuperarás más rápido y te sentirás más cómodo, las pastillas funcionan más lento.

Ella asistió porque estaba realmente sufriendo. No tenía fuerza en todo el cuerpo y le dolían los músculos.

Adam cogió la receta y se fue a la sala de inyección.

Vanesa cerró los ojos cuando el doctor metió el medicamento en la jeringa

De hecho, la inyección solo duró unos segundos. Vanesa se mordió los dientes, hasta las manos estaban temblando.

Pero por fortuna, la enfermera lo hacía bien y no le dolió tanto. Cuando terminó, Santiago se acercó y cogió a Vanesa en brazos de nuevo.

Santiago la estaba cogiendo durante la ida y la vuelta. Un hombre hermoso cogiendo a una mujer hermosa durante todo el camino era una escena muy bonita.

En la sala de inyección había mucha gente, la mayoría eran alérgicos a los mariscos. Todo el mundo era demacrado, pero Vanesa era guapa a pesar de su enfermedad. Sin tener ninguna razón, Adam se sintió orgulloso por ella.

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