La Ex del CEO Lo Abandona Otra Vez romance Capítulo 2

El sábado por la tarde, Lucila llamó a Citrina para invitarla a comer a casa.

Al llegar, Citrina escuchó voces en la sala.

Su padre estaba charlando animadamente con Leopoldo, mientras compartían un café recién hecho.

Recordó entonces su relación de tres años con Arno, y cómo él nunca había mostrado interés en conocer a su familia.

Eso le dejaba claro que, en el fondo, él nunca había considerado llevar una vida juntos.

Ayudando a su madre en la cocina, Citrina se sorprendió al ver la cantidad de platos que estaban preparando. "Tu padre mantuvo su trabajo y además lo ascendieron a jefe de seguridad", le explicó Lucila con una sonrisa de oreja a oreja.

Citrina no pudo ocultar su asombro. "¿Pero no decían que iban a despedirlo? Estaba buscando algo más tranquilo para él", le comentó mientras pelaba frutas y verduras.

"Resulta que llegó un nuevo jefe a la empresa, y no solo no despidió a tu padre, sino que lo promovió", le dijo Lucila. "Esto es pura suerte, hijita."

En ese momento, Nicolás entró apresurado a la cocina. "Amor, prepara unos platos más. El jefe de la empresa me llamó para preguntarme por un buen restaurante en la zona y terminé invitándolo a comer aquí. Aceptó sin pensarlo."

Lucila y Citrina, "..."

La sorpresa fue aún mayor para Citrina cuando, al abrir la puerta, se encontró con Arno parado allí, con las manos vacías.

Su padre lo recibió con una mezcla de respeto y entusiasmo, mientras Citrina no podía creer que el nuevo jefe de su padre fuera él.

En la sala, la tensión era palpable.

Mientras ayudaba a su madre a llevar la comida a la mesa, Citrina se sintió incómoda al ver a sus padres tan atentos y serviciales con Arno.

La conversación durante la comida fue forzada.

Arno, con la confianza de quien se sabe en posición de poder, le preguntó a Leopoldo por su trabajo.

"Soy agente inmobiliario", le respondió Leopoldo, aunque sintió cierta presión ante la actitud de Arno.

"Vaya, entonces vendes casas".

El comentario de Arno hizo a los demás sin palabras.

Luego, con un tono de voz que rozaba la condescendencia, continuó, "Tengo un par de propiedades en la ciudad que han estado vacías por un tiempo. Si tú te encargas, no necesito contactar a otra agencia."

Citrina observaba la escena con desazón, molesta por la actitud arrogante de Arno.

Con prisa, Leopoldo dijo, "Entonces, envíame la dirección más tarde. Iré a ver las casas esta tarde y pondré la información en la red".

"Bien".

La comida terminó y Citrina no veía la hora de que Arno se marchara.

No soportaba la deferencia con la que sus padres lo trataban.

Sin embargo, fue Leopoldo quien tuvo que salir primero, debido a una llamada de trabajo.

"Disculpen, tengo que mostrar una casa a un cliente. Me voy", se despidió Leopoldo, saliendo con prisa.

Con la salida de Leopoldo, la tensión en la sala se volvió aún más incómoda.

Citrina deseaba que Arno se fuera pronto, no quería seguir viendo a sus padres en esa situación.

Arno parecía no entender la situación, a pesar de que a toda la familia le caía mal, él seguía sentado sin moverse.

Si él no se marchaba, los demás tampoco se sentían libres para hacerlo.

"Papá, mamá, tengo un seminario esta tarde, me voy. Ustedes deberían descansar un poco." Citrina no quería que sus padres siguieran forzando sonrisas con Arno.

"Entonces yo también me retiro." Arno se levantó y se abotonó su saco, "Señorita, permítame acompañarla."

Citrina lo rechazó, "No es necesario."

"No es molestia." Arno dirigió la mirada hacia Nicolás, "Disculpen la interrupción de hoy."

Nicolás se apresuró a pararse, "No hay de qué."

"Si necesitan algo en el trabajo, me pueden hablar directamente." Arno añadió.

Nicolás se quedó sorprendido, balbuceando un "Claro, claro."

"Vámonos." Arno se giró y le echó un vistazo a Citrina.

Citrina entendió lo que Arno insinuaba, él estaba usando el trabajo de su padre para manipularla.

...

"La verdad es que deberías haberla mimado un poco, y después de cansarte, dejarla ir." Un amigo le servía más vino a Arno, tratando de consolarlo.

"Esa es una mala idea. Una mujer puede querer cualquier cosa, pero en cuanto quiere matrimonio, los problemas comienzan. Lo mejor es dejarlo si hay que dejarlo." Otro de sus amigos no estaba de acuerdo.

"¿Como para que termines bebiendo solo durante siete días?"

"Mira, Arno, obviamente estás sufriendo por amor, ¿no?"

"Es que te has enamorado."

Una mirada fría de Arno silenció al amigo, quien de inmediato se levantó, "Ay, olvidé devolverle la llamada a mi amor. Voy a hacer una llamada afuera, ya vuelvo."

No pasó mucho tiempo antes de que el amigo regresara emocionado, "Arno, vi a Citrina. Está bebiendo con un grupo de amigos."

El cigarrillo en la boca de Arno se torció ligeramente, y su mirada se volvió cada vez más sombría.

...

Leopoldo había vendido la casa de Arno y había ganado una buena comisión.

Estaba tan emocionado que invitó a sus amigos a comer y beber, y le pidió a Citrina que se uniera.

Citrina no quería arruinar su ánimo, y como él quería presentarla a sus amigos y compañeros de trabajo, se sentía valorada.

Cuando estaba con Arno, siempre se sentía como una amante a la cual no se le permitía salir a la luz.

Escuchando a ese grupo hablar y reír, Citrina simplemente no podía encajar.

Se excusó para ir al baño y, al salir, no quiso volver al salón donde estaban.

Recostada en la pared del pasillo y usando su teléfono, no le prestó atención a la persona que se le acercaba.

Hasta que esa persona se quedó a su lado por un largo rato, fue entonces cuando levantó la vista.

Resultó que, Arno estaba recostado contra la pared, mirándola de reojo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Ex del CEO Lo Abandona Otra Vez