La Caída y el Rescate del Amor Novela romance Capítulo 1902

Capítulo 1902

“Si.” Olivia cortó la conversación con un tono suave, “Así que si me enojo con él y le pido que me prepare el desayuno también es un asunto privado. Puedes tener curiosidad, pero indagar ya me parece demasiado. Creo que sabes bien por qué te lo digo, de lo contrario, no tendrías que ser tan cautelosa frente a mi.”

Celina se mordió el labio y no dijo nada.

Olivia se enderezó, su mirada era fría.

“Puede que no te guste lo que te voy a decir, pero si lo has buscado a propósito, no te sientas tan ofendida.”

Al echar un vistazo a los sandwiches que todavía estaban en el centro de la mesa, Olivia soltó una risal helada.

“Para ganarte el corazón de un hombre, primero tienes que conquistar su estómago. ¿Lo has logrado en todos estos años?”

Sus palabras fueron directas, ya no había lugar para la ignorancia, ya no podia seguir fingiendo.

Tal vez tocó una fibra sensible en el interior de Celina, porque finalmente levantó la mirada hacia Olivia. “Nadie conoce a Ginés mejor que yo.”

Ella alzó una ceja, apoyó la mejilla en su mano y la miró con un aire de interés.

Celina no la decepcionó y continuó: “Aunque tú lo conociste antes que yo, te fuiste de su lado por nueve años. Durante esos nueve años, he sido yo quien ha estado a su lado.”

El rostro de Olivia se enfrió aún más, ¿Estás tratando de presumir o qué? ¿Recordándome que deberia tener algo de dignidad? ¿Que ya es hora de ceder el lugar?”

Celina negó con la cabeza, “No te estoy presumiendo hi recordándote nada. Te estoy contando estos hechos para que entiendas que he crecido con él, que sé lo que quiere y por eso acepté que Ginés esté contigo.”

Olivia asintió, “Parece que debo agradecerte por aceptar nuestra relación.”

“Sé que pensarás que soy ridícula, pero si yo…”

“¿De qué hablan?”

La voz de Ginés llegó de repente, interrumpiendo a Celina.

Puso un plato de huevos delante de Olivia, “Aqui tienes lo que pediste, debes terminarlo.”

“Pero no pedidos huevos.”

“Ya hablaremos si no puedes más.”

Ginés se sentó junto a ella y le echó una mirada a Celina, “¿De qué estaban hablando?”

La chica se puso pálida y negó con la cabeza, “Nada.”

Ginés miró a Olivia, pero ella dijo:

“No era nada, de hecho, estoy bastante curiosa por saber qué ibas a decir.”

Celina tomó un sorbo de leche, “lo olvidé.”

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Olivia solo comió la mitad de su plato de huevos y luego lo empujó hacia Ginés, “¿Ya estás satisfecho?”

Él trajo el plato hacia sí, “No creo que quieras escuchar que ya estoy satisfecho.”

Olivia se limpió la boca con una servilleta, “¿Acaso parezco alguien que fuerza a los demás?”

“No estoy satisfecho.”

Ginés se comió la mitad del huevo frito que Olivia habla dejado.

Ella sonrió.

Cuando Ginés terminó, el teléfono de Olivia sonó.

Ella contestó la llamada y sin apenas cinco segundos de conversación dijo, “Bajo enseguida.”

Ginés la miró.

“Tengo un coche esperando.”

Olivia se puso de pie, “Hoy no voy a la universidad.”

Se pasó la mano por el cabello suelto y salió del comedor.

Algo no estaba bien.

Ginés podía notarlo.

Pero ya que Olivia había llamado a un chofer para que la recogiera, no había mucho que él pudiera hacer.

Bajaron juntos y antes de subir al coche, ella le recordo, como quien no quiere la cosa, “No te olvides del asunto de la tesis.”

Se acercó, le dio un beso en la frente y dijo, “A tus órdenes.”

Después de ver alejarse el coche de Olivia, Ginés se acercó a otro vehículo.

“Si no puedes aprender a hablar con ella, mejor habla menos. Si la irritas, el que tiene que consolarla soy yo.”

Mirando cómo se alejaba el coche con Ginés dentro, Celina se quedó parada alli, con profunda tristeza.

Ella sabía que la que realmente no la dejaba en paz era Olivia.

“Señorita Celina”, el chofer a su lado la recordó.

Ella volvió en sí, tomó una profunda respiración y se inclinó para subir al auto.

sión de

Las palabras no terminadas de Celina, dejaron a Olivia con una espina clavada.

Aunque se decía a sí misma que no debía darle importancia, esas palabras siempre encontraban manera de colarse en su cabeza durante sus momentos libres.

Pero, ¿si yo…?

¿Si yo qué?

Dándole vueltas al asunto, estaba segura de que lo que Celina no terminó de decir no era nada bueno.

Sin embargo, ese tipo de conversación con Celina solo podia darse una vez.

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El asunto quedó sin respuesta y con el paso del tiempo, fue perdiendo importancia.

Pero después de eso, Celina pareció comenzar a evitarla, sus visitas a la casa de Ginés se hicieron

escasas.

Solo eran escasas.

Después de todo, habían crecido juntas y no podían cortar vinculos tan fácilmente.

Durante los últimos meses de universidad, la actitud de los estudiantes comenzó a asentarse, ya no eran tan ostentosos ni temerarios, estaban notablemente más callados que antes.

Quizás era la despedida, la presión de escalar a un nuevo nivel, la emoción de emprender el camino que llevaban planeando con tanto ardor en sus corazones o tal vez la incertidumbre y el temor al futuro.

Pero para algunos, como Olivia o Ginés, nada de eso tenia mucho significado.

De hecho, Ginés ya estaba desplazando su enfoque.

Gracias a Félix, Olivia disfrutaba de ser la jefa despreocupada.

Félix incluso le sugirió que si se aburría, podía seguir estudiando en la universidad.

Después de todo, eso no era un gran desafío para ella

Pero ella rechazó la idea sin vacilar.

Se mostró complacida sin ambiciones mayores y Félix no tuvo más remedio que aceptarlo.

Ginés no podia encontrarle fallo a Olivia.

Excepto cuando se trataba de Celina.

Desde que Olivia volvió a ver a Celina, simplemente pensó que su relación en el pasado era solo un juego de niños y que el casi haber perdido la vida por ella fue simplemente porque habían jugado demasiado fuerte. No podía alejar a la chica por cosas que habían pasado en la infancia.

Tampoco podia mantener prejuicios contra ella por viejos resentimientos.

Pero el tiempo y los hechos demostraron que, simplemente, no había química natural ellas.

Sin embargo, por alguna razón, no podia deshacerse de ella.

Su intolerancia hacia Celina crecía dia a dia y ya no ocultaba su desagrado en su trato

Había pasado más de un mes desde aquella mañana en la que se habian separado en n

Una tarde, Ginés fue a recogerla a la universidad.

Ella iba a sentarse automáticamente en el asiento del copiloto, pero el chofer salió y le abrió

trasera.

Ginés estaba sentado adentro.

Capítulo 1902 1

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