—Por favor, no culpe a mi hermana, señora Navas. Es cosa del pasado. Delfma era joven. Fue sólo un desliz...
Ámbar fingió pedir clemencia en nombre de Delfma. En realidad, estaba avivando las llamas a propósito. Tal y como quería, esas palabras atrajeron al instante la ira de Susana. Agarró la mano de Ámbar y la interrumpió diciendo:
-¿Todavía la defiendes? Ella conspiró para robarte a tu prometido, y además no tiene ningún sentido del decoro. Está manchando el nombre de los Echegaray.
Susana se puso cada vez más nerviosa mientras continuaba. Entonces señaló a Delfma.
-¡Será mejor que te vayas ahora mismo! Tú...
Susana aún tenía más palabras que decir, pero entonces Santiago la detuvo con un gesto. Su mirada se ensombreció mientras agarraba la muñeca de Delfma y le lanzaba unas frías palabras.
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