Capítulo 1896
Celina lanzó una mirada a Ginės, sin tener la menor idea de qué decir.
Sin embargo, después de eso, Olivia no hizo nada fuera de lugar.
Comió pastelitos, sorbió café y ocasionalmente preguntó por cortesia cómo les iba a los dos.
Aparte de sus palabras iniciales que sonaron algo hirientes, después se comportó tan normal que nadie podria encontrarle falla.
Si acaso había algo que mencionar, sería que su teléfono celular apenas y había descansado en la mesa durante la conversación.
Pero cuanto más era así, tanto Celina como Ginés sentían que algo no estaba bien.
“¿Vienes a menudo por aquí?”
Ginés comentó, viendo cómo ella terminaba su pastelito.
Olivia esbozó una sonrisa leve, “Si.”
“Este lugar es bastante agradable.”
Olivia tomó un sorbo de su café y se recostó en la silla, “Si.”
Ginés frunció los labios, el silencio llenó el ambiente por un momento.
Celina miraba preocupada.
Durante años, siempre había sido él quien despreciaba a los demás y nunca se le habría ocurrido iniciar una charla.
Ella podía ver que él estaba intentando encontrar temas de conversación, todo para hablar un poco más con Olivia y tratar de suavizar realmente la relación entre ellos.
Aunque ahora Olivia estaba sentada con ellos, ¿quién podria saber en què pensaba realmente?
Aquel malentendido que surgió por aquellas flores parecia resuelto y los dos seguían como siempre, pero Olivia nunca había perdonado del todo.
Como ahora, ella estaba frente a ellos, pero había una sensación como si estuviesen separados por
montañas y mares.
Celina realmente sentia curiosidad, ¿Olivia realmente llegaría a querer a alguien alguna vez?
Si eso pasara, ¿cómo sería y qué haría?
Le encantaria verlo.
Solo que no sabia quién seria esa persona.
El teléfono de Olivia sonó, no contestó, sino que se levantó.
“Continúen, tengo algo pendiente, me voy.”
Diciendo eso, se levantó y contestó la llamada.
Ginés se puso de pie y tomó su muñeca.
Ella, con el celular en su oreja, miró a Ginés, “¿Algo más?”
10:06
Él la miró fijamente por un momento, “¿A dónde vas?”
“A casa.”
Al terminar de hablar, la figura de Jacinto apareció a su lado.
Él miró la mano de Ginés sobre la de Olivia y luego la miró a ella, “¿Tienes más que hacer?”
La mano de Ginés sobre la de Olivia se apretò inconscientemente..
Olivia retiró su mano y dejó el celular.
“Supongo que ya no.”
Celina siguió con la mirada a Olivia a través del vidrio hasta que subió al auto y se fue, solo entonces suspiro aliviada.
“Ella es la misma de siempre.”
Ginés no dijo nada.
Olivia se sentó en el auto, su rostro no mostraba gran emoción.
Jacinto le echó un vistazo cada cinco minutos.
“¿Qué tal si vas al oftalmólogo?”
Jacinto, mirando el tráfico adelante, parecia consternado, “¿No tienes nada que decir? Dos meses sin hablar y hoy de repente se juntan a comer dulces y tomar café, ¿qué estás pensando?”
Olivia jugueteaba con su celular, “Ellos me invitaron.”
Jacinto tensionó la mandibula, “¿Todo esto por un beneficio gratuito?”
Ella pasó otra etapa del juego en su móvil, “¿Tan barata me ves?”
“Entonces, dime, ¿cuál es tu razón?”
“Eres muy molesto.”
Jacinto asintió; esa respuesta era muy de Olivia.
“Al final, todos éramos apenas unos niños de diez años, no tiene sentido guardar rencor hacia nosotros mismos o con ellos.”
Olivia se mostró impaciente, “¿Por qué no saltas del coche y terminas con esto?”
Jacinto apretó el volante, “Eso no se puede hacer.”
Ella seguía yendo a la escuela como siempre y no mantenia distancia deliberada de Ginés.
A ella no parecía importarle, pero Ginés no lo permitia.
Él la vigilaba con particular intensidad.
Cualquier chico que se acercara a ella era “eliminado por él sin que ella se diera cuenta.
Con el tiempo, los dos daban la impresión de que ya estaban juntos.
Cuando los rumores llegaron a los oidos de Olivia, los encontró bastante absurdos.
¿Salir con Ginés?
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Al mediodía, cuando fue al comedor a almorzar, no le importó que Celina estuviera sentada enfrente y le dijo directamente a Ginés:
“¿Así que dicen que estamos saliendo?”
Celína se quedó pasmada por un momento, giró la cabeza hacia el siempre correcto Ginés y sin decir nada, se llevó una cucharada de comida a la boca.
Él la miró con indiferencia y dijo, “¿Tu tiempo de reacción no es demasiado largo?”
Olivia se quedó quieta por un instante, “¿De qué están hablando?”
La mirada de Olivia se desvió hacia Celina, “Obviamente, esto es un malentendido, no te lo tomes a pecho.”
No tenía tiempo para lidiar con una rival de amor que había surgido de la nada.
Celina abrió la boca, a punto de decir algo, pero Ginés dejó sus cubiertos sobre la mesa.
Observando sus ojos por un par de segundos, Olivia se puso de pie casi al mismo tiempo que él.
“De repente me siento un poco mal, ustedes sigan comiendo, yo me adelantaré.”
La expresión de Ginés se ensombreció.
Olivia no había dado dos pasos cuando alguien la agarró con fuerza y la guio hacia la salida del comedor.
No fue hasta llegar al lado de la cancha de baloncesto que Ginés la soltó.
La atmósfera entre los dos era tensa, ninguno de los dos habló
Después de un rato, Ginés tomó aire profundamente y dijo: “¿Estabas tratando de huir?”
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