La Caída y el Rescate del Amor Novela romance Capítulo 69

Capítulo 69

“¡Raquel!”

Rosa gritó conmocionada, pero al ver que José permanecía a su lado con cara de indiferencia, solo podía cubrirse la boca y mirar con incredulidad a Raquel, quien estaba tan adolorida que no podía gritar, pálida y llena de sudor. Asustada, Raquel se escondió en los brazos de Héctor.

El rostro de Héctor se ensombreció tras el susto.

Escudo a Rosa detrás de él y agarró la mano de José.

“Señor, ¿no le parece demasiado?”

José se deshizo de la mano de Héctor, Raquel gritó de nuevo y se desplomó al suelo.

“Sr. Cedrés, es usted realmente parcial. Si ella no hubiera lastimado primero a la señorita Selena, itampoco la hubiera lastimado a ella!”

“Pero ella no se ha metido contigo!”

José se puso de pie con cara indiferencia, sin decir ni una sola palabra, se alejó de ellos, se sacudió las manos, su gesto de disgusto era obvio. “Simplemente se metió con la persona equivocada“. Dijo José con una cara seria.

¿La persona equivocada?

Héctor frunció el ceño, miró a Selena, quien estaba de pie a un lado, con una cara algo sospechosa.

¿Eran sus amigos? ¿Cómo podría ella conocer a estas personas?

José se mostró frío, “Deberían sentirse afortunados de que lo haya hecho hoy, si no lo hubiera hecho, créanme, les habría ido peor.

Solo unos pocos podían hacer que el señor se tomara la justicia por su mano.

Sin embargo, estaba claro que también eran capaces de hacer que el Señor se enfadara.

Después de que José terminó de hablar, se volteó hacia los guardaespaldas que estaban de pie a un lado y dijo:

“Sigan destruyendo, al señor no le gusta este auto, ¡destruyelo!”

¿De dónde viene este hombre?

¿Existe tal hombre en Santa Mónica? ¿Cómo no se había dado cuenta antes?

Casi en el segundo en que la ventana del coche se detuvo, la voz del hombre, sin la más mínima emoción, comenzó a resonar en el aire.

“Llévala al hospital, y pague el coche como siempre“.

Raquel se sentó impotente en el suelo, sin ver a través de la ventanilla abierta del Maybach, ni notó la cara del hombre.

Solo sabía que debía abrazarse los hombros, jincluso su llanto se había vuelto ronco!

Sentía rabia, resentimiento, lo que estaba atravesando ahora era una desgracia para ella, todo gracias al hombre que hablaba desde el coche. “¿Realmente puedes pagar por esto?”


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