La mate de Hades. romance Capítulo 35

Se amaban tanto que se hacían daño.

Eso era lo que pasaba con Hades y Ónix, ambos estaban tan hundidos en su mierda, Ónix había cumplido diecisiete y a la vez dieciocho. Había empezado a crecer, a madurar, a ver la vida de forma diferente y de colores oscuros que nunca quiso ver. La Omega había empezado a usar sus poderes, a volar más allá de las nubes que quienes no se atreven y no pueden miran.

A veces sentía libertad en su alma, y otras se sentía encerrada en un caparazón que quemaba a quien lo tocaba.

Y Percy frente a ella era evidencia de ello, ellos se habían vuelto acercar después de mucho tiempo, o mas bien una semana; Sky había salido y todos aprovechaban esos momentos, ella ya estaba a la par con ellos y sabía, también sentía el miedo que habían vivido.

—¿Por qué hasta ahora...? —Preguntó ella.

—Ónix, siento decirte que no eres la primera; no sé porqué debía haber un trato especial contigo. —Aquellas palabras hicieron que un cosquilleo en su garganta surgieran.

—¿Y que se supone que pasará conmigo, Percy? —Él negó, se negaba —¡Oye! Yo soy Ónix, maldita sea, soy una rebelde y mi mejor amiga es una perra empoderada, ¿¡Crees que me doblegare ante un hijo de puta!?

Aquello hizo que Percy sonriera, a pesar de eso ella sabía que estaba nervioso. Su pierna derecha no paraba de moverse y evidenciaba que seguía nervioso y asustado.

—¿Cómo conociste a Liz?

—Yo no la conocí, Percy lo hizo. A través de mi poder... Él —Sus ojos la miraron con pena a ella. Esta simplemente no entendía que estaba pasando.

—¡Dime ya!

—Sky se disfrazaba de mi —Los ojos de Ónix parecían quererse salir de sus órbitas —Estuve pocas veces contigo, cuando... Cuando Rea te atacó yo estaba, y era el verdadero. Quien nos regañó era Sky, es complicado, lo sé, lo hace tan bien... Él soy yo, yo soy parte de él, ha pasado tanto tiempo sucediendo que ya me he acostumbrado.

—Espera, tú... —Había enojo en su mirada, rabia comprimida, ¡Estaba furiosa! —Me estás diciendo que con quién casi follo era... ¿¡Sky!?

El cuerpo de ella se levantó, sus pies se movieron con rapidez, ella no entendía absolutamente nada; Percy debía estar mintiendo. —¿Quien me asegura que tú no eres Sky disfrazado en el cuerpo de Percy?

El mencionado asintió y también se levantó poniéndose frente a ella.

—Es bueno que no confíes en mí, Ónix, confía solo en tus alas; son tus únicas amigas.

—No sé si ellas son reales... —Ambos ojos se encontraron, ahora Ónix lo sabía. Percy era una víctima como ella.

—No lo son... Cuando vueles nunca lo hagas confiada.

—Carajo, ¿Me estás diciendo que no soy una híbrida?  —Y aquello no la hacía sentir triste, al contrario. Sentía una liberación dado que se sentía que su alma estaba comprometida con Sky.

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