La Caída y el Rescate del Amor Novela romance Capítulo 2016

Capítulo 2016

“¿Qué estás haciendo?”

Alicia frunció el ceño al preguntarle, pero Octavio simplemente arrancó el coche sin decir una palabra, dio la vuelta y se fue.

Alicia se impacientó, “¿A dónde me llevas?”

“Vamos a saldar cuentas.”

Tan directo como siempre, Alicia entendió perfectamente y sus ojos se entristecieron, pero lo que dijo fue simplemente “detente“.

Octavio actuó como si no la escuchara.

“No quiero ir.”

“¿Vas a resentirte, a enfermarte de la rabia y luego a guardarme rencor? No estoy defendiendo a Mireia, ni siquiera si la protejo es por ella. No tengo nada de qué avergonzarme, pero tampoco quiero que pienses que tengo algo con ella. Vamos a saldar cuentas para que no haya malentendidos.”

Alicia respiro profundamente, “Lo sé, por eso te digo que detengas el coche. No quiero ir.”

Octavio no dijo nada, pero tampoco detuvo el coche.

“Octavio, yo no sé nada de negocios, no puedo ayudarte en tu trabajo. Lo único que puedo hacer es intentar no causarte problemas ni retrasarte.

Estoy furiosa y me siento lastimada, pero ya lo estoy soportando. Tal vez no entiendas lo difícil que es para mi simplemente ‘soportar algo como eso, así que no desperdicies mi energia. Solo estoy diciendo que no quiero ir ahora, eso no significa que esto se va a olvidar.

No te guardo ningún remordimiento, pero he aguantado todo esto por ti. Si tienes conciencia, considéralo una deuda conmigo, y piensa en cómo compensarme y hacerme feliz.”

Finalmente, Octavio detuvo el coche a un lado de la carretera.

Hubo un silencio tenso en el interior del coche mientras sus manos seguían apretando el volante.

portar.

¿Acaso él no lo entendía?

“Nadie lo entiende mejor que yo.”

Aunque Alicia se sintió aliviada cuando él detuvo el coche, sus palabras desconcertantes la hicieron girar casi instintivamente para mirar a Octavio.

“¿Qué?”

La funda del volante mostraba claramente las huellas de sus dedos.

Él se giró, la miró, su apuesto rostro parecía contorsionarse por la tensión.

“Está bien, entonces no vamos a saldar cuentas.”

Después de un rato, él dijo eso, y Alicia sintió que esas palabras realmente no coincidian con su expresión facial actual.

“¿Qué es lo que realmente quieres decir?”

Octavio giró el volante, y el coche siguió avanzando.

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“Voy a advertirle a Mireia de nuevo. Por ahora, concentrate en tus estudios. Aunque no planees administrar el Grupo Valdiva en el futuro, al menos debes entender lo básico para no ser engañada.”

Alicia se sintió complacida con las palabras “de nuevo en su primera frase, y su ceño fruncido se suavizó un poco

“¿No estás tú también?”

Octavio cambió el tema a propósito, mientras Alicia observaba su perfil, se dio cuenta de que sus labios tensos esbozaban una sonrisa apenas perceptible.

“¿No te preocupa que pueda ser yo quien te venda en el futuro?”

Alicia parpadeó naturalmente y sonrió suavemente, “Mi papá dice que naciste para hacer negocios, eres listo y tienes una habilidad única.”

Octavio la miró de reojo, “¿No te parece incómodo decirle esas cosas a la persona misma?”

Alicia no pudo evitar reirse. ¿Así que el también se sentia avergonzado cuando lo halagaban?

¿Le daba vergüenza el elogio?

“Tienes un talento natural para los negocios, empezaste temprano y ahora eres completamente autónomo. Yo simplemente no tengo ese talento, empecé mucho después que tú. Aunque estudie ahora, nunca te alcanzaré. Si decides venderme, ¿de qué sirve que yo aprenda mucho más? ¿Alguna vez ha fracasado algo que tú decidiste hacer?”

Octavio apretó los labios, “Mi punto es que te involucres, que entiendas los documentos, que conozcas la situación general de la empresa y prevengas problemas. Si realmente sucede algo, debes saber qué es…

“Contigo aquí, ¿cómo va a haber problemas? Si los hay, solo podría ser porque tú quisiste que los hubiera… Si sé demasiado y llega ese día, tendria que ver con mis propios ojos todo lo que me has hecho… ¿No crees que eso seria aún más doloroso?”

La expresión en el rostro de Octavio parecia inmutable, pero a la vez parecía haber cambiado.

Alicia sonnó, “Solo estoy hablando. Después de todo, el Grupo Valdivia será mio, y lo mio es tuyo, es de los dos, ¿cómo podría pasar algo ridiculo?”

“Nosotros.” Octavio habló con una calma que parecía saborear el significado de esa palabra.

“Claro, de nosotros.” Alicia respondió sin pensar, y al ver que el coche avanzaba suavemente, cambió de tema: “¿A dónde me llevas?”

“A casa, para mostrarte algo.”

Alicia arqueó una ceja, pero no dijo nada más.

El coche aceleró, zumbando por la amplia carretera flanqueada de cipreses.

Al llegar al apartamento, parecía que nada había cambiado.

Pero Alicia observaba la habitación, dando varias vueltas, hasta que Octavio, cambiándose las zapatillas, la miro y preguntó: “¿Qué estás buscando?”

Alicia negó con la cabeza, “Es extraño, solo fue una noche sin dormir aquí, y ya se siente distinto.”

Habló y luego se giró para sonreírle a Octavio, “¿Seré tan desapegada como tú? A pesar de que este lugar

tiene tantos recuerdos especiales, parece que puedo olvidarlo tan fácilmente. Al menos esta vez ni siquiera lo pensé.”

Octavio se inclinó para sacar unas pantuflas de felpa y las colocó debajo de sus pies.

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Ella se sacó los zapatos y se metió en las pantuflas, preguntando, “¿Pensaste que no vendría de nuevo y por eso recogiste las pantuflas que uso a diario?”

“Supongo que no queria que se llenaran de polvo.”

Alicia sonrió irónicamente, mirando otro par de pantuflas simples en la esquina.

“¿Ha venido alguien?” Se quitó el abrigo de plumas y lo colgó en el perchero de la entrada.

Octavio respondió con un “mm” al notar su mirada, “Mamá estuvo aqui.”

Alicia se detuvo.

Sus hermosos ojos giraron y soltó una risita.

“¿Vino a buscarme?”

Se detuvo abruptamente y se volvió hacia Octavio, ¿Vino a reñirme porque golpeé a Mirela en el set, o… a regañarme en su lugar?”

Octavio con indiferencia, “No.”

Alicia lo miró sonriendo, “Preferiría que dijeras que si.”

“Pero no es asi.”

“Sé que tu madre prefiere a Mireia. Es más fácil para mi aceptar que vino a ajustar cuentas conmigo por

ella, que tú me hayas echado de la mansión por un malentendido con Mireia, ¿no crees?”

Octavio bajo la mirada hacia su rostro sonriente y la pregunto: “¿Eso te haria feliz?”

“¿Acaso no debería hacerlo?”

El había traído a Alicia a casa solo para protegerla de Lorena, no solo para aclarar malentendidos sino también para hacerle saber que la estaba cuidando.

No podría estar más contenta.